V¨ªctimas que dividen
Francesc de Carreras dec¨ªa que habr¨ªa que preguntar a Santos Juli¨¢ sobre Espa?a ahora. No sabemos pero s¨ª sabemos que Santos habr¨ªa defendido mantener la calle de Largo Caballero
Un historiador italiano estudioso de la Guerra Civil, Gabriele Ranzato, sosten¨ªa en El gran miedo de 1936 (La Esfera de los Libros, 2002) que el pavor a la revoluci¨®n hab¨ªa sido el principal motor que hab¨ªa conducido a una buena parte de los militares espa?oles a dar el golpe de Estado que ten¨ªa que acabar con la Rep¨²blica espa?ola en ese a?o.
El golpe les sali¨® mal, pero tuvo la gran capacidad de desatar una violent¨ªsima guerra civil, que fue muy acorde con los tiempos de ¡°brutalizaci¨®n¡± de la pol¨ªtica que se viv¨ªan en toda Europa. Con una caracter¨ªstica muy repugnante y espa?ola que las guerras carlistas hab¨ªan asentado: en cualquier guerra en Espa?a ¡ªy hubo muchas en el siglo XIX¡ª se mataba m¨¢s en la retaguardia que en el frente de batalla.
Historiadores tan reputados como Eric Hobsbawm o Josep Fontana conclu¨ªan, aunque no se sintieran cercanos a las tesis o a algunos de los planteamientos de Ranzato, que el miedo a la revoluci¨®n hab¨ªa actuado como un ingrediente b¨¢sico en el comportamiento de algunas instituciones como el Ej¨¦rcito o de fracciones de clase como la peque?a burgues¨ªa, de las ciudades o del campo, daba lo mismo.
Razones para el miedo ten¨ªan realmente muchas los que se sent¨ªan concernidos por la amenaza revolucionaria: en julio de 1918, toda la familia real rusa hab¨ªa sido liquidada por un pelot¨®n de ejecuci¨®n que actuaba a las ¨®rdenes de Lenin. El exterminio de los Rom¨¢nov era solo la parte m¨¢s espectacular de un movimiento de inimaginable extensi¨®n: por todas partes se mataba en Rusia. Los llamados blancos no se quedaron cortos.
En Europa se mat¨® hasta el final de la II Guerra Mundial. A partir de entonces empez¨® a existir una pol¨ªtica que era tal cosa y no el exterminio del contrario.
Francesc de Carreras dec¨ªa que habr¨ªa que preguntar a Santos Juli¨¢ sobre Espa?a ahora. No sabemos, pero s¨ª sabemos que Santos habr¨ªa defendido mantener la calle de Largo Caballero. Ya no hay miedo. Ahora solo hay rencor en algunos, como el que lleva al alcalde de Madrid a borrar el nombre de todos los fusilados en La Almudena. El mismo que lleva a intentar eliminar el nombre de Indalecio Prieto de Nuevos Ministerios. Santos se habr¨ªa opuesto a esa tropel¨ªa.
Ortega Smith es argentino y todav¨ªa no sabemos si est¨¢ en contra de los vuelos de la muerte.
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