Declaraci¨®n inaceptable
La UE debe emplear todos los recursos para obligar a Varsovia a poner fin a las ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTBI¡±
El Gobierno de Polonia no puede permanecer pasivo ante la inaceptable declaraci¨®n de casi un centenar de municipios como ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTBI¡±. Se trata de un pronunciamiento de car¨¢cter discriminatorio que atenta directamente contra los principios fundacionales de la Uni¨®n Europea, a la que Polonia pertenece como Estado de pleno derecho, y contra la misma Constituci¨®n polaca.
Aunque la declaraci¨®n de estos municipios no tenga todav¨ªa aplicaci¨®n pr¨¢ctica concreta y se trate m¨¢s bien de un pronunciamiento de car¨¢cter pol¨ªtico vinculado a movimientos ultraconservadores que apoyan al Gobierno del partido Ley y Justicia (PiS), utiliza una ret¨®rica que fomenta la criminalizaci¨®n social de la comunidad LGTBI. Un discurso apoyado expl¨ªcitamente por el Ejecutivo de Varsovia.
Acierta la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, en haber utilizado un lenguaje rotundo para condenar la iniciativa discriminatoria y la tolerancia oficial con ella. Sus advertencias, durante el discurso en Bruselas sobre el estado de la Uni¨®n, de que ¡°las zonas libres de LGTBI son zonas libres de humanidad y no tienen cabida en la UE¡±, y de que la Uni¨®n no permitir¨¢ m¨¢s violaciones en Polonia del Estado de derecho no deber¨ªan caer en saco roto en Varsovia, pero tampoco en el resto de Estados miembros.
La ultraderecha polaca ha hecho del se?alamiento a la comunidad LGTBI una bandera pol¨ªtica a la que se ha aferrado cada vez con mayor intensidad, como ha demostrado la campa?a electoral de las elecciones presidenciales del pasado 20 de junio. Desde el partido del Gobierno se ha ejercido un lenguaje liberticida contra el derecho de cada ciudadano a vivir su sexualidad como quiera y se han tolerado iniciativas que suponen un retroceso evidente en el ejercicio de un derecho fundamental. Y todo ello ha ocurrido en un pa¨ªs cuyos actuales gobernantes son impermeables a las repetidas advertencias y procedimientos sancionadores abiertos por la comunidad democr¨¢tica de Estados a la que Polonia libremente accedi¨® en 2004. Admoniciones justificadas ante la peligrosa deriva autoritaria en la que el Gobierno de PiS y su l¨ªder, Jaroslaw Kaczynski, han decidido embarcar al pa¨ªs.
Resulta adem¨¢s desconcertante que sea precisamente en Polonia, un pa¨ªs que sufri¨® como pocos la tiran¨ªa de la ocupaci¨®n nazi, cuyo germen ideol¨®gico era precisamente la discriminaci¨®n, donde se declaren ¡°zonas libres¡± que se?alan a ciudadanos polacos por su condici¨®n sexual y socavan sus derechos. La Uni¨®n no puede quedarse en la ret¨®rica condenatoria y debe emplear todos los recursos a su alcance para obligar al Gobierno de Varsovia a poner fin a esta ilegalidad. Polonia debe ser una ¡°zona libre¡±, s¨ª, pero de odio.
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