Una estratagema iliberal
Los dioses ciegan a quienes quieren perder, aunque en este caso la ¡®hybris¡¯ desmedida sea la de Iglesias, y no la de S¨¢nchez
La portavoz ultra en la Asamblea de Madrid, en la ¨²ltima sesi¨®n de control al Gobierno madrile?o, expuso su sospecha de que la pretendida resistencia de la presidenta Ayuso contra el estado de alarma decretado por el ministro de Sanidad no fue m¨¢s que un subterfugio para descargar sobre La Moncloa la responsabilidad de arruinar la econom¨ªa como ¨²nico m¨¦todo posible de atajar la covid. As¨ª la presidenta siempre podr¨¢ atribuirse el m¨¦rito de haber salvado las empresas madrile?as de la agresi¨®n monclovita. Buena estratagema, pues seguro que sus bases electorales querr¨¢n creerse el relato de Ayuso.
Y otro subterfugio an¨¢logo al denunciado por Monasterio es el escenificado por el presidente S¨¢nchez, amagando con someter al poder judicial mediante procedimientos iliberales si Casado no se aviene a pactar la renovaci¨®n de su c¨²pula, como hab¨ªa prometido hacer este verano. De este modo La Moncloa siempre gana. Si Casado cede ante la amenaza, porque habr¨¢ pactado la reforma tal como se pretend¨ªa. Y si no cede, porque en tal caso la coalici¨®n de investidura desbloquear¨¢ la renovaci¨®n del CGPJ, y adem¨¢s con consejeros m¨¢s afines al m¨¦todo Frankenstein que los pactados con Casado. Haga Casado lo que haga, La Moncloa siempre ganar¨ªa.
Siendo el vicepresidente Iglesias admirador de Juego de Tronos (serie de estrategia iliberal sobre la que coordin¨® un libro como profesor no numerario de Pol¨ªticas), esa estratagema le debe de parecer el colmo de la inteligencia pol¨ªtica: una astucia tan brillante que no puede ser rechazada por consideraciones intempestivas de ¨¦tica democr¨¢tica. Pero, en realidad, el subterfugio no es tan inteligente como parece, pues deja a los contendientes sin m¨¢s salida que la agresi¨®n mutua asegurada, como si estuvieran trabados por un lance de teor¨ªa de juegos como el dilema del gallina o del prisionero.
Aunque Casado creyese que la amenaza de S¨¢nchez va en serio (es decir, que si ¨¦l no cede La Moncloa activar¨¢ la reforma iliberal del CGPJ), no est¨¢ en condiciones de plegarse a ella, por lo que aceptar¨¢ el pulso hasta el final. Ya lo dijo en sede parlamentaria: ¡°A m¨ª no me presiona nadie, y menos usted¡±. Y si Casado no cede, S¨¢nchez tendr¨¢ que ir hasta el final consumando la regresi¨®n iliberal de la democracia espa?ola. Pues nuestra escena pol¨ªtica es un patio de colegio donde los actores est¨¢n sometidos a la prueba de demostrar que a ellos no hay quien les arrugue, pues el que afloja pierde las elecciones.
De ah¨ª que en plena pandemia estemos condenados a presenciar este aciago teatro que nos conducir¨¢ al involucionismo antidemocr¨¢tico. Un suicidio para S¨¢nchez, pues ning¨²n dem¨®crata consciente deber¨ªa votarle despu¨¦s de eso. Como le ocurri¨® a Gonz¨¢lez, cuyo declive comenz¨® en 1985, cuando por un desplante calderoniano de soberbia ofendida inici¨® la primera reforma iliberal del Consejo del Poder Judicial. Los dioses ciegan a quienes quieren perder, aunque en este caso la hybris desmedida sea la de Iglesias, y no la de S¨¢nchez.
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