Reforma fantasma

Si Henry Ford resucitara, no reconocer¨ªa la empresa que fund¨®. En cambio, el Conde de Romanones se sentir¨ªa hoy en casa en cualquier ministerio, porque su estructura organizativa es b¨¢sicamente la misma que hace un siglo. El exministro Jordi Sevilla utiliza esta comparaci¨®n para subrayar la secular falta de reformas en nuestro sector p¨²blico. Y la crisis de la covid-19 lo ha evidenciado. No tenemos una Administraci¨®n preparada para los retos de nuestro tiempo.

Los empleados p¨²blicos, de los sanitarios a las fuerzas de seguridad, han actuado de forma ejemplar. Pero el sistema presenta enormes deficiencias. La abundancia de obst¨¢culos burocr¨¢ticos ha dificultado la compra y fabricaci¨®n de material sanitario. La escasez de personal cualificado ha impedido una buena gesti¨®n de los datos. El Ministerio de Sanidad ha acaparado un poder que exced¨ªa sus capacidades operativas. Y todo regado con un exceso de pompa pol¨ªtica y legalismo procedimental en cada una de las actuaciones p¨²blicas.

Son problemas viejos, que arrastramos porque nuestros pol¨ªticos no tienen el coraje de reformar la Administraci¨®n. Con lo que ahora esta se enfrenta a una labor tit¨¢nica: acomodar las mayores demandas sociales de la historia reciente con d¨¦ficits presupuestarios perennes y estructuras organizativas caducas. Una declaraci¨®n suscrita por 15 acad¨¦micos y expertos espa?oles argumenta que, para que Espa?a pueda hacer frente con ¨¦xito al escenario poscovid-19, necesitamos transformar un sector p¨²blico programado para seguir pautas establecidas en uno con laboratorios de innovaci¨®n y evaluaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas, que pase de medir los outputs (ejemplo, n¨²mero de consultas, personas cubiertas por una prestaci¨®n social) a los outcomes (ejemplo, cu¨¢ntas personas han conseguido trabajo gracias al programa X). Con escasas excepciones, en Espa?a no sabemos si estamos gastando el dinero p¨²blico de forma eficaz y eficiente. Nuestra Administraci¨®n necesita internalizar talento y externalizar el tr¨¢mite, con reg¨ªmenes de empleo m¨¢s din¨¢micos, centrados en el rendimiento y la adaptaci¨®n al cambio; no en superar oposiciones.

Estos cambios necesitan contar con los trabajadores p¨²blicos, pero, como suele ocurrir en Espa?a, no pueden depender exclusivamente de ellos y ellas. Necesitamos un gran pacto pol¨ªtico para despistar al fantasma de Romanones si vuelve a aparecer. @VictorLapuente