Peligro: Netflix ataca a los ni?os
En la industria norteamericana, las narraciones generalistas est¨¢n cada vez m¨¢s en manos de algoritmos, p¨¢ginas Excel y an¨¢lisis de datos. Y dan cada vez m¨¢s miedo
Que Netflix es una m¨¢quina de propaganda pol¨ªtica los espectadores ya lo hemos notado. Somos m¨¢s de 183 millones los suscriptores en el mundo los que observamos su prodigioso uso de la ficci¨®n y el documental con el objetivo de manipular y contar la historia seg¨²n la ideolog¨ªa de la plataforma que no es otra que el neoliberalismo. No pasa nada, lo aceptamos. Es barato, es nuevo y es f¨¢cil. No pod¨ªa ser m¨¢s yanqui. Ellos lo saben. Su pol¨ªtica de programaci¨®n es la base de su ideolog¨ªa: mucha cantidad y poca calidad para una gran masa de espectadores m¨¢s bien pobres.
Algunos de sus t¨ªtulos m¨¢s elocuentes ya nos cuentan por d¨®nde van sus tiros: Bol¨ªvar, Trotsky, Jobs, El Mosad, Bill Gates, Barry (Obama), Michelle¡ De hecho, est¨¢n tan orgullosos de su modelo creativo que no lo ocultan. Hasta el punto de que el matrimonio Obama ha creado una productora, Higher Ground Productions, para trabajar con Netflix y educarnos a todos en temas como ¡°la raza, la clase, la democracia y los derechos civiles¡¡±, seg¨²n ha explicado el propio Obama. Ya tienen tres pelis y cuatro series en marcha. Menos mal que Trump est¨¢ en horas bajas, porque como en Am¨¦rica se supone que el dinero no tiene ideolog¨ªa, la pr¨®xima ¡°productora educativa¡± podr¨ªa ser neocon. Pero bueno, los espectadores adultos tenemos criterio para elegir qu¨¦ ver y para entender lo que estamos viendo, supuestamente¡
Lo malo es que ahora Netflix ha decidido atacar al p¨²blico infantil. Uso este verbo porque M¨¢s all¨¢ de la luna, el largo de animaci¨®n que acaba de estrenar la plataforma solo puede ser entendido como una agresi¨®n a la infancia. Es el ejemplo m¨¢s claro que nunca he visto de una producci¨®n creada por y para el mercado: no tiene alma, solo ideolog¨ªa.
La f¨®rmula es sencilla. Ficho a un tipo que sea un bestia de la animaci¨®n: Glen Keane, que ha participado en t¨ªtulos como La bella y la bestia, Aladdin o Tarz¨¢n. Me compro tambi¨¦n a John Kahrs, ganador del ?scar por Paperman y les pido que revienten a Disney. El punto de partida est¨¢ decidido desde el momento en que se quiere jugar contra la marca de Mickey: la p¨¦rdida de un ser querido. M¨¢s concretamente la muerte de la madre, que es a quien Disney ha elegido matar en todos sus grandes ¨¦xitos. Blancanieves, Aurora (La Cenicienta), la sirenita, Bella (La bella y la bestia), Jazmin (Aladdin) o Vaiana son princesas hu¨¦rfanas de madre.
As¨ª que ya lo tenemos, M¨¢s all¨¢ de la luna es la pel¨ªcula de un duelo, el de una ni?a por su madre muerta. La ni?a tiene que ser china, de hecho la peli es una coproducci¨®n de China y Estados Unidos, porque as¨ª es m¨¢s inclusiva y global. Lo racial vende, as¨ª que lo incluimos como ingrediente. Adem¨¢s la ni?a tiene que ser cient¨ªfica, claro est¨¢, porque el feminismo tambi¨¦n vende y el anhelo ¨ªntimo de todas las mujeres es ir a la luna en cohete, como ya hicieran antes los hombres americanos. As¨ª que, literal, tenemos una ni?a, le matamos a la madre y se va a buscarla en un cohete hecho por ella (que es muy lista y muy t¨¦cnica) a la luna. Cuando llega arriba estalla el festival, explota el color. De hecho, comienza un despliegue de animaci¨®n y canciones tan embriagador que el lamentable guion de Audrey Wells, Alice Wu y Jennifer Yee McDevitt, casi pasa desapercibido.
