El horror com¨²n
El admirable profesor que defendi¨® la libertad fundamental de opini¨®n no pod¨ªa imaginar que, por ello, un fan¨¢tico lo degollar¨ªa y, menos a¨²n, que su nombre pueda germinar otros conflictos
El escenario, lamentablemente, no es nuevo: retrata a un joven de 18 a?os, oriundo de Chechenia, educado en Francia, socialmente marginado, y radicalizado en la doctrina yihadista; a un profesor de instituto que explica el significado de la libertad de expresi¨®n, utilizando una caricatura de Mahoma, que pod¨ªa herir los fundamentos de quienes se sienten vinculados a la confesi¨®n musulmana; unas redes sociales afines al extremismo religioso que increpan al docente; un brutal desenlace, el 16 de octubre en la aldea de Conflans-Sainte-Honorine: el asesinato salvaje de Samuel Paty, el profesor defensor de los valores de la Rep¨²blica dentro del espacio p¨²blico libre de las ataduras de las confesiones y dominado por la raz¨®n, el saber y la tolerancia. Por ¨²ltimo, la polic¨ªa mata al terrorista.
Estos grav¨ªsimos hechos han provocado otro previsible escenario de reacciones: medios de comunicaci¨®n, bajo el choque emocional, que patrimonializan el crimen, ataques contra el islam como tal por parte de la extrema derecha, titulares alarmantes de peri¨®dicos especializados en la sem¨¢ntica racista; ruido de la derecha, vociferando, de nuevo, contra la legislaci¨®n de extranjer¨ªa y asilo, por ser ¡°responsables¡± de la acogida del joven, que ven¨ªa de Mosc¨²; partidos de izquierda que condenan duramente el acto; el Estado que quiere censurar colectivos sociales que no controla, como el consejo nacional de lucha contra la islamofobia, etc¨¦tera.
Probablemente, esta cadena de reacciones contrar¨ªe las racionales lecciones del profesor asesinado. Porque la carta de presentaci¨®n del criminal deja fluir insidiosamente en la opini¨®n p¨²blica una ecuaci¨®n reductora que puede conducir al estigma: yihadista, igual a terrorista, islamista y musulm¨¢n. Para muchos musulmanes, supone una dificultad m¨¢s que asumir por ejercer su creencia; se sienten sospechosos y su lealtad ciudadana cuestionada.
Aunque, a trav¨¦s de sus representantes, condenen p¨²blica y reiteradamente este acto cruel, seguir¨¢n experimentando la desconfianza latente hacia ellos. Ah¨ª radica la debilidad intr¨ªnseca del republicanismo franc¨¦s, cuyas bases mentales son cat¨®licas (es un catolaicismo). La concepci¨®n asimilacionista francesa se enfrenta desde hace a?os a la cuesti¨®n: ?C¨®mo hacer para laicizar el islam dentro de las pautas republicanas? Es un reto pendiente, que implica una nueva mirada sobre una sociedad multiconfesional diferente de la del siglo XIX. M¨¢s problem¨¢tico todav¨ªa: el Gobierno, desde antes, proyectaba una ley sobre el llamado ¡°separatismo¡± para luchar contra el extremismo religioso. Dada la atmosfera emocional ahora, se puede temer un debate en la Asamblea nacional poco propicio a la objetividad, sobre todo cuando el mismo ministro de Educaci¨®n propone perseguir y prohibir lo que llama ?"el islam-izquierdista" en las universidades! El admirable profesor que defendi¨® la libertad fundamental de opini¨®n no pod¨ªa imaginar que, por ello, un fan¨¢tico lo degollar¨ªa, y, menos a¨²n, que su nombre pueda germinar otros conflictos.
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