Apple y los impuestos
El Tribunal General de la UE propina un varapalo a la Comisi¨®n con una sentencia de grandes repercusiones
El Tribunal General de la UE anul¨® ayer la decisi¨®n de la Comisi¨®n que impon¨ªa a Irlanda el deber de cobrar 14.300 millones de euros a Apple por haber tributado mucho menos de lo que le correspond¨ªa. Se trata de una sentencia que ser¨¢ discutida ¡ªy probablemente recurrida por Bruselas ante la instancia superior, el TJUE¡ª, sobre un asunto pol¨¦mico que enciende los ¨¢nimos de contribuyentes, competidores y Gobiernos.
Aunque los magistrados avalan la conveniencia de la investigaci¨®n que realiz¨® Bruselas sobre los tax rulings irlandeses (acuerdos impositivos individualizados de car¨¢cter preferencial para ciertas empresas) y denuncian las ¡°lagunas¡± e ¡°incoherencias¡± de esos pactos, propinan a la Comisi¨®n un fuerte varapalo al sostener que no logr¨® demostrar las conclusiones que condujeron a la sanci¨®n econ¨®mica m¨¢s cuantiosa de la historia europea.
Seg¨²n su razonamiento, la Comisi¨®n no acredit¨® fehacientemente que los ingresos reclamados representasen el valor de las actividades efectivamente realizadas por las sucursales irlandesas de la tecnol¨®gica y que Irlanda le hubiese facilitado con los acuerdos discutidos ¡°una ventaja selectiva¡± frente a otras compa?¨ªas. El argumento contrasta con la realidad de que una de las filiales declarase en 2011 una base imponible de 50 millones de euros y unos beneficios de 16.000 millones. Y con el hecho de que redujese su tributaci¨®n efectiva en Europa al 0,005% de los beneficios en 2014, dos a?os antes de la sanci¨®n.
La decisi¨®n del tribunal, si adquiere firmeza, afectar¨¢ al libre juego competitivo entre empresas; a las pol¨ªticas gubernamentales de localizaci¨®n empresarial mediante facilidades extraordinarias; y en general a las ayudas de Estado, un pilar de la pol¨ªtica de competencia, junto a la persecuci¨®n de acuerdos de c¨¢rteles o los abusos de posici¨®n dominante. Que es a su vez un instrumento clave para alcanzar un mercado con condiciones iguales para todos, y un n¨²cleo duro de los atributos de la Uni¨®n en pol¨ªtica econ¨®mica general. Pero tambi¨¦n plantea nuevos interrogantes sobre la imposici¨®n a las multinacionales tecnol¨®gicas ¡ªla tasa Google¡ª que Europa est¨¢ discutiendo con EE UU, y con otras econom¨ªas en el seno de la OCDE. Quiz¨¢ por eso el Ejecutivo comunitario empieza a proponer ahora un salto cualitativo: la aproximaci¨®n o armonizaci¨®n b¨¢sica de normativas fiscales entre los distintos pa¨ªses de la Uni¨®n, si alguna ¡°falsea las condiciones de competencia¡±. Se basar¨ªa en el nunca utilizado art¨ªculo 116 del Tratado de Funcionamiento (TFUE), que permite soslayar la obstaculizadora unanimidad y actuar por mayor¨ªa cualificada. A grandes males, grandes remedios.
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