Libertad
Los partidos de la derecha espa?ola est¨¢n muy preocupados porque la Navidad se celebre como Dios manda, esto es, con un derroche de consumismo y todas las familias sentadas a la mesa, se soporten sus miembros o no
Algo bueno ten¨ªa que traer la pandemia v¨ªrica y no s¨®lo muerte y desgracia. De entrada, este fin de semana nos librar¨¢ de las calabazas y los disfraces de Halloween, esa costumbre importada de Estados Unidos que con tanta fuerza ha prendido entre los espa?oles demostrando nuestra vocaci¨®n colonial respecto de aqu¨¦llos. A lo largo del mes de noviembre nos libraremos tambi¨¦n de otras celebraciones, como el homenaje a Franco o el Black Friday, ese d¨ªa del consumo terminal que tambi¨¦n hemos importado del pa¨ªs donde cualquiera puede llegar a presidente, la prueba es el que hay. Como la gente no est¨¢ de humor, el oto?o se presenta tranquilo cuando menos, algo que uno agradece.
Los partidos de la derecha espa?ola est¨¢n muy preocupados, sin embargo, porque la Navidad se celebre como Dios manda, esto es, con un derroche de consumismo y todas las familias sentadas a la mesa, se soporten sus miembros o no. Es lo que ordena la tradici¨®n y lo que la econom¨ªa aconseja y, si la econom¨ªa lo aconseja as¨ª, es lo que se debe hacer independientemente de lo que digan los epidemi¨®logos, esos torpes aguafiestas resentidos que disfrutan d¨¢ndonos malas noticias. Que las comidas de empresa, el amigo invisible, los turrones, las sobremesas interminables y las campanadas de la Nochevieja tomando las uvas y brindando por el a?o nuevo pueden costar unas cuantas vidas dense por bien empleadas con tal de salvar las tradiciones y, sobre todo, la econom¨ªa. Es preferible morir de la covid que de necesidad, dicen algunos de nuestros dirigentes de la derecha para los que la econom¨ªa est¨¢ por encima de la salud.
A la cabeza de ellos, la presidenta de Madrid, esa encarnaci¨®n de Trump en versi¨®n chulapa que demuestra que en nuestro pa¨ªs tambi¨¦n cualquiera puede llegar a presidir un Gobierno, se ha erigido en la principal valedora de una soluci¨®n que pasa por supeditar cualquier medida de prevenci¨®n, incluso las que aconsejan sus propios correligionarios ideol¨®gicos en otras regiones, a la libertad sagrada de consumir, que implica la de movimientos, entre otras. Como en la pel¨ªcula de los hermanos Marx, el tren tiene que seguir andando y si para ello hay que quemarlo entero se quema. ¡°?M¨¢s madera!¡± deber¨ªa ser su eslogan y no ese tan desgastado que esgrime de que la libertad est¨¢ por encima de todas las cosas.
Se acercan tiempos duros, invernales, y todo el mundo se prepara para afrontar de la mejor manera posible las tormentas de nieve que vendr¨¢n, entre las que no es la menor esa Navidad que ya est¨¢ a la vuelta de la esquina y que pondr¨¢ a prueba nuestra resistencia tanto econ¨®mica como psicol¨®gica de nuevo. Este a?o ser¨¢ diferente, se pongan como se pongan nuestros pol¨ªticos m¨¢s conservadores y esas personas para las que la familia y la tradici¨®n son todo, lo que har¨¢ que veamos a m¨¢s de uno acusar al Gobierno de Pedro S¨¢nchez de que hasta eso les roba. Y yo recordar¨¦ a Bernardo, aquel vagabundo de la plaza madrile?a de la Villa de Par¨ªs con el que tantas horas de conversaci¨®n pas¨¦ mientras mi perra corr¨ªa y jugaba con otros perros, y que me dio la mejor lecci¨®n de saber estar y de pragmatismo la v¨ªspera de una Nochebuena que para ¨¦l se anunciaba como cualquier otra: ¡°Me han invitado a cenar Fulanito, Menganito y Zutanita, pero, ?sabes lo que te digo?... Que es un d¨ªa tan ¨ªntimo, tan ¨ªntimo, que prefiero cenar solo¡±.
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