La masacre de Bogot¨¢
Ni la historia operativa ni la capacidad actual del ELN y las disidencias de las FARC permiten creer que sean la explicaci¨®n de lo ocurrido
La madrugada del pasado 9 de septiembre fue asesinado por polic¨ªas en la ciudad de Bogot¨¢ el abogado Javier Ord¨®?ez. Al parecer, muri¨® por golpes en un CAI. Pero previamente quedaron grabados en un v¨ªdeo los minutos de tortura que vivi¨® Javier a manos de polic¨ªas. A pesar de que los ciudadanos grababan, de que Javier ped¨ªa clemencia y de que los ciudadanos dec¨ªan que ya estaba inm¨®vil, la agresi¨®n continuaba. Horas despu¨¦s, estallaban en la ciudad protestas por la violencia policial. A finales de 2019 hab¨ªa sido asesinado un joven de apenas 18 a?os, Dilan Cruz, y d¨ªas antes de la muerte de Ord¨®?ez hab¨ªa muerto en Cartagena Harold Morales, en extra?as circunstancias que involucraban polic¨ªas.
Las protestas se extendieron por varias ciudades, pero Bogot¨¢ fue el foco. Decenas de CAI fueron atacados por j¨®venes que protestaban. El viernes, la alcaldesa de Bogot¨¢ informaba el balance: 72 heridos con arma de fuego; 10 personas perdieron la vida en presuntos actos de abuso policial y hubo uso indiscriminado de armas por parte de algunos miembros de la polic¨ªa. A esto se le suman otros muertos en el municipio de Soacha, vecino a Bogot¨¢. Una masacre con muy pocos precedentes en la capital.
Al d¨ªa siguiente de la noche violenta, los v¨ªdeos comenzaron a surgir en redes sociales. En algunos de ellos, polic¨ªas accionaban armas de fuego, se vieron im¨¢genes de abuso policial, varios CAI quemados y personas heridas. De hecho, en uno de los v¨ªdeos se ve como un polic¨ªa intercambia un arma con un civil. Horas despu¨¦s, la crisis institucional era m¨¢s que evidente. Pues para la alcaldesa de Bogot¨¢, Claudia L¨®pez, hubo uso excesivo de la fuerza. Por su parte, el presidente Iv¨¢n Duque cerr¨® filas en defender la polic¨ªa.
La alcaldesa de Bogot¨¢ pidi¨® una reforma estructural a la Polic¨ªa Nacional, un acto de perd¨®n p¨²blico y que r¨¢pidamente se avanzara en las investigaciones. El Gobierno, por su lado, manifest¨® que no hab¨ªa necesidad de reforma, pues ya se ven¨ªa avanzando en algunos ajustes. Lo cierto es que cada hora que pasaba mostraba que la distancia entre la alcald¨ªa y el Gobierno nacional aumentaba. Incluso, tras una reuni¨®n entre la alcaldesa L¨®pez y el presidente Duque, una frase de uno de los asistentes fue: el presidente oy¨®, pero no escuch¨®.
Durante el fin de semana, la presi¨®n por saber la verdad fue en aumento. La alcald¨ªa se manten¨ªa en la versi¨®n y con varios v¨ªdeos, seg¨²n ellos, demostraban el uso excesivo de la fuerza. Por su parte, el Gobierno, el s¨¢bado, comenz¨® a manejar la hip¨®tesis de que dicha acci¨®n fue producto de un ataque coordinado en el que participaron las disidencias de las FARC y el ELN. Tal hip¨®tesis trae tres cuestionamientos.
El primero es que una destrucci¨®n de m¨¢s de 60 CAI en la ciudad nunca se hab¨ªa visto, ni en las mejores ¨¦pocas de las FARC. Aceptar tal situaci¨®n significar¨ªa aceptar que la pol¨ªtica de seguridad ha sido un desastre, pues ser¨ªa atribuirles mucha capacidad a estos grupos, que hoy por hoy muchos analistas aseguran que no la tienen. Por otro lado, contemplar la posibilidad de que el ELN y las disidencias est¨¦n detr¨¢s de un acto coordinado sugiere o bien que los polic¨ªas que mataron a Javier Ordo?ez hicieron parte de la conspiraci¨®n, ya que las protestas comenzaron por ese asesinato; o que todo se hubiese podido coordinar en 12 horas. Ambas opciones son dif¨ªciles de sostener. Ni la historia operativa, ni su capacidad actual, permiten creer que el ELN y las disidencias sean la explicaci¨®n de esto.
Una tercera hip¨®tesis mantenida por expertos y analistas dice que lo que hubo ese d¨ªa y el siguiente fue una violencia sorpresiva de tipo contagioso, en la cual diferentes grupos lograron niveles de coordinaci¨®n y se produjo el famoso efecto contagio. Sin lugar a duda, los grupos que actuaron fueron de diferente ¨ªndole, pero a todos los un¨ªa una ira acumulada, un desprecio a la autoridad y cada cual ten¨ªa algunos intereses particulares.
Lo cierto es que actualmente la alcaldesa de Bogot¨¢ pulveriz¨® sus relaciones con la Polic¨ªa Nacional. Algunos temen, incluso, que la retaliaci¨®n de la polic¨ªa sea dejar crecer los indicadores de inseguridad para afectar su imagen. Por otro lado, la sensaci¨®n en una parte de la ciudadan¨ªa es que el presidente Duque dejar¨¢ todo en la impunidad, ni siquiera fue capaz de remover un general. As¨ª comienza la nueva normalidad.
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