Israel -Palestina, ?Estado binacional?
El renovado modelo de ¡°paz¡± subestima la fuerza del enraizado sentimiento nacional de los dos pueblos, y la magnitud de la desconfianza entre ellos
En los a?os setenta y ochenta, la posici¨®n oficial de la resistencia palestina armada rechazaba reconocer al Estado israel¨ª mientras este negara sus derechos; Al Fatah, presidida por Arafat, abogaba por la creaci¨®n de un Estado laico binacional, en el que ambos pueblos cohabitar¨ªan. Soluci¨®n a la que Israel se opon¨ªa firmemente, porque significar¨ªa, a medio plazo, su desaparici¨®n como naci¨®n jud¨ªa bajo el dinamismo demogr¨¢fico palestino; cierto que, en aquella ¨¦poca, tampoco quiso reconocer al pueblo palestino como tal. En los noventa, las partes contendientes, bajo la batuta norteamericana, consensuaron en Oslo un nuevo paradigma de encuentro basado en el principio de ¡°paz por territorios¡±. Se dio carta de naturaleza a Palestina; Cisjordania y Gaza fueron declarados territorios bajo soberan¨ªa de una ¡°Autoridad Palestina¡±, a cambio del reconocimiento del Estado israel¨ª (nunca aceptado por Ham¨¢s). Arabia Saud¨ª, nueva potencia regional, hizo adoptar esta idea por la Liga ?rabe: un ¡°plan ¨¢rabe de paz¡± que propon¨ªa dos naciones vecinas, una palestina y otra israel¨ª. Pero, en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, la derecha israel¨ª, adosada a la extrema derecha, y un Ham¨¢s islamista en las filas palestinas
, frustraron el proyecto.
Hoy el tono est¨¢ cambiando. En algunas canciller¨ªas occidentales se anuncia que el proceso de paz est¨¢ empantanado, porque el escenario de Oriente Pr¨®ximo ha sufrido una transformaci¨®n radical tras el enfrentamiento entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, la desaparici¨®n de un mundo ¨¢rabe solidario, y, para los palestinos, la guerra interna entre Ham¨¢s y una Autoridad Palestina minada por la corrupci¨®n y la impotencia. Adem¨¢s, el eufem¨ªstico plan de paz propuesto por Donald Trump legitima la colonizaci¨®n israel¨ª, y coloca a los palestinos fuera del tablero. Ante esta coyuntura, muchos palestinos, decepcionados por sus representantes, y parte de los israel¨ªes dem¨®cratas, defender¨ªan ahora apostar por la construcci¨®n de un Estado binacional. El embajador de Francia en Israel, Eric Danon, ha apoyado recientemente esta idea.
?Consentir¨¢ Israel a?adir a los casi 1,9 millones de ciudadanos ¨¢rabes palestinos otros millones que residen en los territorios ocupados? ?Admitir¨¢ Palestina mantener, dentro de ese nuevo formato de Estado, una situaci¨®n de apartheid, que se rebautizar¨ªa con la expresi¨®n binacional? ?Qu¨¦ hacer con los palestinos refugiados, tambi¨¦n millones en los pa¨ªses vecinos? Realmente, el renovado modelo de paz supondr¨¢ recolocar el mismo estado de cosas, aunque puede satisfacer y entretener el esp¨ªritu de canciller¨ªas occidentales por parecerles formalmente justo. En una palabra, subestima la fuerza del enraizado sentimiento nacional de los dos pueblos, y la magnitud de la desconfianza entre ellos. Puede que el proceso de paz est¨¦ paralizado, pero el paradigma de los dos Estados, como tales, no caduca. Es el ¨²nico punto de partida para una soluci¨®n realista de paz.
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