El regreso de la protesta social
La crisis de violencia policial separ¨® los sectores pol¨ªticos y el efecto de tolerancia que trajo la covid-19 se dej¨® de lado
La nueva normalidad, en Colombia, estar¨¢ marcada por las protestas. Hace unos d¨ªas, luego del asesinato del abogado Javier Ordo?ez a manos de polic¨ªas, estallaron protestas en varias ciudades del pa¨ªs. En Bogot¨¢, estuvieron marcadas por la violencia: m¨¢s de una decena de muertos y m¨¢s de 70 heridos con armas de fuego. El com¨²n denominador fue la violencia policial, en varios puntos dispararon contra los manifestantes y varios de los muertos habr¨ªan sido por disparos de uniformados.
El Gobierno nacional sali¨® con la tesis de que las protestas estaban infiltradas por la guerrilla del ELN, por las disidencias de las FARC, y alcanzaron a decir algunos funcionarios que todo estuvo a cargo de colectivos colombianos que era similares a los venezolanos. Hasta el d¨ªa de hoy, casi nadie medianamente informado cree en esa teor¨ªa, las pruebas de las autoridades son bastante d¨¦biles. Lo cierto es que hay decenas de v¨ªdeos de ciudadanos que comprueban una alta violencia policial. Hace 20 a?os una teor¨ªa de esas de infiltraci¨®n de grupos armados ilegales habr¨ªa sido aceptada sin cuestionamientos, ahora, con celulares y c¨¢maras en poder de los ciudadanos, casi nadie cree en ello.
Lo cierto es que la violencia policial del 9 y 10 de septiembre caus¨® una crisis pol¨ªtica que produjo al menos dos efectos. Por un lado, sirvi¨® como catalizador para que desde muchos sectores sociales se convocaran protestas y a salir a las calles. El objetivo es medir fuerzas, en dos sentidos. Por un lado, si la polic¨ªa y el Gobierno nacional van a seguir con su estrategia de represi¨®n violenta. Por otro lado, para medir la cantidad de gente que saldr¨¢. Si sale mucha gente, seguramente en 20 d¨ªas se estar¨¢ convocando un gran paro nacional. En todo caso, la variable del nuevo coronavirus ser¨¢ determinante. No debe olvidarse que hace pocos d¨ªas se declar¨® el confinamiento selectivo y se comenz¨® a abrir la econom¨ªa, la pregunta central es qu¨¦ tanto se dispararon los contagios en las ¨²ltimas dos semanas.
El segundo efecto que produjo la crisis de violencia policial del 9 de septiembre es que, nuevamente, separ¨® los sectores pol¨ªticos y el efecto de tolerancia pol¨ªtica que trajo la covid-19 se dej¨® de lado. De nuevo hay guerra pol¨ªtica. El presidente tom¨® partido por la polic¨ªa y la satanizaci¨®n de la protesta y, como era de esperarse, la oposici¨®n se fue del lado de la protesta social y la radicalizaci¨®n democr¨¢tica. Todo parece indicar que desde este momento hasta el 2022, cuando se produzcan las elecciones nacionales, la disputa pol¨ªtica ser¨¢ intensa.
Obviamente, el ritmo de la pandemia determinar¨¢ que tan pronto y que tan grandes ser¨¢n las marchas. Lo que ha pasado hasta ahora es el ensayo que han hecho las centrales obreras, el movimiento estudiantil y los diferentes movimientos sociales. La gran pregunta es si la protesta social estalla este mismo a?o, a¨²n con el virus rondando, o se aplaza hasta el primer trimestre de 2021. En todo caso, la estrategia de la oposici¨®n es clara: la protesta social.
Por su parte el Gobierno ha dise?ado una estrategia en tres puntos. Por un lado, crear una base social a trav¨¦s de la entrega de subsidios a los m¨¢s pobres, denominado ingreso solidario. Con ello, aspiran a evitar una crisis de popularidad. En segundo lugar, la victimizaci¨®n de su jefe, el expresidente ?lvaro Uribe, juega un papel importante; su proceso judicial durar¨¢ al menos dos a?os. Por ¨²ltimo, la estrategia de la seguridad. Si bien al gobierno de Iv¨¢n Duque le ha ido muy mal en seguridad ¨Csu pol¨ªtica ha sido un gran fracaso que se demuestra en las 60 masacres que han ocurrido en lo que va del a?o¨C, tambi¨¦n se debe decir que las protestas sociales en las clases media y alta preocupan, y el Gobierno se vender¨¢ como el gran salvador. Ser¨¢n meses intensos los que le esperan al pa¨ªs.
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