Pl¨¢stico: misi¨®n imposible
Para lograr una aut¨¦ntica transformaci¨®n es necesario el impulso de las pol¨ªticas p¨²blicas
Esta semana, Greenpeace ha publicado un pol¨¦mico informe donde afirma que Ecoembes, la asociaci¨®n encargada de recoger y reciclar los envases en Espa?a, miente. Miente en su afirmaci¨®n de que recicla un 75% ¡ªseg¨²n la investigaci¨®n de la ONG es solo un 25%¡ª y miente sobre el destino que se da a las toneladas de pl¨¢stico no reciclado: una buena parte acaba enterrada en vertederos, incinerada o exportada a otros pa¨ªses, sobre todo de Asia (otro d¨ªa hablar¨¦ de las implicaciones geopol¨ªticas de la ¡°externalizaci¨®n¡± de nuestra basura a pa¨ªses m¨¢s pobres).
Ecoembes, por su parte, ha negado la veracidad del informe.
El conjunto de las cifras europeas es igual de oscuro. De los 29 millones de toneladas de pl¨¢stico recogidas en la Uni¨®n en 2018, apenas un tercio fue reciclado, un cuarto acab¨® en vertederos y un 43% en plantas de incineraci¨®n.
La cruda realidad es que el pl¨¢stico, un material sumamente vers¨¢til, resistente, barato de producir y dif¨ªcil de reciclar, invade todos los aspectos de nuestras vidas, ya sea por activa ¡ªlo que consumimos¡ª o por pasiva ¡ªlas micropart¨ªculas que nos llegan a trav¨¦s del agua, los alimentos y el aire que respiramos¡ª. Y no tiene pinta de que la situaci¨®n vaya a cambiar.
La industria petroqu¨ªmica representa un 14% de la demanda global de petr¨®leo. Ah¨ª se incluye su doble uso como materia prima para pl¨¢sticos y como combustible para producirlos. La Agencia Internacional de la Energ¨ªa calcula que para 2030 ser¨¢ el sector que m¨¢s petr¨®leo consuma; m¨¢s que el resto de la industria; m¨¢s que todo el transporte. Un mercado inundado de petr¨®leo barato por tensiones geopol¨ªticas y por el enorme aumento de la producci¨®n en Estados Unidos por el desarrollo del esquisto explican esta tendencia.
Seguir¨¢ aumentando el pl¨¢stico, seguir¨¢n aumentando los residuos, pues no tienen los fabricantes ning¨²n incentivo para cambiar el modelo ni para invertir en mejorar el reciclaje. Y la mayor parte de medidas que emprenden son puramente cosm¨¦ticas. As¨ª que la vida sin m¨¢s pl¨¢stico que el estrictamente necesario se ha convertido en una misi¨®n casi imposible. Pero no hay que caer en la desesperanza. Hay que seguir denunciando usos absurdos, malas pr¨¢cticas y transformando nuestros h¨¢bitos de consumo, aunque nuestra acci¨®n individual parezca una gota en el oc¨¦ano.
Para lograr una aut¨¦ntica transformaci¨®n es necesario el impulso de las pol¨ªticas p¨²blicas. La Uni¨®n Europea ha empezado a tom¨¢rselo muy en serio. Una directiva recientemente aprobada proh¨ªbe los pl¨¢sticos de un solo uso a partir de 2021. Su plan para la econom¨ªa circular aspira a hacer realidad los principios de reducir, reutilizar y reciclar. Espa?a tambi¨¦n ha aprobado la suya hace apenas unos meses. Ambas contemplan un impuesto sobre el pl¨¢stico. Y como ha demostrado la normativa sobre las bolsas, este tipo de acciones funciona.
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