Leopoldo L¨®pez en la era Biden
El opositor venezolano es el ¨²nico capaz de abogar con ¨¦xito por un levantamiento total o parcial de las sanciones de Washington
De todo el elenco opositor venezolano ha sido Leopoldo L¨®pez el m¨¢s perseverante en los extrav¨ªos que dicta el tener una inmejorable opini¨®n de s¨ª mismo. Sus pares han censurado desde siempre en ¨¦l su impaciencia por hacer tienda aparte cuando no ha logrado imponer sus pareceres. Bien o mal, ese empe?o en singularizarse como cabeza de sucesivas, sangrientas e infructuosas insurrecciones ciudadanas labr¨® la figura definitiva de su actual persona p¨²blica.
La oposici¨®n venezolana ha dado suficiente muestra, durante m¨¢s de veinte a?os, de arrojo f¨ªsico y valent¨ªa moral ante la sanguinaria tiran¨ªa del chavismo-madurismo. Mujeres y hombres de coraje no nos han faltado; tampoco vigor y probidad intelectual. Con todo, no es exagerado afirmar que la imaginaci¨®n p¨²blica de mi pa¨ªs ha otorgado a Leopoldo ¨Ccomo familiarmente lo llaman los venezolanos¨C el estatuto del insurgente civil por excelencia. Una percepci¨®n que se afirm¨® durante los a?os de Trump, en el curso de los cuales termin¨® de conformarse una coalici¨®n en torno a la pol¨ªtica encarnada en Juan Guaid¨®.
Esa pol¨ªtica logr¨®, a comienzos de 2019, hacerse entender de una gran mayor¨ªa de los venezolanos como un refinamiento de la estrategia de insurrecci¨®n ciudadana nacida en 2014 y dirigida, esta vez, a forzar un definitivo pronunciamiento militar que lograse deponer a Nicol¨¢s Maduro. El elemento m¨¢s poderoso y atrayente de esa pol¨ªtica fue contar con el visto bueno de Donald Trump y su panda de ¡°cold warriors".
Quede para otros art¨ªculos elucidar en detalle c¨®mo fue posible que tantos venezolanos viesen en Donald Trump el espejismo de un nuevo Teddy Roosevelt capaz de ordenar una operaci¨®n aerotransportada comandada por Tom Hanks. La gesticulaci¨®n de Trump tuvo su parte en ello, desde luego. No hay duda, sin embargo, de que esa expectativa, alentada, entre otros elementos, por el arrogante pitiyanquismo de la diplomacia de Guaid¨®, se vio decepcionada por sus inconducentes tejemanejes entre la coalici¨®n Guaid¨® y generales y magistrados culpables de violaciones a los derechos humanos. El fiasco del 30 de abril fue decepcionantemente anticlim¨¢tico.
Lo cierto es que la noci¨®n, en principio muy atendible, de que sostenidas movilizaciones de masa y una fractura del mundo militar podr¨ªan lograr que un Gobierno de transici¨®n, conformado en di¨¢logo con factores militares no incursos en delitos de lesa humanidad, condujesen a una libre elecci¨®n presidencial no lleg¨® a cuajar realidades en los cuarteles, pese al decidido apoyo de m¨¢s de medio centenar de gobiernos del mundo y de los m¨¢s caracterizados halcones de Washington.
El proceso estuvo orlado de errores, pasos en falso y acusaciones de corrupci¨®n. La dictadura logr¨®, entre tanto, corromper a una parte de la Asamblea Nacional, ¨²nico sost¨¦n leg¨ªtimo de la presidencia interina de Juan Guaid¨®. Recrudeci¨® la represi¨®n contra todo adversario, ensa?¨¢ndose,en muchas ocasiones homicidamente, en la espont¨¢nea protesta popular que contra todo pron¨®stico no ha dejado de crecer.
Caracter¨ªsticamente, Maduro ha convocado unas elecciones parlamentarias que todo el planeta, menos los partidos peleles del r¨¦gimen, repudia como fraudulentas. Sus aliados no han alcanzado a mitigar los efectos de la debacle econ¨®mica chavista, de la pandemia y, ¨²ltimamente, de las duras sanciones estadounidenses.
El indiscutible logro mayor de la campa?a del 2019 est¨¢ en haber galvanizado la opini¨®n del mundo libre que hoy juzga tan aborrecible la permanencia de Maduro en el poder haciendo que cada d¨ªa luzca m¨¢s delirante su pretensi¨®n de presidir un farsa electoral.
La pandemia que asuela el planeta, y la descomunal crisis pol¨ªtica estadounidense que Donald Trump cortej¨® minuciosamente, impusieron una tregua a la insurgencia promovida por L¨®pez y la coalici¨®n Guaid¨®. Justamente en esa descorazonada bajamar, Leopoldo L¨®pez dej¨® el refugio que le brindaba la embajada espa?ola y logr¨® salir de Venezuela.
Detractores y adictos coinciden en que, tras siete a?os de prisi¨®n ¨Cm¨¢s de la mitad de la pena que injustamente se le impuso ¨C, el ¨¢nimo de lucha de L¨®pez luce intacto y, tambi¨¦n, que hoy su liderazgo cuenta con considerable recursos materiales. El teatro de operaciones para sus especiales talentos se ha ampliado tambi¨¦n enormemente.
Su desempe?o, desde que pis¨® Madrid, ha revelado hasta hora resoluci¨®n y una prudencia quiz¨¢ recomendada por los reveses pasados. Muestra de ello es el reconocimiento inmediato dado por L¨®pez a la presidencia de Joe Biden y el papel que, en su estrategia inmediata, otorga a aislar a Maduro ¨Csu persona y su protervo s¨¦quito¨C tanto como sea posible en lo interno y acopiar en el universo chavista todo el apoyo pol¨ªtico necesario para una libre elecci¨®n presidencial.
La plena libertad de acci¨®n internacional que ha cobrado puede hacer de L¨®pez, aun dentro de las constricciones de la pandemia, un negociador personal de alto rango ante los aliados de Maduro. Igualmente, es el ¨²nico l¨ªder opositor capaz de abogar con ¨¦xito por un levantamiento total o parcial de las sanciones de Washington contra la petrolera estatal venezolana.
No es imposible que, para dicha de sus sufridos compatriotas, Leopoldo L¨®pez saque honesto provecho de la constelaci¨®n de circunstancias sin precedente que, al parecer, brindan los astros en estos meses finales de un a?o que no olvidaremos.
¡°Con modo todo se puede¡±, escribi¨® una vez Bol¨ªvar a uno de sus generales.
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