Terrible EE UU¡­ ?y Espa?a?

El Presupuesto se va a convertir en el primer examen para una sociedad que, como tantas, no deber¨ªa dejar de mirarse en el espejo siempre precursor de EE UU. S¨ª, aquella es una sociedad dividida peligrosamente, polarizada hasta una intolerancia amenazante¡­ ?y esta? Es f¨¢cil dar lecciones en casa ajena, pero tal vez 60.000 muertos puedan ser un buen argumento para reconsiderar el valor de los puentes. Eso parece latir en el argumento de Carmen Calvo, al ser interrogada por los Presupuestos y negar las exclusiones: ¡°Se trata de una suerte de ¡®Fuenteovejuna, todos a una¡¯ para sacar este pa¨ªs adelante. Eso significa que bienvenidos todos aquellos que entiendan que estos son unos presupuestos de cobertura social important¨ªsima¡±.

Great! It sounds good¡­

S¨ª, suena bien, pero s¨®lo hasta que le preguntan por los Presupuestos de Andaluc¨ªa y si har¨¢ lo mismo el PSOE: ¡°El Partido Popular calibr¨® mal, por obtener el poder, aliarse con Vox. Lo calibr¨® muy mal en todos los territorios¡±. A partir de ah¨ª, repite circunloquios para concluir, en definitiva, que con Vox en la ecuaci¨®n es inaceptable. Es, claro est¨¢, de una l¨®gica imp¨²dica demasiado obvia. Calvo considera que los Presupuestos de su Gobierno deben ser apoyados por el bien de la ciudadan¨ªa, con independencia de sus socios de mayor¨ªa, pero no los Presupuestos de otros, por el bien de la ciudadan¨ªa, debido a sus socios. As¨ª, sobre la arbitrariedad excluyente, se construye la fractura de la polarizaci¨®n.

Ser¨ªa absurdo cuestionar el eje izquierda-derecha y su confrontaci¨®n necesaria. La cuesti¨®n es que esto se proyecte a una mec¨¢nica vetocr¨¢tica. Y eso es exactamente lo que plantea el Gobierno, con esa l¨®gica perversa de Calvo, como suced¨ªa con el asalto al Poder Judicial. Calvo no cree que la situaci¨®n de emergencia requiera unidad, porque en ese caso creer¨ªa en el valor de la unidad apoyando los Presupuestos en su tierra, donde se frisa de nuevo el 30% de desempleo; antes bien, lo que cree es que sus cuentas s¨ª merecen un apoyo masivo, al borde de un ?porque nosotros lo valemos! como el viejo eslogan de L¡¯Oreal, pero a la derecha no se le puede apoyar. Esto es, fatigosamente, lo que hay: aceptable/inaceptable.

Va de suyo que en la bancada de enfrente va a encontrar a muchos partidarios de esa l¨®gica argumental. No ya en Vox, que como Podemos se define por contraste, tensando desde el extremo opuesto con pulsiones populistas, sino en el PP. Y ah¨ª est¨¢ el tumor. La polarizaci¨®n de Vox, UP o ERC est¨¢ descontada, pero no la renuncia de los grandes partidos a los espacios comunes. De hecho se prestan incluso a negociar cuestiones medulares ¡ªcomo eliminar la lengua oficial del Estado como vehicular en la Ley de Educaci¨®n, tarifada por ERC; o la criminalizaci¨®n de la inmigraci¨®n, de Vox¡ª con esa inercia. Ah¨ª aflora, claro est¨¢, un problema de liderazgo, y esa es la diferencia con Alemania o Francia. M¨¢s all¨¢ de las ret¨®ricas huecas de la mano tendida, el ¡®no es no¡¯ est¨¢ ya muy arraigado en PSOE y PP. Despu¨¦s, que si el legado de Trump.