Tiempos convulsos en la pol¨ªtica
Un pol¨ªtico tendr¨ªa que destacar no solo por su honradez, que deber¨ªamos presuponer, sino tambi¨¦n por sus dotes de oratoria, inteligencia, empat¨ªa y, sobre todo, por tener una amplia cultura. Cuando oigo hablar a los nuestros en el Parlamento, me da la impresi¨®n que el ¨²nico fin que persiguen, tanto los unos como los otros y siempre de forma displicente y con sobrada arrogancia, es la descalificaci¨®n sistem¨¢tica del contrario, porque s¨ª, porque es el enemigo. Tratan de imponer sus opiniones mediante diatribas llenas de palabrer¨ªa vacua, pre?ando sus discursos de inquina e improperios; discursos, por otra parte, de escaso contenido y carentes del m¨ªnimo razonamiento. Parafraseando a Plat¨®n: ¡°Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo¡±. En Espa?a, mal que nos pese, nuestros pol¨ªticos son m¨¢s de decir algo.
Jos¨¦ S¨¢nchez Blanco. A Veiga (Ourense)
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