Cuento del covid en C
Concepci¨®n Camarena Covarrubias confirma la curva de los contagios, la contingencia del confinamiento, el cambiante contraste entre confianza y coraje, las calles de Coyoac¨¢n casi convertidas en crucigrama de cuento
Condenada al confinamiento contra su conciencia, Concepci¨®n Camarena Covarrubias se consuela cantando canciones caribe?as. Casi catat¨®nica con ciertas contracciones, Concha Camarena camina cortos circuitos centrados y conc¨¦ntricos en el coraz¨®n de su casita de Coyoac¨¢n: cabalga callada, casi casi completando el c¨ªrculo callado de su ya conocida castidad y convierte su colch¨®n en caverna de cuarentena con cada conversaci¨®n sin c¨®nyuge ni combate, sin compa?¨ªa ni compasi¨®n.
Concha Camarena comienza una corta campa?a de cursos ¡ªen cuadernos de cursivas, cuentas y cruces¡ªcomo colegio sin compa?eras, calific¨¢ndose con crayolas calentadas con cerillos ¡ªcomo cera. Coletas de cabello de colegiala, carita con cachetes carmes¨ª y contenci¨®n de carcajadas para cumplir cada curso con coreograf¨ªas camufladas por cortinas, cortando compartir con el contingente del condominio cada cent¨ªmetro de su confusi¨®n o confesi¨®n del confinamiento.
Cada clavo del cerebro ha cimbrado su convencido credo de que contra covid conviene calar cerebelo y cerviz en cuantiosas cuestiones casi cisternas de contradicciones y convicciones confesionales que se contraponen a lo convencional. Conchita Camarena Cobarrubias ¡ªcasi consciente de su c¨®mica consternaci¨®n¡ª calma o contiene la cacareada caravana de cl¨¢usulas y c¨®digos con cada cuchara curiosa de su coqueto coraz¨®n: cuenta cuentos que no comparte, canta cantos sin cornetas, cosiendo calcetines sin par; cuando campeaba en centros comunitarios de compa?eras o contempor¨¢neos, Concha comulgaba con sus credos y ceremonias¡ casi como cumple con casi todas las creencias en caliente que confecciona y confronta a solas.
Concha cubre con crema su cara y consulta la curva de contagios. Coloca en cenicero su corona y cuela su cazuela de clavo y canela; cierne su cabeza de cabellos como caracoles y coloca cada c¨¢psula en la cestita de su c¨®moda. Concha confirma la curva de los contagios, la contingencia del confinamiento, el cambiante contraste entre confianza y coraje, las calles de Coyoac¨¢n casi convertidas en crucigrama de cuento, los calambres y la calentura, la contundente confesi¨®n de un comentarista y clim¨¢tica y cotidianamente, Concepci¨®n Camarena Covarrubias¡ claudica.
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