Bases del ¡°pluripartidismo l¨ªquido¡±
La fragmentaci¨®n del voto refleja rupturas sociales e ideol¨®gicas. La volatilidad tensiona la pol¨ªtica
El bipartidismo dej¨® paso al ¡°pluripartidismo l¨ªquido¡±. Desde las europeas de 2014, en cada elecci¨®n ha surgido o desaparecido alg¨²n partido u opci¨®n ¡°territorial¡±. A izquierda y derecha quedan dos n¨²cleos s¨®lidos que se desgastan paulatinamente, PSOE y PP, rodeados por varios millones de votantes cuyos apoyos oscilan entre nuevas opciones o la abstenci¨®n. Apenas hay trasvase de voto entre izquierda y derecha. Hay otros n¨²cleos s¨®lidos, pero de nivel regional: PNV, Bildu, ERC, Comprom¨ªs y Coalici¨®n Canaria, y el espacio posconvergente sometido al tejer y destejer de sus diletantes pol¨ªticos.
Las elecciones de 2019 mostraron lo voluble que es el centro derecha. En junio, el PP obtuvo 4,4 millones de votos y en noviembre, 5. Ciudadanos pas¨® de 4,3 a 1,6 y Vox de 2,7 a 3,6, respectivamente. En seis meses, 1,5 millones de votantes de centro derecha cambi¨® de voto y 1,2 se abstuvo (el 23,6% de estos electores). A¨²n m¨¢s, algunas encuestas muestran que algunos votantes de Vox ¡°recuerdan¡± haber votado a Ciudadanos en noviembre y est¨¢n arrepentidos. El PP, el n¨²cleo estable de este espacio, se apoya en votantes m¨¢s bien mayores, residentes en capitales, ciudades intermedias y zonas rurales tradicionalmente conservadoras, con fuerte presencia de viejas clases medias, que se consideran conservadores o democristianos y, la mayor parte, se declaran cat¨®licos practicantes. A su alrededor giran los votantes de Ciudadanos y de Vox: m¨¢s j¨®venes y mayoritariamente cat¨®licos no practicantes. En el caso de Ciudadanos, con fuerte presencia de nuevas clases medias urbanas, se consideran liberales y centristas. En el de Vox, personas que ¡°reaccionan¡± ante el debilitamiento y la hostilidad que perciben hacia su idea de Espa?a, el protagonismo de las autonom¨ªas, una legislaci¨®n familiar que consideran injusta con los hombres, etc¨¦tera. Entre los de Vox, en su fase inicial, hab¨ªa un elevado porcentaje que se declaraba separado o divorciado, lo que hace pensar que hab¨ªa tenido contacto con esta legislaci¨®n.
En el centro izquierda al PSOE lo soporta un electorado m¨¢s bien mayor, con elevada presencia de jubilados, asociado a la idea de Estado de bienestar, que se identifica como socialista o socialdem¨®crata. Ubicado en las posiciones 8 a 6 del espectro izquierda (10) - derecha (1). Pese a su aparente solidez, se divide en dos mitades sobre casi todos los temas actuales (Catalu?a, la monarqu¨ªa, etc¨¦tera). El PSOE retiene su apoyo con un discurso antiderecha y la evocaci¨®n de los viejos tiempos. Superpuesta, y a la izquierda de este basti¨®n socialdem¨®crata, gira una heterog¨¦nea constelaci¨®n de ¡°nueva izquierda¡±: m¨¢s j¨®venes que los socialistas, urbanitas, se autoubican entre el 10 y el 7 de la citada escala, se declaran liberales (libertarios ser¨ªa m¨¢s preciso), ecologistas, feministas, comunistas, etc¨¦tera; ajenos al legado de la Transici¨®n, republicanos, distantes de los sindicatos, que no forman parte de su mundo. Piensan que las comunidades deber¨ªan tener derecho a la autodeterminaci¨®n o tener m¨¢s poder, es decir, lindan con el independentismo, por lo que consideran coherente mover su voto entre Podemos y los nacionalistas (Bildu o BNG en junio), pasando del PSOE. Es un electorado proclive a la abstenci¨®n y poco dado a identificarse con unas siglas o una organizaci¨®n pol¨ªtica o sindical tradicional, a gran parte de sus integrantes los mueve una pulsi¨®n antisistema y, desde luego, antiderecha (lo que incluye una visi¨®n de Espa?a que rechazan).
La fragmentaci¨®n que recoge el ¡°multipartidismo l¨ªquido¡± refleja las rupturas sociales e ideol¨®gicas de la sociedad. Alrededor del PSOE y PP gravitan electorados que posicionalmente se autoubican (en una escala lineal de izquierda a derecha) cercanos a ellos, pero cuyos referentes ideol¨®gicos son distantes y pueden cambiar de voto o abstenerse de forma sorpresiva con r¨¢pidos procesos de decisi¨®n. En diciembre, en pocos d¨ªas, muchos votantes de Ciudadanos se volcaron en Vox o se abstuvieron y en junio los de Podemos se deslizaron al BNG o a Bildu vaciando a los Podemos regionales (un tercio de los votantes de Podemos en 2016 lo abandonaron en 2019). En estas claves, los an¨¢lisis basados en la transferencia de voto s¨®lo sobre la ubicaci¨®n ¡°izquierda-derecha¡± no son ¨²tiles. Entre estos dos magmas la polarizaci¨®n es extrema. Para el PSOE y el PP canalizar estos apoyos exigir¨ªa un trabajo pol¨ªtico que no est¨¢n en condiciones de afrontar.
Sus culturas pol¨ªticas y organizativas est¨¢n lejos de estos nuevos sectores sociales que emergieron tras la crisis. No parece factible que estos electorados centr¨ªfugos se acerquen a las dos viejas formaciones, ni siquiera por voto ¨²til, aunque pudieran votarlos por hostilidad ante el riesgo de que ganen ¡°los otros¡± las elecciones.
Esto tiene consecuencias. Los apoyos de los nuevos partidos son vol¨¢tiles, por tanto, su existencia ser¨¢ ef¨ªmera y salpicada de sobresaltos. El recurso de sus direcciones para retener a sus votantes ser¨¢ elevar la tensi¨®n en la llamada ¡°guerra cultural¡±. La fluidez de los apoyos provocar¨¢ el aterrizaje de nuevas oleadas de pol¨ªticos novatos, pero convencidos de sus ideas. El diletantismo en la pol¨ªtica ser¨¢ una constante durante a?os. Esto ser¨¢ un problema para las empresas que necesitan marcos legales estables y cooperaci¨®n con las administraciones, que no ser¨¢n muy bien dirigidas. La pol¨ªtica se ver¨¢ sometida a tensiones que ya se entrev¨¦n y que parec¨ªan superadas.
Jos¨¦ Antonio G¨®mez Y¨¢?ez es soci¨®logo.
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