El expresidente ?lvaro Uribe: preso
La pregunta de fondo es si el Gobierno de Iv¨¢n Duque asumir¨¢ la defensa del exmandatario como su bandera
La semana pasada ocurri¨® lo que hasta hace unos meses era impensable, la orden de detenci¨®n domiciliaria contra el expresidente y actual senador del partido de Gobierno, ?lvaro Uribe V¨¦lez. El rumor se hab¨ªa extendido desde principio de semana, pues los principales alfiles del uribismo salieron, en un ataque vehemente contra la justicia, a enga?ar con discursos de que la exguerrilla de las FARC estaba en el Congreso, mientras que Uribe podr¨ªa ir preso. Incluso hablaron de un supuesto plan fraguado desde hace varios a?os en La Habana que consist¨ªa en enviar preso al exmandatario. Todo tipo de disparates, dignos de una comedia.
Pero las razones de su captura, m¨¢s all¨¢ de teor¨ªas conspirativas, fueron una investigaci¨®n que el propio ?lvaro Uribe pidi¨® a la justicia. Hace unos a?os, luego de un debate en el Congreso de la Republica que hizo el senador Iv¨¢n Cepeda, en el que dejaba mal parado al expresidente por su cercan¨ªa en la formaci¨®n de grupos paramilitares, ?lvaro Uribe demand¨® a Cepeda, acus¨¢ndolo que sobornar y manipular testigos, particularmente exparamilitares, para que declararan en su contra. En 2018, hace dos a?os, la Corte Suprema de Justicia determin¨® que Cepeda era inocente y anunci¨® una investigaci¨®n a ?lvaro Uribe por falsos testigos. En Colombia, el caso se conoci¨® como el volteo de testigos. As¨ª las cosas, Uribe era investigado por lo que hab¨ªa acusado a Cepeda.
Se debe recordar que no era la primera vez que Uribe se apoyaba en criminales para intentar acusar a personas que lo denunciaban o investigaban, tal vez el caso m¨¢s memorable es el de al¨ªas Tasmania hace varios a?os. Tambi¨¦n, Uribe se caracteriza por tener muchas cartas de criminales diciendo que el expresidente es bueno, que sac¨® al pa¨ªs de hueco negro y, en fin, que es todo un pr¨®cer de la patria.
Horas antes, cuando la captura era inminente, sus seguidores y algunos analistas manifestaron que el pa¨ªs se ir¨ªa a una guerra civil, que habr¨ªa un incendio generalizado producto de que centenares de miles de personas se volcar¨ªan a las calles. Todo este discurso del miedo ten¨ªa el fin de presionar a la Corte Suprema y evitar la orden de detenci¨®n. Al final, la orden de detenci¨®n sali¨® y no paso nada, solo algunas peque?as manifestaciones que no congregaron m¨¢s de 500 personas. Entre 2008 y 2009, cuando Uribe era presidente y se estaba discutiendo la posibilidad de la segunda reelecci¨®n, se dec¨ªa lo mismo: Si la Corte Constitucional no avalaba la reelecci¨®n, el pa¨ªs se iba a incendiar. Para ese momento Uribe ten¨ªa cerca del 80% de favorabilidad en las encuestas. Luego del pronunciamiento de la Corte, cuando dijo que no a la reelecci¨®n, no pas¨® nada. Hoy d¨ªa, Uribe tiene cerca del 40% de favorabilidad, era de esperarse que no iba a pasar nada.
La nueva estrategia pol¨ªtica del uribismo y del propio Ejecutivo de Iv¨¢n Duque es martirizar al expresidente y hacer de su victimizaci¨®n el eje de su Gobierno. No debe olvidarse que, hasta el momento, el Gobierno del Centro Democr¨¢tico ha sido malo: no hay un horizonte claro, han estado envueltos en varios esc¨¢ndalos y ahora ven en la detenci¨®n de Uribe la posibilidad de convertir esto en el eje de su periodo. Esta estrategia incluye una reforma a la justicia profunda, de hecho, senadores de su partido han anunciado hasta una Asamblea Constituyente y una verdadera vendetta contra la Corte Suprema. De tal forma que esta estrategia o les puede salir muy bien o les puede salir muy mal. La pregunta de fondo es si el presidente Iv¨¢n Duque asumir¨¢ la defensa de Uribe como su bandera y atentar¨¢ contra el Estado de derecho o, por el contrario, se dedicar¨¢ a trabajar para el pa¨ªs que deja la pandemia del nuevo coronavirus. Resolver esa pregunta determinar¨¢ el futuro de Colombia en los pr¨®ximos dos a?os.
La detenci¨®n de Uribe ha servido para que el uribismo dimensione su verdadera realidad. Tambi¨¦n, para que los colombianos se den cuenta que, a pesar de todo, la democracia en el pa¨ªs funciona. Pero, sobre todo, para entender que nadie puede estar por encima de la justicia y de la ley.
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