Un plan en tres pasos
Tener capacidad para producir vacunas, fondos para pagarlas y un sistema para distribuirlas son los pilares de la estrategia contra la covid-19 y donde lo ego¨ªsta y lo altruista de cada pa¨ªs pueden coincidir

El mundo est¨¢ a punto de realizar una haza?a cient¨ªfica: a principios del a?o que viene seguramente est¨¦ lista una vacuna segura y eficaz contra la covid-19. De hecho, es probable que haya m¨¢s de una. Es el acontecimiento que finalmente brindar¨¢ al mundo la posibilidad de acabar con la amenaza de la pandemia y volver a la normalidad.
Como seremos capaces de inmunizar contra la enfermedad, los Gobiernos podr¨¢n levantar las medidas de distanciamiento social, la gente ya no tendr¨¢ que llevar mascarilla, y la econom¨ªa mundial empezar¨¢ a funcionar otra vez a toda marcha.
Pero la erradicaci¨®n no ocurrir¨¢ de manera autom¨¢tica. Para lograr este objetivo, el mundo necesita antes tres cosas: la capacidad de producir miles de millones de dosis de vacuna, los fondos para pagarlas, y los sistemas para distribuirlas.
1. La capacidad de producir vacunas
En este momento, est¨¢ previsto que la mayor parte del suministro mundial de vacunas de la covid-19 vaya a los pa¨ªses ricos. Estos pa¨ªses han cerrado acuerdos con las farmac¨¦uticas para asegurarse el derecho a comprar dosis en cuanto se produzcan.
Pero, ?qu¨¦ pasa con los pa¨ªses de ingresos medios y bajos, desde Sud¨¢n del Sur hasta Nicaragua, pasando por Myanmar? En ellos vive casi la mitad de la poblaci¨®n del mundo, y no tienen poder adquisitivo para hacer grandes tratos con las empresas farmac¨¦uticas. En las condiciones actuales, podr¨¢n proteger, a lo sumo, al 14% de su poblaci¨®n.
Las recientes simulaciones de la Universidad del Nordeste [en Boston, Massachusetts] ayudan a ilustrar qu¨¦ suceder¨¢ si la distribuci¨®n de la vacuna es as¨ª de desigual. Sus investigadores analizaron dos escenarios. En uno de ellos, la vacuna se distribuye a todos los pa¨ªses en funci¨®n del tama?o de sus poblaciones. El otro se parece a lo que est¨¢ sucediendo ahora: 50 pa¨ªses ricos se hacen con los primeros 2.000 millones de dosis. En este caso, el virus sigue propag¨¢ndose sin control durante cuatro meses por las tres cuartas partes del mundo, y muere al menos el doble de personas.
Esto supondr¨ªa un enorme fracaso moral. La vacuna puede convertir la covid-19 en una enfermedad evitable, y nadie deber¨ªa morir de una infecci¨®n que se puede evitar por la ¨²nica raz¨®n de que el pa¨ªs en el que vive no puede permitirse cerrar un contrato de producci¨®n. Pero ni siquiera hace falta que nos preocupe la equidad para ver el problema que comporta el escenario en el que solo los pa¨ªses ricos acceden a la vacuna.
Todos nos asemejar¨ªamos a Australia y Nueva Zelanda. Ambos han pasado largos periodos con muy pocos casos dentro de sus fronteras, pero sus econom¨ªas siguen deprimidas debido al confinamiento de sus socios comerciales. Adem¨¢s, de vez en cuando, un nuevo portador del virus logra cruzar el Pac¨ªfico Sur y provoca nuevos brotes de la enfermedad. Esos brotes crecen y se extienden. Los colegios y las oficinas vuelven a cerrar.
Aun disponiendo de un exceso de existencias, los pa¨ªses ricos corren el riesgo de reinfectarse por esa v¨ªa. Porque no todo el mundo querr¨¢ que lo vacunen. La ¨²nica forma de eliminar la amenaza de esta enfermedad en un lugar es eliminarla en todas partes.
La mejor manera de cerrar la brecha vacunal entre pa¨ªses pobres y ricos no es avergonzar a los segundos. Lo que est¨¢n haciendo es perfectamente comprensible: intentan proteger a su poblaci¨®n. En vez de ello tenemos que aumentar enormemente la capacidad de producci¨®n del mundo. As¨ª podremos proteger a todos, vivan donde vivan.
