Inquietud en el BID

La elecci¨®n de Mauricio Claver-Carone, hombre de la confianza de Donald Trump, como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), culmina otra de las decisiones inoportunas del presidente de Estados Unidos, empe?ado en manejar la confrontaci¨®n y la divisi¨®n como un arma pol¨ªtica para corroer las instituciones multilaterales m¨¢s importantes de la econom¨ªa internacional. La elecci¨®n, cerrada con casi el 67% de los votos (Washington dispone del 30%) despu¨¦s de que algunos pa¨ªses intentaran aplazar la votaci¨®n, no tiene el benepl¨¢cito de una parte importante de la comunidad latinoamericana y, por lo tanto, suscita tensiones entre los socios de una organizaci¨®n que se va a enfrentar a una crisis profunda de la econom¨ªa en los pa¨ªses del ¨¢rea, agudizada por el da?o desastroso de la covid-19.

Lo de menos es que la elecci¨®n de Claver-Carone rompa con una tradici¨®n que durante 60 a?os ha atribuido la presidencia del BID a un latinoamericano. En democracia cuentan tanto las leyes y las normas como las costumbres, y esta ten¨ªa por objeto salvaguardar el equilibrio entre un pa¨ªs con una gran capacidad financiera, que mayormente conf¨ªa en la mano invisible del mercado sin demasiado aprecio por las pol¨ªticas sociales, y las necesidades de un ¨¢rea econ¨®mica con altas tasas de pobreza y con gran necesidad de apoyo a sus crecimientos nacionales respectivos. Las expectativas de las econom¨ªas latinoamericanas para este a?o y al menos los dos siguientes son p¨¦simas: contracciones del crecimiento de hasta el 10% este ejercicio y una escalada del paro y de la pobreza que pueden convertirse, debido en general a la debilidad de sus monedas y de sus finanzas p¨²blicas, en el germen de una crisis financiera m¨¢s amplia. Las incertidumbres principales que plantea el nombramiento del candidato de Trump tienen que ver con las dificultades que supone gobernar una instituci¨®n con el apoyo reticente de parte de sus socios ¡ªpor eso las divisiones son malas¡ª y con las dudas sobre la pol¨ªtica de concesi¨®n de cr¨¦ditos y ayuda al desarrollo que practicar¨¢ el banco de ahora en adelante. El BID necesita una gesti¨®n con sensibilidad social y atenci¨®n a los problemas del infradesarrollo; una gesti¨®n que, seg¨²n sus antecedentes y en opini¨®n de una parte de la instituci¨®n, Claver-Carone no est¨¢ en disposici¨®n de aplicar.

Existe el riesgo a?adido de que la Administraci¨®n de Trump quiera utilizar el BID como un arma pol¨ªtica apuntada al coraz¨®n de los pa¨ªses que considera enemigos, dada la afici¨®n probada del presidente estadounidense a estas t¨¢cticas. Tampoco es descartable que el banco se utilice para compensar o contener la presencia financiera de China en Latinoam¨¦rica, otra de las obsesiones de confrontaci¨®n global de Trump. Estos son los riesgos que plantean los cinco a?os de Claver-Carone, a los que habr¨¢ que prestar atenci¨®n. Su gesti¨®n, desde este momento, deber¨¢ ser juzgada en la medida en que se adec¨²e a los objetivos econ¨®micos y sociales del BID, que est¨¢n por encima de las pol¨ªticas obsesivas de Trump.