La b¨²squeda de consuelo de la ni?a la lleva a aterrizar en una discoteca donde todos bailan como solo he visto hacer en los mejores afters. Este recibimiento lunar resulta un poco aterrador ahora que la muerte est¨¢ presente en vida de todos los ni?os del mundo. Los hijos de la pandemia saben que el duelo no es una fiesta. Pero el cuento avanza. Y la hero¨ªna va a descubrir c¨®mo superar la muerte de su madre. Entonces, por primera vez en la historia de la animaci¨®n se explica la muerte a los ni?os seg¨²n criterios de mercado. El mensaje es f¨¢cil: si tu madre ha muerto, c¨¢mbiala por otra. La madrastra mala es sustituida por la madrastra necesaria que se har¨¢ buena con la colaboraci¨®n imprescindible de la menor.
Dicho y hecho. La muerte explicada en t¨¦rminos de obsolescencia programada, lista para servir. A la protagonista le matan a la madre y le colocan inmediatamente una madrastra y un hermano nuevos que son la felicidad inmediata de su padre viudo y toda su familia. En medio de su inexplicable alegr¨ªa, la ni?a se va aterrada a la luna. Y all¨ª, aparte de los colorines, se encuentra con la legendaria diosa Fei Fei que est¨¢ hecha polvo y amargada porque no ha sabido superar el duelo de su novio muerto. La verdad es que como gu¨ªa espiritual no tiene precio. Aunque en el gran desenlace ser¨¢ Fei Fei quien le explique c¨®mo superar lo suyo. ¡°Tienes que pasar p¨¢gina¡±, le dice. ¡°?Pero c¨®mo?¡±, pregunta la ni?a llorosa. Y la diosa responde cantando: ¡°Ya es hora del olvido¡ Hay una nueva vida para ti. De nuevo amar¨¢s¡¡± Lara, lara, lara¡ Y dicho y hecho. La ni?a manda a su madre al olvido y vuelve a la tierra para aceptar el recambio de madrastra que le ha tocado, como quien cambia un iPhone por otro. M¨²sica, m¨¢s color, aplausos y duelo resuelto.
En la industria norteamericana, las narraciones generalistas est¨¢n cada vez m¨¢s en manos de algoritmos, p¨¢ginas Excel y an¨¢lisis de datos. Y dan cada vez m¨¢s miedo. La protagonista de la pel¨ªcula bien podr¨ªa haberse despedido de su madre muerta, como se viene haciendo en todo el mundo y en todas las culturas: diciendo adi¨®s. ?He dicho cultura? L¨¢stima que eso no lo sepan leer los algoritmos. Cuando dices adi¨®s aprendes que algo de ti se va para siempre con el que se ha ido. Y algo del otro queda para siempre en ti. Los padres que vemos la pel¨ªcula con nuestros ni?os les diremos adi¨®s cuando los veamos convertidos en adolescentes, igual que ellos dir¨¢n adi¨®s a esta pandemia y m¨¢s tarde a sus amores. Y quiz¨¢s, en alg¨²n momento, tambi¨¦n a sus muertos. Todos los ni?os del mundo deber¨ªan saber que no hay que pasar p¨¢gina como dice Netflix. Las p¨¢ginas hay que leerlas. Para ser guionista hay que leer, para hacer una pel¨ªcula hay que sentir y para contar la muerte a los ni?os hay que tener coraz¨®n y no una cartera de inversores.
Nuria Labari es periodista y escritora, autora de La mejor madre del mundo (Literatura Random House)
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