Maquinando fraudes
El aplazamiento de las legislativas solicitado por la UE para su despliegue es tan imprescindible como el entendimiento entre Capriles y Guaid¨®, sin marines ni atajos antidemocr¨¢ticos, aunque llamen a la puerta
La Uni¨®n Europea ha hecho santamente en pedir el aplazamiento de las legislativas venezolanas porque, sin una observaci¨®n forense de su desarrollo, la oposici¨®n corre el riesgo de perderlas habi¨¦ndolas ganado. Puestas las urnas, puestas las trampas: la falsificaci¨®n del voto y el enga?o del votante han sido herramientas de la derecha y de la izquierda en Am¨¦rica Latina desde mucho antes de que el PRI inventar¨¢ el acarreo de electores, los frijoles a cambio de apoyos y las urnas embarazadas con fajos de papeletas ama?adas.
Cabe suponer que el candidato Henrique Capriles no habr¨¢ incurrido en la temeridad de aceptar su participaci¨®n en los comicios de diciembre sin haber recibido garant¨ªas de que el escrutinio de los sufragios ser¨¢ supervisado internacionalmente y reflejar¨¢ la voluntad popular; cabe suponer tambi¨¦n que no se ver¨¢ obligado a denunciar que le han robado la victoria, como hizo en abril de 2013, cuando perdi¨® la presidencia de Venezuela por solo 233.935 votos, seg¨²n el oficialista Consejo Nacional Electoral (CNE).
El voto electr¨®nico y las operaciones inform¨¢ticas agilizan la votaci¨®n en las democracias subdesarrolladas, pero reducen la transparencia y la observaci¨®n independiente de escrutinios y tabulaciones, al perder la claridad de las papeletas en papel. Los expertos encargados de detectar trampas en los software y hardware no siempre tienen acceso a la sala de m¨¢quinas electorales y pueden toparse con programas que operan bajo acuerdos de confidencialidad.
Cuando hace seis a?os Capriles protest¨® los resultados de las presidenciales, el CNE vincul¨® el recuento a las m¨¢quinas de votaci¨®n, rechazando su auditoria: el cotejo del voto electr¨®nico con el comprobante en papel de los cuadernos de votaci¨®n, que recogen nombres, apellidos y huellas. El centro Carter no aval¨® el proceso y Bruselas se lav¨® las manos.
El Manual de Observaci¨®n Electoral de la Uni¨®n Europea admite que las nuevas tecnolog¨ªas presentan ventajas, pero tambi¨¦n peligros: el voto electr¨®nico es m¨¢s apropiado para pa¨ªses con sociedades que conf¨ªan en la integridad de los procesos de sufragio, escrutinio y agregaci¨®n de resultados. Si la confianza p¨²blica en el proceso es baja, como ocurre en Venezuela, el voto electr¨®nico acrecienta los peligros de manipulaci¨®n interna o externa, y puede da?ar todav¨ªa m¨¢s la credibilidad de las elecciones.
Se da?¨® en 2017 cuando Smartmatic, la empresa encargada del voto electr¨®nico en varias legislaturas, denunci¨® que entre el recuento oficial de las elecciones de la Asamblea Constituyente y el registrado por el sistema hubo una diferencia de m¨¢s de un mill¨®n de votos en favor del chavismo, gracias a la manipulaci¨®n inform¨¢tica y la generaci¨®n de sufragios falseados. Si la oposici¨®n contin¨²a acuchill¨¢ndose, aumentar¨¢n la desesperanza y la abstenci¨®n, y ganar¨¢n el acarreo y la fidelidad chavistas. El aplazamiento solicitado por la UE para su despliegue es tan imprescindible como el entendimiento entre Capriles y Guaid¨®, sin marines ni atajos antidemocr¨¢ticos, aunque llamen a la puerta.
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