Nombra un comit¨¦
Trump designa un panel de antiabortistas para pervertir la investigaci¨®n en vacunas
Todo el mundo acusa a Donald Trump de no ser un pol¨ªtico, sino un magnate del ladrillo, pero no se puede negar que el presidente de Estados Unidos va aprendiendo algunas estrategias que la pol¨ªtica profesional viene utilizando desde tiempos de Maquiavelo y m¨¢s all¨¢. Acabamos de conocer el ejemplo m¨¢s reciente: si los mejores cient¨ªficos te quitan la raz¨®n, nombra tu propio comit¨¦ de expertos. En Espa?a ya conocimos este truco en la d¨¦cada pasada, cuando la mejor ciencia disponible aconsejaba al Gobierno que autorizara la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre procedentes de embriones sobrantes de los tratamientos de fecundaci¨®n in vitro, y el Gobierno, m¨¢s af¨ªn a las tesis de la derecha religiosa, nombr¨® a miembros contrarios a esas investigaciones en el comit¨¦ cient¨ªfico que le asesoraba sobre esa materia. El b¨²falo del 1.600 de la Avenida Pensilvania ha copiado ahora esa sutil y venerable estrategia. Para que luego le acusen de no ser un pol¨ªtico.
El fondo de la cuesti¨®n son las vacunas anticovid que se est¨¢n desarrollando con c¨¦lulas fetales, c¨¦lulas procedentes de abortos voluntarios que donan las mujeres. De los 200 proyectos que se investigan en el mundo, media docena se basan en c¨¦lulas fetales. En realidad se llevan utilizando desde los a?os sesenta con prop¨®sitos parecidos, y de ah¨ª provienen nuestras vacunas actuales contra la hepatitis A, la varicela, la rubeola y el herpes. Pero Trump es tan permeable al argumento como lo es al aceite una lechuga Iceberg encerada, y ya en el prepand¨¦mico verano pasado cedi¨® a las presiones de la carcundia y anunci¨® un nuevo comit¨¦ de expertos sobre la investigaci¨®n con c¨¦lulas fetales. Hab¨ªa cierta expectaci¨®n por conocer su composici¨®n, y nuestros peores augurios se han visto recompensados con creces.
Diez de los 15 miembros del nuevo Panel Asesor sobre la ?tica de la Investigaci¨®n en Tejidos Fetales Humanos son antiabortistas declarados, y varios de ellos han expresado p¨²blicamente su rechazo a las vacunas basadas en material de fetos abortados. Y los otros cinco son un florero, seg¨²n documentan Meredith Wadman y Jocelyn Kaiser en Science. Puesto que las decisiones del comit¨¦ no requieren unanimidad, que 5 de los 15 expertos sean cient¨ªficos libres de sesgos dar¨¢ exactamente igual. Los dict¨¢menes de este panel ama?ado por criterios religiosos afectar¨¢n de forma crucial a todas las investigaciones con c¨¦lulas fetales, que abarcan del alzh¨¦imer al sida, y ya hay al menos un trabajo sobre la covid que ha sido yugulado por la prohibici¨®n de acceso a ese material biol¨®gico.
Hay una tendencia general entre la poblaci¨®n, e incluso entre alg¨²n analista pol¨ªtico, a considerar que la ciencia es un bloque monol¨ªtico de conocimiento establecido e inmutable, universal y geol¨®gico. Este prejuicio se basa en el profundo desconocimiento de la ciencia que exhiben los pol¨ªticos y la mayor¨ªa de las personas cultas, no hablemos ya de los cu?ados. Si t¨² tienes el poder y quieres montar un panel de 15 expertos que sostengan que la Tierra es plana, no tendr¨¢s el menor problema para hacerlo. Hay millones de expertos en el mundo, y podr¨¢s encontrar una amplia selecci¨®n de mediocres, interesados y fan¨¢ticos entre ellos sin m¨¢s que buscarlos en Google. Por eso apoyar una decisi¨®n pol¨ªtica en ¡°la ciencia¡± suele ser una trampa. Los ciudadanos necesitamos saber qui¨¦n es la ciencia.
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