Rescatar la cultura
La pandemia ha situado al mundo cultural ante una paradoja de dif¨ªcil superaci¨®n: mientras el consumo de contenidos ha crecido e incluso se ha disparado, el sector se resiente y, en ocasiones, se hunde
La pandemia ha situado al mundo cultural ante una paradoja de dif¨ªcil superaci¨®n: mientras el consumo de contenidos ha crecido e incluso se ha disparado, el sector se resiente y, en ocasiones, se hunde. El 70% de las conexiones a Internet han sido para acceder a productos culturales, pero poco han servido para sostener un universo atomizado que ata?e a espect¨¢culos, conciertos, editoriales, librer¨ªas, galer¨ªas de arte, teatros o festivales, un ecosistema plural y fr¨¢gil que aporta sin embargo un gran valor a?adido al potencial de atracci¨®n tur¨ªstica de Espa?a y a su capacidad para ahondar en el discurso y la reserva intelectual de un pa¨ªs. La creaci¨®n es bienvenida y no frena, pero tiene un precio que debe sustentar la forma de vida de sus autores, gestores y mediadores culturales.
Ante unos l¨ªmites y p¨¦rdidas que agravan lo que se ha llamado ¡°la d¨¦cada perdida¡± por la doble crisis de la recesi¨®n de 2008 y la cultura de gratuidad, el sector ha iniciado unas protestas y demandas comprensibles. La casu¨ªstica es tan variada como las manifestaciones culturales: aunque los cines se han ido recuperando muy t¨ªmidamente tras el cierre total, demandan ayudas para pagar alquileres que no se han suspendido y para afrontar la nueva oleada del covid; los libros se recuperaron en verano, pero las librer¨ªas se han visto m¨¢s que nunca enfrentadas al reto de competir con la inmediatez de Amazon; las artes esc¨¦nicas tratan de conciliar las ganas de disfrutar del teatro, la danza y la ¨®pera con el comprensible miedo a contagiarse, como se demostr¨® en el Teatro Real, que suspendi¨® su funci¨®n por la protesta ante la gesti¨®n del aforo; y el gremio musical sufre una ca¨ªda devastadora, con el 95% de las salas de conciertos cerradas y la cancelaci¨®n de buena parte de los festivales. Las esperanzas que se abrieron para todos en verano han chocado con la nueva oleada de rebrotes y el curso arranca sin perspectivas de recuperaci¨®n ni, tal vez, de supervivencia. En el sector musical, el m¨¢s afectado por los cierres, 90 asociaciones relacionadas con la industria del espect¨¢culo agrupadas bajo el elocuente nombre de Alerta Roja han reclamado en protestas en 25 ciudades medidas urgentes y un convenio sectorial. No entienden que los metros o autobuses vayan llenos mientras se proh¨ªben los conciertos con medidas de seguridad. El ministro de Cultura recibir¨¢ hoy a sus representantes. El sector no entendi¨® la tardanza de la cartera de Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Uribes en reaccionar. En mayo y tras unos primeros desencuentros, el Gobierno aprob¨® una ayuda extraordinaria de 80 millones. Pero muchos lo juzgan insuficiente. Urge por parte del Gobierno una sensibilidad que interprete la cultura no como un sector econ¨®mico m¨¢s, sino como art¨ªfice de ese valor a?adido que construye el relato de un pa¨ªs. Hay que rescatar al sector.
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