Preparar nuevos pasos
El Gobierno debe ir perfilando ya el marco para aplicar medidas m¨¢s restrictivas que podr¨ªan ser necesarias pronto
El decreto del estado de alarma que el Gobierno aprob¨® el 25 de octubre se queda corto ante las peticiones de un creciente n¨²mero de comunidades aut¨®nomas, que lo ven insuficiente dado el r¨¢pido aumento de contagios y solicitan su ampliaci¨®n para hacer posible el confinamiento domiciliario. Es cierto que, dentro del marco jur¨ªdico aprobado, los Gobiernos regionales a¨²n tienen m¨¢rgenes para adoptar m¨¢s restricciones. El Gobierno vasco lo hizo anoche al anunciar el cierre total de bares y restaurantes, el adelanto del toque de queda a las 22.00 y m¨¢s l¨ªmites al comercio. Se suma as¨ª a otras comunidades que han ido avanzando en las restricciones en distintos grados y ¨¢mbitos, desde el teletrabajo y la hosteler¨ªa a los confinamientos municipales. Pero el Gobierno de la naci¨®n tiene la obligaci¨®n de tener preparado el siguiente paso, m¨¢xime cuando la media de casos en el pa¨ªs segu¨ªa ayer por encima de los 500 por cada 100.000 habitantes en 14 d¨ªas, con un r¨¦cord de muertes de esta segunda ola (368 en 24 horas) y una alta presi¨®n hospitalaria. Comunidades importantes siguen por encima de los 700 casos por 100.000 habitantes (Castilla y Le¨®n, Catalu?a, La Rioja y Ceuta) y tres territorios superan los 1.000 (Navarra, Arag¨®n y Melilla).
En este contexto, las declaraciones del ministro Illa, que ha asegurado que el escenario del confinamiento domiciliario ¡°rotundamente no¡± se contempla ahora mismo, plantean dudas. Aun siendo de desear que no haga falta llegar a la medida m¨¢s extrema y socialmente extenuante, la gravedad de la situaci¨®n requiere que el Gobierno tenga la herramienta perfilada y preparada para una eficaz y r¨¢pida utilizaci¨®n si fuera necesario. Sobre todo ante un modelo de gobernanza tan complejo como el espa?ol, donde cada actuaci¨®n no es resultado de una decisi¨®n centralizada y veloz, sino de un trabajo de consenso en el Consejo Interterritorial y despu¨¦s en el Parlamento, que necesita d¨ªas y ag¨®nicas discusiones.
El Ejecutivo ha alegado, con raz¨®n, que hay que dar tiempo a las medidas actuales, que requieren dos o tres semanas para surtir efecto. Y as¨ª debe ser. Pero Gobiernos de todos los colores ¡ªdesde Asturias, socialista, a Castilla y Le¨®n, del PP¡ª lo han solicitado ya. Otras como Andaluc¨ªa o Pa¨ªs Vasco lo han sugerido. Y es obligaci¨®n del Gobierno central tenerlo preparado. El ejemplo que est¨¢n dando pa¨ªses del entorno muestra la v¨ªa de un confinamiento menos radical que el de la primavera, ya que los colegios, el deporte o el paseo al aire libre y los trabajos en general pueden quedar a salvo. La mayor flexibilidad posible es deseable ante el agotamiento de la poblaci¨®n y de la estructura econ¨®mica. Pero el debate debe estar adelantado y la herramienta y los criterios creados antes de que, una vez m¨¢s, el virus demuestre ir m¨¢s r¨¢pido que la capacidad de reacci¨®n del sistema espa?ol.
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