Confianza
Nuestro pa¨ªs puede ser uno de los m¨¢s beneficiados por el fondo de reconstrucci¨®n. Hay que transmitir la certeza de que ser¨¢n bien empleados esos recursos
De emergencia sigue siendo la caracterizaci¨®n con la que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses avanzados se contempla la gesti¨®n de la pandemia, tanto en t¨¦rminos sanitarios como econ¨®micos. Junto a los indicadores que la realidad nos ofrece cada d¨ªa, los pron¨®sticos de las instituciones supranacionales refuerzan la presunci¨®n de que los da?os al bienestar seguir¨¢n siendo importantes y su restauraci¨®n bastante m¨¢s complicada de lo que se anticipaba hace apenas dos meses. Aun cuando no sean precisas paralizaciones generalizadas de la actividad econ¨®mica, su normalizaci¨®n est¨¢ todav¨ªa muy condicionada por la informaci¨®n incompleta acerca de la extensi¨®n del virus y la lenta reconstrucci¨®n de los da?os sufridos.
Nuestro pa¨ªs sigue siendo uno de los m¨¢s castigados, tanto en t¨¦rminos de da?os sanitarios como econ¨®micos. La capacidad de maniobra para superar los segundos es menor que la de otros europeos. No solo por la estructura sectorial de nuestra econom¨ªa, del censo empresarial o del mercado de trabajo, sino tambi¨¦n por un menor margen de actuaci¨®n de nuestras finanzas p¨²blicas. Esta era la raz¨®n que nos llevaba a confiar en que las instituciones europeas echaran una mano, abordando el tratamiento de esta crisis de forma distinta a como lo hicieron en la pasada. Y, afortunadamente, Europa ha cambiado: ha decidido endeudarse para que los Estados miembros accedamos a recursos que faciliten no solo la recuperaci¨®n de los da?os sino la reconstrucci¨®n sobre bases m¨¢s firmes. El nuestro puede ser uno de los m¨¢s beneficiados por ese fondo.
Pueden ser 140.000 millones de euros, m¨¢s de la mitad en subvenciones, los susceptibles de fundamentar una econom¨ªa m¨¢s moderna, menos vulnerable a crisis como la actual. La condici¨®n necesaria: transmitir la confianza de que ser¨¢n bien empleados esos recursos. Eso quiere decir que se asentar¨¢n en un marco presupuestario y un plan de saneamiento de las finanzas p¨²blicas a medio plazo, as¨ª como en reformas compatibles con esa voluntad modernizadora con la que naci¨® el fondo de reconstrucci¨®n. Y eso exige el respaldo de todas las administraciones p¨²blicas y de los partidos pol¨ªticos que las gobiernan o puedan llegar a hacerlo. Pero tambi¨¦n es necesario el respaldo empresarial, en la medida en que idealmente esos proyectos formar¨¢n parte de iniciativas p¨²blico-privadas, sugeridos por la Comisi¨®n Europea, en torno a la transici¨®n energ¨¦tica o el fortalecimiento digital.
La cohesi¨®n empresarial y pol¨ªtica en torno a ese prop¨®sito de superaci¨®n de la emergencia no pude ser interpretada como apoyo a un Gobierno, sino como la fundamentaci¨®n para aprovechar esa oportunidad hist¨®rica que ha puesto Europa ante nosotros. Y, con ella, fortalecer tambi¨¦n la confianza de las familias espa?olas y de los empresarios; de los espa?oles y extranjeros, de los que no acudieron al acto de ayer, pero la necesitan para retomar sus decisiones de inversi¨®n y creaci¨®n de empleo.
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