Fracaso ?auton¨®mico?
Si la energ¨ªa de las bravatas anti-Gobierno lanzadas el segundo trimestre se hubiese dedicado a perseguir con humildad el virus, otro gallo cantar¨ªa
La gesti¨®n de la nueva normalidad parece peor que la de la fase de alarma y confinamiento. Entonces exist¨ªan excusas y coartadas: el desconocimiento del virus, la falta de preparaci¨®n preventiva de un sistema sanitario excelente en lo curativo. Ya no. As¨ª que la reincidencia es m¨¢s grave que la ignorancia.
Causa de esta desgracia es la ¨ªnfima calidad del liderazgo en algunas autonom¨ªas. Si la energ¨ªa de las bravatas anti-Gobierno lanzadas el segundo trimestre se hubiese dedicado a perseguir con humildad el virus, otro gallo cantar¨ªa, y el contraste entre la cr¨ªtica al otro y la ineficacia propia ser¨ªa menos sangrante.
Por eso es ¨²til recordar que hubo quien culp¨® de los muertos a los dem¨¢s (al Gobierno, desde Madrid y desde el PP; al Estado, por no permitir la secesi¨®n, desde la Generalitat). Quien ningune¨® la Conferencia de Presidentes o la us¨® para agitar. Quien acus¨® a los dem¨¢s por la carencia de material preventivo, pero fracas¨® en obtenerlo. Quien se quej¨® de la recentralizaci¨®n de competencias, si bien fue incapaz de ejercer las propias (cubrir la plaza de ?director de Salud! en Catalu?a, vacante casi dos meses en la fase m¨¢s dura de la pandemia; ignorar las advertencias de la directora equivalente en Madrid y empujarla a dimitir). Quien ocult¨® datos o los censura en su web. Quien reclama recentralizar cuando urgi¨® capacidad individual para desescalar, y cambi¨® a su ¨²ltima fase en menos de 24 horas.
Y as¨ª, hasta el infinito.
Pero no se debe generalizar. A diferencia de los aislacionistas extremos ¡ªIsabel D¨ªaz Ayuso y Quim Torra¡ª, otros presidentes auton¨®micos, de distintos partidos, han sido responsables y prudentes. Y sobre todo, ellos, el Gobierno y la ciudadan¨ªa han sufrido una carencia estructural. La respuesta del sistema sanitario ha sido deficiente no porque su grueso estuviese asignado a las autonom¨ªas, sino ¡°por la mala calidad de su descentralizaci¨®n en parcelas territoriales desconectadas entre s¨ª¡±, como ha radiografiado el periodista Antonio Franco (El Peri¨®dico, 21/8).
Esa carencia estructural se detecta tambi¨¦n en otros ¨¢mbitos: el reparto descendente de competencias no se completa con una eficaz dotaci¨®n ascendente de mecanismos de coordinaci¨®n fluida. La federalizaci¨®n del Estado es un proceso inacabado, a medio fraguar, desequilibrado. Y as¨ª, sufrimos los vicios tanto de las actitudes centralistas como de las fragmentadoras. Y gozamos menos las ventajas de la concertaci¨®n desde la diversidad.
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