Bastaba transparencia
Trump se ha negado sistem¨¢ticamente a un acto fundamental en democracia: rendir cuentas
Muchos factores tienen que ver en que Estados Unidos se est¨¦ acercando a sus 250 a?os de existencia siendo una democracia desde su fundaci¨®n. Uno, que no es menor, es el permanente escrutinio al que son sometidos sus gobernantes tanto por otros poderes del Estado como por la opini¨®n p¨²blica. Un sistema de contrapoderes ¡ªlos conocidos checks and balances¡ª de los que algunos tienen car¨¢cter obligatorio y otros son asumidos voluntariamente y por tradici¨®n por sus mandatarios, en la comprensi¨®n de que la transparencia resulta fundamental para el mantenimiento de una democracia.
En la disrupci¨®n que ha supuesto Donald Trump en la manera de entender y ejercer la presidencia de EE UU, el gobernante se ha negado a hacer p¨²blico el estado de sus declaraciones a Hacienda, y las ha protegido celosa y sistem¨¢ticamente del conocimiento de los votantes. Y no solo de ellos, sino tambi¨¦n de los poderes judicial y legislativo. La Fiscal¨ªa del Distrito de Manhattan y la mayor¨ªa de la C¨¢mara de Representantes han reclamado durante largo tiempo las declaraciones fiscales del presidente. Trump no solo no ha dado su brazo a torcer, sino que ha llevado el asunto hasta el mismo Tribunal Supremo, que en julio le record¨® que no puede bloquear la informaci¨®n que demandaba la Fiscal¨ªa, aunque tambi¨¦n resolvi¨® que la petici¨®n del Congreso deb¨ªa decidirse en un tribunal inferior. Todo esto hubiera sido completamente innecesario si, al igual que hicieron sus predecesores en el cargo, Trump hubiera hecho un m¨ªnimo ejercicio de transparencia ante los estadounidenses.
Ni lo hizo, ni lo ha hecho. Ha tenido que ser una revelaci¨®n period¨ªstica ¡ªgremio en el punto de mira permanente del millonario neoyorquino¡ª de The New York Times, la que ha sacado a la luz un elenco de maniobras fiscales y conflictos de intereses existentes en una figura empe?ada en hacer compatibles el servicio p¨²blico y el beneficio personal y que ¡ªa pesar de alguna teatral puesta en escena justo antes de comenzar su mandato¡ª se ha negado a desvincularse de sus negocios durante su estancia en la Casa Blanca.
Los datos hablan por s¨ª solos y uno de ellos es especialmente expl¨ªcito: Trump pag¨® 750 d¨®lares en impuestos en 2016, el a?o de su elecci¨®n. Es menos dinero, por ejemplo, de lo que cuesta alojarse dos d¨ªas en la Trump Tower que el presidente posee en Nueva York y mucho menos de los entre 10.000 y 15.000 d¨®lares que la media de los estadounidenses pagan todos los a?os al fisco.
La Organizaci¨®n Trump rebate que la informaci¨®n est¨¢ ¡°repleta de inexactitudes de bulto¡±, pero, de ser esto verdad, lo hubiera tenido muy f¨¢cil para evitarlas. Bastaba con que el presidente hubiera estado a la altura de su cargo y de los ciudadanos. Bastaba transparencia.
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