Dejen el futuro en paz
Si queremos asentar las pol¨ªticas futuras en cimientos m¨¢s s¨®lidos, debemos empezar auditando rigurosamente las pol¨ªticas del pasado. Pero eso es costoso para los pol¨ªticos
Nuestros pol¨ªticos miran demasiado al futuro. Les acusamos de lo contrario: distraernos con el pasado, la memoria hist¨®rica y Franco. Y les conminamos a que, en lugar de la Espa?a del ayer, piensen en la del ma?ana. Pero si algo nos sobra son visiones del porvenir. En pocos pa¨ªses los pol¨ªticos presentan tantos planes prospectivos con tal despliegue escenogr¨¢fico, jerga de autoayuda (¡°resiliencia¡±, ¡°transici¨®n¡±) y m¨²sica de piano.
Estos actos propagand¨ªsticos en lo peor de una pandemia son de mal gusto, pero el Gobierno de S¨¢nchez no es la excepci¨®n, sino el colof¨®n a la larga tradici¨®n futurista de nuestra pol¨ªtica. Todos nuestros presidentes del Gobierno han prometido crear cientos de miles de puestos de trabajo. Sin lograrlo, claro. Y todo pol¨ªtico y experto de renombre lleva lustros hablando de ¡°cambio de modelo productivo¡±. Sin conseguirlo tampoco.
No es casualidad. Es m¨¢s c¨®modo proyectar un futuro perfecto que examinar nuestro pasado imperfecto. Los pol¨ªticos prefieren vender sue?os nuevos que evaluar d¨®nde han fracasado los viejos. El ejemplo m¨¢s sangrante es la creaci¨®n de empleo. Espa?a lleva d¨¦cadas gastando en cursos de formaci¨®n ingentes cantidades de dinero. Pero apenas hay an¨¢lisis sobre el impacto que cada euro invertido en un determinado programa tiene sobre la empleabilidad de los participantes en el mismo. No sabemos qu¨¦ cursos funcionan y cu¨¢les no, d¨®nde el dinero p¨²blico sirve y d¨®nde se malgasta.
Otro paradigma de espejismo futurista es la digitalizaci¨®n de la Administraci¨®n. Suenan de nuevo las trompetas celestiales de una gran modernizaci¨®n 4.0, o 5G, de nuestro sector p¨²blico. Pero antes deber¨ªamos averiguar por qu¨¦ han fracasado reformas anteriores. En 2006, Espa?a puso en marcha el DNI electr¨®nico, con un coste en los primeros a?os de casi 350 millones de euros. Pero, como destacan los economistas Miguel Almunia y Pedro Rey, apenas el 0,2% de los tr¨¢mites con la Administraci¨®n se realizan hoy utilizando el DNI-e. Porque, para poder firmar electr¨®nicamente, los ciudadanos tenemos que ir presencialmente a una oficina para obtener un certificado, al menos una vez cada cuatro a?os.
Si queremos asentar las pol¨ªticas futuras en cimientos m¨¢s s¨®lidos, debemos empezar auditando rigurosamente las pol¨ªticas del pasado. Pero eso es costoso para los pol¨ªticos. Para ellos es mejor hacer borr¨®n y cuento nuevo. @VictorLapuente
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