En este frente se han conseguido avances extraordinarios. Las empresas farmac¨¦uticas han acordado incrementar su capacidad de producir medicamentos utilizando las f¨¢bricas de las dem¨¢s. Remdesivir, por ejemplo, fue creado por Gilead, pero se van a producir cantidades adicionales en las f¨¢bricas de Pfizer. Ninguna empresa hab¨ªa permitido jam¨¢s que un competidor utilizase as¨ª sus instalaciones.
Se han firmado unos cuantos acuerdos de esta clase, pero necesitamos todav¨ªa m¨¢s para alcanzar la meta de la erradicaci¨®n. Diecis¨¦is farmac¨¦uticas de nuestra fundaci¨®n han cerrado uno importante. Entre otras cosas, han acordado cooperar en la fabricaci¨®n y se han comprometido a incrementar la producci¨®n a una velocidad sin precedentes, lo que garantiza que las vacunas aprobadas se distribuir¨¢n ampliamente en el menor plazo de tiempo posible.
2. Los fondos para pagar las vacunas
Necesitamos la capacidad de fabricaci¨®n para producir suficientes vacunas, y tambi¨¦n los fondos para pagarlas.
Aqu¨ª es donde el Acelerador del acceso a las herramientas contra la covid-19 (ACT Accelerator en ingl¨¦s), puede ayudar. El acelerador es una iniciativa que cuenta con el apoyo de organizaciones como Gavi y el Fondo Mundial. Aunque no mucha gente haya o¨ªdo hablar de ellas, ambas llevan dos d¨¦cadas acumulando experiencia en la labor de financiar vacunas, medicamentos y diagn¨®sticos. La industria farmac¨¦utica ha facilitado la financiaci¨®n renunciando a obtener beneficios de ninguna vacuna de la covid-19 y accediendo a hacerla tan accesible como sea posible. Pero se necesitan fondos p¨²blicos.
El Reino Unido es un buen modelo para lo que otros pa¨ªses ricos deber¨ªan hacer. Ha donado dinero suficiente para que el acelerador consiga cientos de millones de dosis de vacuna para los pa¨ªses pobres. Tengo la esperanza de que otras naciones sean igual de generosas.
3. El sistema para distribuir las vacunas
Por ¨²ltimo, incluso cuando el mundo tenga a punto la capacidad de fabricaci¨®n y financiaci¨®n, deberemos reforzar los sistemas de salud, es decir, los trabajadores y las infraestructuras capaces de administrar efectivamente vacunas a personas de todo el mundo.
Tenemos mucho que aprender de la iniciativa en marcha para erradicar la polio. En una de las fotograf¨ªas m¨¢s famosas del esfuerzo para acabar con esta enfermedad en India se ve una fila de sanitarios transportando en la cabeza neveras para vacunas mientras caminan con el agua hasta la cintura a trav¨¦s de un terreno inundado para llegar a una aldea lejana. Para detectar los casos de covid-19 en las regiones m¨¢s pobres del mundo har¨¢ falta una red similar de trabajadores de atenci¨®n primaria, una red capaz de llegar a lugares a lo que no llegan las carreteras. Con un buen diagn¨®stico, esos sanitarios tambi¨¦n pueden dar la alarma si otra enfermedad pasa de un murci¨¦lago ¡ªo un p¨¢jaro¡ª a un ser humano.
En otras palabras, al eliminar la covid-19 podemos crear tambi¨¦n el sistema que ayude a reducir los da?os de la pr¨®xima pandemia.
Algo que he aprendido al estudiar la historia de las pandemias es que generan una din¨¢mica sorprendente en lo que a ego¨ªsmo y altruismo se refiere: las pandemias son una de esas raras ocasiones en las que el instinto de un pa¨ªs de ayudarse a s¨ª mismo est¨¢ estrechamente ligado a su instinto de ayudar a los dem¨¢s. Lo ego¨ªsta y lo altruista ¡ªgarantizar que los pa¨ªses pobres tienen acceso a las vacunas¡ª son la misma cosa.
Bill Gates es copresidente de la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates.
Traducci¨®n de News Clips.
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