¡®Bankijote¡¯
Como en las andanzas de Don Quijote, all¨¢ donde los dem¨¢s ve¨ªamos en Bankia una venta (arregladita), nuestros hidalgos de izquierdas vislumbraban un castillo en el que cumplir todas sus fantas¨ªas de progreso nacional
En mi primera clase en la universidad, el profesor nos dijo que los cuatro grandes misterios de la humanidad son: qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos, ad¨®nde vamos, y qui¨¦n es el due?o de La Caixa. Esta inc¨®gnita universal ha adquirido dimensiones c¨®smicas tras la fusi¨®n con Bankia. La mastod¨®ntica entidad integrar¨¢ en su seno 18 ex cajas de ahorro, con sus m¨¢s de 50.000 trabajadores y 6.000 sucursales.
Antes de echar a andar, el nuevo banco asusta a izquierdas y derechas. Muchos liberales temen que sea ¡°demasiado grande para quebrar¡±. Y muchos progresistas se sienten decepcionados porque la nacionalizada Bankia no podr¨¢ ejercer ese m¨ªtico papel de ¡°gran banco p¨²blico¡±: una apote¨®sica m¨¢quina con capilaridad en todo el territorio nacional y capacidad financiera para regar el crecimiento de un nuevo tejido industrial ¡ªtecnol¨®gico, verde, igualitario, sostenible y org¨¢nico¡ª con el que Espa?a dar¨¢ carpetazo a un modelo econ¨®mico basado en el ladrillo, el turismo y la hortaliza (no ecol¨®gica). Como en las andanzas de Don Quijote, all¨¢ donde los dem¨¢s ve¨ªamos en Bankia una venta (arregladita), nuestros hidalgos de izquierdas vislumbraban un castillo en el que cumplir todas sus fantas¨ªas de progreso nacional.
Olvidaban que, en general, las experiencias de bancos p¨²blicos no son muy prometedoras. Los Estados pueden y deben actuar para fomentar el emprendimiento y la industria, pero elegir de antemano los sectores (y los empresarios) concretos no s¨®lo es ineficiente, sino contraproducente.
En Espa?a tenemos un problema a?adido: confundimos p¨²blico con pol¨ªtico. Nuestra manera de medir lo p¨²blica que es una instituci¨®n es contar el n¨²mero de asientos del consejo de administraci¨®n que est¨¢n ocupados por personas designadas por los partidos. Unos, ilusos, creen que es la mejor manera de hacer que una organizaci¨®n, como una caja de ahorros, genere valor p¨²blico. Otros, c¨ªnicos, saben que es la f¨®rmula para colocar a los simpatizantes del partido y engrasar el apoyo de intereses econ¨®micos locales.
Como documentan los economistas Lourdes Torres, Vicente Pina y Patricia Bachiller, cuanto mayor es el porcentaje de pol¨ªticos en el consejo de administraci¨®n de una caja de ahorros, peor funciona esta. Porque los pol¨ªticos presionan para que se financien proyectos que den votos para el partido, no resultados para la comunidad. @VictorLapuente
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