?Hace Suiza lo suficiente para proteger el clima?
La pol¨ªtica contra el cambio clim¨¢tico de la mayor¨ªa pol¨ªtica es insuficiente; es solo ¡®un paso intermedio¡¯
En 2007, los que hoy forman la Juventud a Favor del Clima apenas acababan de dejar los pa?ales cuando un cient¨ªfico ambiental en ciernes anticip¨® su manera radical de luchar. Bastien Girod no organiz¨® ninguna huelga escolar, pero pos¨® desnudo por la causa. Con ello atrajo suficiente atenci¨®n para desarrollar una carrera parlamentaria rel¨¢mpago. Actualmente forma parte del nuevo establishment clim¨¢tico del Parlamento, y podr¨ªa ser el primer ecologista en entrar en el Gobierno suizo.
Girod tiene 39 a?os, y su avance a marchas forzadas a trav¨¦s de las instituciones representa un cambio tect¨®nico en el sistema pol¨ªtico de la Confederaci¨®n. En las elecciones generales de oto?o de 2019, los ecologistas experimentaron un crecimiento hist¨®rico. A ello se a?adieron los dividendos del Partido Verde Liberal, una escisi¨®n en l¨ªnea con la econom¨ªa de mercado. Junto con los socialdem¨®cratas, ambos forman el n¨²cleo de la coalici¨®n defensora del clima que actualmente impulsa la pol¨ªtica clim¨¢tica.
El giro pol¨ªtico no se debi¨® solo a la creciente conciencia ambiental de la poblaci¨®n o a Greta Thunberg y la presi¨®n de la calle. A ¨¦l contribuy¨® tambi¨¦n una arriesgada maniobra t¨¢ctica: poco antes de las elecciones, el Parlamento debati¨® una nueva ley medioambiental cuyo objetivo era controlar las emisiones de gases de efecto invernadero de Suiza. La que entonces era mayor¨ªa de centro derecha logr¨® suavizar la disposici¨®n de manera que fuese favorable a la econom¨ªa. Entonces, los rojiverdes apostaron a todo o nada.
En una alianza espuria con pol¨ªticos de extrema derecha, los Verdes, el Partido Verde Liberal y el Partido Socialista dieron al traste con su proyecto m¨¢s querido. La se?al pudo haber tenido consecuencias devastadoras, pero el electorado entendi¨® el mensaje: si quer¨ªa un cambio de pol¨ªtica clim¨¢tica que no fuese meramente cosm¨¦tico, ten¨ªa que darles la mayor¨ªa.
La primera consecuencia del rechazo de la ley fue la ca¨ªda del noveno al decimosexto puesto en la clasificaci¨®n mundial ?ndice de Desempe?o frente al Cambio Clim¨¢tico (IDCC). Aunque la posici¨®n de Suiza sigue siendo buena en comparaci¨®n con la de los dem¨¢s pa¨ªses representados en la alianza de peri¨®dicos LENA ¡ªFrancia ocupa el 18? puesto; Alemania, el 23?; Italia, el 26?, y B¨¦lgica, el 35?¡ª, el descenso fue un duro golpe para la imagen de <CF1001>ni?o modelo</CF> que el pa¨ªs de la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica tiene de s¨ª mismo. Los autores de la clasificaci¨®n criticaron la ¡°escasa ambici¨®n¡± de la pol¨ªtica clim¨¢tica suiza.
Tras su victoria, la nueva mayor¨ªa parlamentaria a favor del clima volvi¨® a avanzar sin p¨¦rdida de tiempo. La nueva Ley de Gases de Efecto Invernadero es el primer gran proyecto de la coalici¨®n pol¨ªtica. En junio, el Parlamento aprob¨® una versi¨®n m¨¢s estricta que alcanza su m¨¢xima expresi¨®n con un recargo o tasa clim¨¢tica a los billetes de avi¨®n, una medida que antes de la crisis del coronavirus parec¨ªa impensable. El hecho de que se pueda imponer una contribuci¨®n a la compa?¨ªa a¨¦rea nacional, actualmente subvencionada con dinero p¨²blico, raya en lo pol¨ªticamente sensacional.
Sin embargo, los climat¨®logos opinan que la ley no es lo bastante ambiciosa. Seg¨²n el veterano observador Hanspeter Guggenb¨¹hl, constituye tan solo un ¡°paso intermedio¡±, aunque ¡°insuficiente comparado con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 a cero neto de aqu¨ª a 2050¡±. El calificativo que utiliza la Juventud por el Clima es m¨¢s directo: ¡°Catastr¨®fico¡±. A ojos del movimiento, solo un camino claro hacia el cero neto en 2030 merece la etiqueta de pol¨ªtica clim¨¢tica. Por el contrario, las asociaciones empresariales y los partidos de extrema derecha acarician la idea de echar por tierra la ley en un refer¨¦ndum con el argumento de que los pobres y la clase media sufrir¨ªan el aumento del precio del gas¨®leo para calefacci¨®n, la gasolina y los billetes de avi¨®n. Precisamente ese fue el argumento que sac¨® a la calle a los chalecos amarillos con un ¨¦xito arrollador.
Por tanto, es muy posible que sea el propio pueblo suizo quien tenga que determinar el rumbo futuro en lo que a clima se refiere. Un no en el refer¨¦ndum supondr¨ªa un importante retroceso para el pa¨ªs. Bastien Girod y todo su grupo de poder lo saben. Por eso no han ido tan lejos como habr¨ªan querido sus sucesores m¨¢s j¨®venes en el movimiento contra el cambio clim¨¢tico. Tambi¨¦n en este caso la t¨¢ctica se ha impuesto a la doctrina.
As¨ª pues, la respuesta a la pregunta de si Suiza hace lo bastante a favor del clima es doble. No, el pa¨ªs no hace lo bastante para cumplir a rajatabla los objetivos clim¨¢ticos de la ONU, pero s¨ª tanto como le permite actualmente la complejidad de sus procesos pol¨ªticos.
Edgar Schuler es director de la secci¨®n de Opini¨®n del Tages Anzeiger de Z¨²rich.
Traducci¨®n de Newsclips.
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