Unir fuerzas
Derrotar al virus exige una amplia red de complicidades pol¨ªticas y de Estado
El lema elegido por el Gobierno para su regreso a la actividad pol¨ªtica, ¡°salimos m¨¢s fuertes¡±, no casa bien con la delicada situaci¨®n que atraviesa el pa¨ªs. Es el que tiene las peores cifras de contagios de la covid-19 en Europa, el golpe econ¨®mico al turismo ha sido este verano mucho mayor del previsto, la vuelta al colegio est¨¢ llena de roces e incertidumbres, la crisis institucional sigue enquistada, al socio de Gobierno se le acumulan problemas judiciales y Vox ha anunciado una moci¨®n de censura. El presidente Pedro S¨¢nchez reconoci¨® ayer, tras el primer Consejo de Ministros, que la situaci¨®n es preocupante, y estableci¨® una hoja de ruta para recuperar el empuje en la batalla contra las diferentes crisis: sanitaria, econ¨®mica, social y pol¨ªtica. Defendi¨® la unidad y la serenidad como las mejores armas para tan arduo desaf¨ªo y afirm¨® que no estamos tan mal como en marzo, lo que no es ning¨²n consuelo para una ciudadan¨ªa que no termina de ver despejado el horizonte pr¨®ximo.
S¨¢nchez volvi¨® a defender el Estado de las autonom¨ªas, y la responsabilidad que tienen las comunidades en la gesti¨®n de la sanidad y la ense?anza, y anunci¨® de paso una serie de medidas con las que el Gobierno pretende apoyarlas para reforzar la lucha contra la pandemia: 2.000 rastreadores formados en el Ej¨¦rcito, la generalizaci¨®n de medios digitales como la aplicaci¨®n Radar Covid y la disponibilidad de utilizar un instrumento como el estado de alarma que limita derechos fundamentales ¡ªdesarrollada en una ley de 1981¡ª. La iniciativa, positiva en cualquier caso, llega con demora cuando desde hace semanas muchas comunidades se han sentido desamparadas por no tener a mano recursos como estos que podr¨ªan haberse consensuado antes del final del confinamiento. Cierto es que la lucha partidista ha debilitado la determinaci¨®n con que se deb¨ªa haber operado frente a los rebrotes, y que algunas comunidades que reclamaban m¨¢s competencias ¡ªcomo Madrid o Catalu?a¡ª no han sabido utilizarlas cuando dispon¨ªan de ellas, pero tambi¨¦n es verdad que la falta de una coordinaci¨®n fluida ha sido lacerante y que, a ratos, se ha impuesto la impresi¨®n de que el Gobierno simplemente les hab¨ªa trasladado todas las iniciativas para resolver un problema de una enorme complejidad.
El presidente se present¨® con un mensaje rotundo y que no admite componendas. No hay lugar para partidismo alguno ni para cualquier ¨¦nfasis en materia de competencias cuando se trata de derrotar al virus; no hay otra que buscar acuerdos para salir de la grav¨ªsima situaci¨®n que atraviesa el pa¨ªs. Con demasiada frecuencia, el Gobierno no contempla problemas ¡ªcomo la imprecisi¨®n jur¨ªdica que algunos juristas achacan a los recursos legales para decretar el estado de alarma¡ª que luego pueden tener un recorrido controvertido y pol¨¦mico, y otras veces peca de no concretar los detalles de propuestas que exigen precisi¨®n y desarrollo. Su oportuna llamada a la unidad, ante un PP que lejos de asumir sus responsabilidades lo acus¨® de dejaci¨®n de funciones, necesita del infatigable trabajo de tejer complicidades con otras Administraciones y otros partidos que no comparten el mismo repertorio de soluciones. Es sin duda el camino, pero ser¨¢ poco efectivo si los compromisos conseguidos no son firmes y decididos, como se dej¨® entrever ayer con las cr¨ªticas de Podemos, su socio de Gobierno, a la falta de liderazgo de la ministra socialista de Educaci¨®n.
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