San Pedro Piqueras

En 1988, cuando una a¨²n no hab¨ªa echado el colmillo en el oficio y le daba corte hasta llamar a un concejal de pueblo, Pedro Piqueras ya dirig¨ªa y presentaba el telediario de Televisi¨®n Espa?ola. Entonces solo hab¨ªa una tele, lo que dec¨ªa la tele iba a misa y Piqueras era el sumo sacerdote que congregaba al 100% de la parroquia. As¨ª lo recuerda una. Dando el parte de la huelga general del 14-D, madre de todas las siglas period¨ªsticas, con esas cejas a id¨¦ntica altura, esa voz de cr¨¦anme lo que les digo, y ese flequillo al bies sobre el cr¨¢neo privilegiado amenazando con quedarse al raso d¨ªa a d¨ªa ante las c¨¢maras. Porque despu¨¦s vinieron las privadas, los fichajes millonarios, la lucha a escaleta partida por la audiencia. Y Piqueras cambi¨® de p¨²lpito, de sotana, de homil¨ªa, pero no de credo: el periodismo. Ah¨ª sigue cada noche a los 65 a?os, decano de sus colegas en activo, dirigiendo y presentando el noticiario estrella de Telecinco.

Piqueras ¡ªs¨ª, el de las tremendas, atroces, apocal¨ªpticas im¨¢genes¡ª ya diger¨ªa teletipos crudos en directo antes de que los teleperiodistas de ahora que se dan paso como quien se pasa el cubata estuvieran siquiera en los planes de sus padres. Claro que ha cambiado. ?Qui¨¦n no lo ha hecho? En el confinamiento le vimos soltarse lo que le queda de melena perpetrando entrevistas con famosos en las que se desnudaba ¨¦l m¨¢s que ellos. Hemos intuido su cargo de conciencia por colarnos el idilio de Enrique Ponce y Ana Soria en el sumario aderez¨¢ndolo con un reportaje de amores hist¨®ricos. Ha bajado el list¨®n para subir la audiencia, como todos. Pero el ¨²ltimo truco de su cadena, pasar sin anestesia de los cuernos de Antonio David en S¨¢lvame a los muertos por covid de las noticias, es demasiado y me da que ¨¦l lo sabe. Su cara de p¨®quer anteayer cuando Raquel Mosquera le dio paso a pantalla partida mand¨¢ndole ¡°un besazo¡± lo dec¨ªa todo. Yo que ¨¦l me plantaba ante Vasile. Piqueras es mucho Piqueras para ser carne de meme.