Messi se va
Como dijo Julio Cort¨¢zar, cuando alguien dice que se va es que ya se ha ido, as¨ª que habr¨¢ que aprender a vivir sin el argentino
En este a?o tan convulso que pasar¨¢ a la historia como el peor de nuestro recuerdo (salvo para quienes conocieron la guerra o el hambre) est¨¢n sucediendo cosas que en cualquier otro provocar¨ªan un terremoto de consecuencias impredecibles, pero que en este pasan a un segundo plano pronto o por lo menos no tienen la repercusi¨®n que habr¨ªan tenido en otro momento. Hablo de un rey que huye de su pa¨ªs como un forajido, de un presidente auton¨®mico que lo hizo antes que ¨¦l y que contin¨²a dando que hablar mientras sus colaboradores siguen en prisi¨®n, de una portavoz pol¨ªtica a la que cortan la cabeza sin explicaciones previas como en la guillotina francesa, del mejor futbolista de la historia que anuncia que se va del club que ha sido su casa desde peque?o con un burofax¡ Cualquier noticia de estas ocupar¨ªa el a?o informativo entero de un pa¨ªs y convulsionar¨ªa hasta sus cimientos, pero durante este no deja de ser una m¨¢s, diluida entre las cifras de muertos y de contagios de la pandemia que nos acongoja.
Messi se va y la noticia apenas merece (como la del rey Juan Carlos I previamente) unos cuantos titulares en la prensa cuando hace un a?o ser¨ªa portada durante d¨ªas. Que el mejor futbolista de la historia abandone el club al que convirti¨® en el mejor de las ¨²ltimas d¨¦cadas gracias a sus goles y casi con seguridad el pa¨ªs al que dividi¨® en dos, como sucede siempre en el f¨²tbol y en casi todo, pese al reconocimiento general de su genialidad, no es un acontecimiento cualquiera ni afecta solo al mundo del deporte. Para quienes nos gusta el f¨²tbol es una desgracia m¨¢s a sumar a las muchas que se producen desde hace tiempo en este pa¨ªs y que acent¨²a la mayor de todas, que es la crisis sanitaria y econ¨®mica que nos asola desde hace meses. La belleza y la emoci¨®n del espect¨¢culo que Messi garantizaba en cada partido para los aficionados al f¨²tbol de este pa¨ªs ahora la disfrutar¨¢n lejos de ¨¦l los que tengan la suerte de recibirlo en uno de sus equipos.
Mis amigos madridistas piensan que yo soy seguidor del Barcelona cuando solamente lo era de ese jugador capaz de crear arte con un bal¨®n como otros lo hacen con los pinceles o con cualquier instrumento que sirva para convertir en belleza y magia la vulgaridad com¨²n. Uno ha conocido a varios, pero ninguno como este argentino peque?o, lac¨®nico e inexpresivo fuera del campo de juego, pero expresivo y gigante dentro de ¨¦l, que ha dominado el f¨²tbol mundial durante dos d¨¦cadas y que se va de su club por la puerta falsa entre la alegr¨ªa indisimulada de quienes lo sufrieron en vez de disfrutarlo por su hooliganismo est¨²pido y la estupefacci¨®n de quienes vemos c¨®mo se maltrata a un genio que tanta felicidad ha dado a los aficionados al f¨²tbol por parte de unos dirigentes para los que el f¨²tbol es un negocio o un ascensor al poder. Dicen que todav¨ªa hay alguna esperanza de que Messi reconsidere su decisi¨®n como ya hizo una vez con la selecci¨®n de f¨²tbol de Argentina despu¨¦s de una dura derrota y contin¨²e jugando en el Barcelona, pero el da?o ya est¨¢ hecho. Como dijo el tambi¨¦n argentino Julio Cort¨¢zar, cuando alguien dice que se va es que ya se ha ido, as¨ª que habr¨¢ que aprender a vivir sin Messi.
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