Viaje al centro¡ otra vez
La presi¨®n de Podemos desde las instituciones y de Vox desde las barricadas de los descapotables parecen haber encendido algunas alarmas
A pesar de las admoniciones de Felipe Gonz¨¢lez al PSOE que gobierna en modo Frankenstein (?Rubalcaba) o de Aznar al PP cuando no se rige bajo la doctrina FAES, los grandes partidos no son los mismos que ellos comandaron. Se han redefinido con estrategias que inevitablemente deben mucho a la presi¨®n de los nuevos actores, ya sean competidores, ya aliados inmediatos o potenciales. Se ve un retorno al bipartidismo en los sondeos, pero en ning¨²n caso es un retorno al viejo felipismo o aznarismo. El futuro no ser¨¢ lo que era. Con todo, despu¨¦s de semanas de polarizaci¨®n creciente, estos ¨²ltimos d¨ªas se han manifestado se?ales de cierta moderaci¨®n, y como no es f¨¢cil creer que hayan experimentado repentinos ataques de prudencia, probablemente sea la convicci¨®n t¨¢ctica de que alejarse del centro conlleva riesgos para las mayor¨ªas. El propio Aznar, ahora jupiterino, se declaraba siempre de viaje al centro¡ tanto que Alfonso Guerra ironizaba: ¡°?De d¨®nde vendr¨¢ el PP, que lleva tantos a?os viajando al centro?¡±.
Por supuesto ambos act¨²an como si su voluntad de moderaci¨®n chocara con la radicalidad del otro. Casado dice que La Moncloa alienta una ¡°estrategia de divisi¨®n¡± fomentando los bloques para ¡°una etapa de fractura social¡± a golpe de crispaci¨®n; y S¨¢nchez le replica: ¡°Si elige la unidad aqu¨ª, est¨¢ el Gobierno; si contin¨²a la bronca, ah¨ª tiene a la ultraderecha¡±. En todo caso, m¨¢s all¨¢ del ventajismo previsible, los dos parecen inquietos con la percepci¨®n de estar siendo arrastrados por los partidos de los extremos. El PSOE ha llevado a Ciudadanos a La Moncloa con escenograf¨ªa de cumbre, tratando de actuar b¨ªblicamente para pactar con la mano derecha algo distinto a la mano izquierda. Est¨¢n yendo del ¡°con Rivera, no¡± al ¡°con Arrimadas, s¨ª¡± para no ofrecer una foto fija con Esquerra o EH Bildu, que necesariamente se encanallar¨¢ en campa?a, ni verse muy se?alados por las maniobras de Unidas Podemos para crear espacio propio con la Monarqu¨ªa, el golpismo o la Guardia Civil. El pactismo constructivo de Ciudadanos complica el no sistem¨¢tico del PP, y este ya ha reaccionado con el voto al ingreso m¨ªnimo, el pacto educativo o el di¨¢logo de la nueva normalidad. Casado, despu¨¦s de meses de oposici¨®n ¨¢spera a cara de perro para que Vox no catalizara la ira frustrada de la calle, se postula en G¨¦nova a fin de liderar una ¡°mayor¨ªa centrada¡± y ¡°amplia¡± bajo el signo de la moderaci¨®n para ser esa ¡°gran plaza mayor de la Espa?a constitucional¡±.
Ser¨ªa prematuro, y seguramente ingenuo, pensar que esto va a cambiar las cosas sin la modulaci¨®n de los plazos electorales. Pero la presi¨®n de Podemos desde las instituciones y de Vox desde las barricadas de los descapotables parece haber encendido algunas alarmas. Las olonas y los echeniques se aferrar¨¢n a sus relatos, pero tambi¨¦n los garciaegeas y las lastras. No obstante, los dos grandes partidos parece que van a frenar el centrifugado, conscientes de que las elecciones no se ganan hacia los extremos, aunque por ah¨ª se ensanchen los espacios. O sea, una vez m¨¢s, sacando billete para viajar al centro.
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