El riesgo de la desconfianza
Derivar la responsabilidad a las comunidades aut¨®nomas para que ellas sean quienes propongan la declaraci¨®n de estado de alarma parece indicar que el Gobierno central no quiere asumir la funci¨®n directiva que le corresponde
Las propuestas hechas en la declaraci¨®n del presidente S¨¢nchez a la salida del Consejo de Ministros de anteayer son en general razonables pero en alg¨²n caso arriesgadas. Hasta la segunda mitad de este mes de agosto, la labor del Gobierno frente a la covid-19 suscit¨® el matizado apoyo de una buena parte de los espa?oles. Seg¨²n los sondeos m¨¢s fiables, a la pregunta de si el Gobierno hab¨ªa acertado en las medidas tomadas, la mayor¨ªa contestaba que no, que los errores hab¨ªan sido m¨²ltiples y, por tanto, desaprobaban su actuaci¨®n. Pero cuando a continuaci¨®n se les preguntaba si otro Gobierno, de un color pol¨ªtico distinto, lo hubiera hecho mejor, una mayor¨ªa similar opinaba que lo habr¨ªa hecho igual de mal.
La aparentemente contradictoria respuesta siempre me pareci¨® muy sensata. No est¨¢bamos preparados para semejante situaci¨®n, la culpa no era de este Gobierno, tampoco de los anteriores, la culpa era m¨¢s gen¨¦rica: en la sociedad espa?ola no hab¨ªa consciencia de que una pandemia de esta magnitud pod¨ªa suceder y no se hab¨ªan previsto los remedios para hacerle frente. Con todas las contradicciones, errores y rectificaciones, hasta ahora las medidas adoptadas, en general, se han cumplido rigurosamente.
Pero han pasado m¨¢s de cinco meses y el repunte de casos detectados vuelve a ser alarmante. En este momento, Espa?a es el pa¨ªs con m¨¢s contagios de Europa y ello empieza a resultar incomprensible. Italia y Francia, pa¨ªses que en un primer momento tuvieron cifras de contagiados m¨¢s altas o similares a Espa?a, no han experimentado tal repunte, al menos por ahora, a pesar de que las medidas constrictivas para combatir el virus han sido menores. Solo cabe visitar Francia en estas ¨²ltimas semanas y casi nadie va por la calle con mascarilla, obligatoria en Espa?a. Los ciudadanos, pues, cumplimos. ?Cumplen los gobernantes?
El desbarajuste actual hace pensar que ha habido errores y pone en cuesti¨®n la principal medida que anteayer propuso el presidente. Derivar la responsabilidad a las comunidades aut¨®nomas para que ellas sean quienes propongan la declaraci¨®n de estado de alarma parece indicar que el Gobierno central no quiere asumir la funci¨®n directiva que le corresponde.
Si en marzo se dec¨ªa con raz¨®n que el virus no entiende de territorios, ahora hay que sostener lo mismo, en esto la situaci¨®n no ha cambiado. Cooperar y colaborar entre todos los poderes p¨²blicos, por supuesto. Pero la confianza la depositan los ciudadanos, de modo muy principal, en el Gobierno. Dar un paso atr¨¢s en esta posici¨®n central puede suscitar desconfianza: si en marzo fueron comprensivos con el Gobierno a pesar de sus errores, ahora ya no lo ser¨¢n tanto y con raz¨®n. El cartero, sea en novela, en cine o en la realidad pol¨ªtica, nunca llama dos veces.
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