Septiembre

Tengo la esperanza de volver cuando los rebrotes no acaparen ya los titulares de cada d¨ªa. Es mucho esperar porque eso significar¨ªa que todos hemos aprendido algo, los ciudadanos a ser cuidadosos, responsables, los Gobiernos a invertir en sanidad y salud p¨²blica, todos a ser m¨¢s solidarios, que es lo mismo que decir mejores personas. Tal vez espero demasiado, pero este a?o ha sido tan terrible que no podemos conformarnos con menos. De momento, me voy de vacaciones. Voy a descansar un mes de las cifras, de la tragedia perpetua, de la inquietud interminable, de la bronca pol¨ªtica sin fin, del cansancio de aplaudir, de animar, de sostener esta lucha incierta en la que nunca podemos estar seguros de ir ganando. Descansen ustedes tambi¨¦n. Descansen de m¨ª, de los columnistas como yo, descansen del temor y de la pesadumbre, intenten aprovechar el verano para aislarse por su propia voluntad en un autoconfinamiento pl¨¢cido, gozoso, de cenas en el jard¨ªn con viejos y buenos amigos. Mant¨¦nganse en pie, por favor. No se derrumben. Si ten¨ªan previsto viajar, viajen aunque no puedan quitarse la mascarilla, y m¨ªmense. Estamos vivos y la condici¨®n de los seres vivos es vivir, no empezar a agonizar lentamente antes de tiempo. Ni siquiera se trata de levantar la econom¨ªa, sino de conservar la vida como un estado propio, una suma de experiencias reconocibles, un patrimonio intransferible al que no se puede renunciar. M¨¢s all¨¢ del sufrimiento, las vacaciones que empiezan ser¨¢n tambi¨¦n capaces de darnos alegr¨ªas. No las desperdicien y resistan, porque resistir siempre ha sido y siempre ser¨¢ vencer. Ojal¨¢ septiembre nos devuelva la primavera que este maldito virus nos ha robado. Hasta entonces, cu¨ªdense mucho y sean felices.