Pecados de leso socialismo
Es l¨®gico que un Gabinete con escu¨¢lidos apoyos parlamentarios como el espa?ol se rinda a la tentaci¨®n de convertir su debilidad en virtud, y ceda competencias que le permitan mantenerse en el poder
Francisco Bustelo, un intelectual respetable, militante hist¨®rico del PSOE y defensor de lo que llam¨® el socialismo marxista democr¨¢tico (todo un ox¨ªmoron), alert¨® en los comienzos de la Transici¨®n pol¨ªtica respecto a los peligros ambientales que acechaban a su partido. Ac¨¦rrimo cr¨ªtico de la socialdemocracia, no dej¨® sin embargo de reconocer que la pol¨ªtica socialista de la ¨¦poca se encontraba ¡°inmersa en un universo contradictorio, sometido a grandes tensiones, donde los errores pueden resultar grav¨ªsimos¡±. Incurrir en ellos, entusiasmarse demasiado con los objetivos y desconocer la fuerza del adversario y los condicionamientos internacionales, supondr¨ªa, seg¨²n ¨¦l, cometer ¡°un pecado de leso socialismo¡±. La templanza y la astucia de Felipe Gonz¨¢lez lograron construir, a?os despu¨¦s de semejante advertencia, un movimiento socialdem¨®crata en torno al PSOE que perdur¨® durante d¨¦cadas y contribuy¨® a extender el liderazgo de la socialdemocracia en Europa. Amigo y disc¨ªpulo de grandes dirigentes hist¨®ricos de la izquierda continental, como Willy Brandt y Olof Palme, convirti¨® al Partido Socialista Obrero Espa?ol en el m¨¢s s¨®lido cimiento de la naciente democracia espa?ola, y un contribuyente de excepci¨®n a la construcci¨®n europea. Hasta que las pol¨ªticas err¨¢ticas de Rodr¨ªguez Zapatero comenzaron a desarbolarlo.
Aunque en circunstancias diferentes, el socialismo hispano se encuentra ahora de nuevo ante una encrucijada hist¨®rica. El deterioro de la democracia representativa y la mediocridad que exhiben tantos dirigentes pol¨ªticos est¨¢ conduciendo en muchos pa¨ªses a lo que ya se conoce como democracia iliberal. Es esta una especie de democracia h¨ªbrida o l¨ªquida, que mantiene las apariencias en tanto en cuanto se basa en la celebraci¨®n de elecciones, pero desvirt¨²a valores esenciales a la democracia misma, como la independencia de los poderes, la libertad de expresi¨®n, el respeto a los derechos de las minor¨ªas y cuestiones semejantes. En esa senda, las democracias iliberales se deslizan culpable y peligrosamente a convertirse en autocracias, que son el umbral de las dictaduras. Los ejemplos de Putin y Erdogan resultan evidentes y casi ep¨®nimos, pero tambi¨¦n en entornos indudablemente democr¨¢ticos como la Uni¨®n Europea se contemplan fen¨®menos similares. Cuesti¨®n m¨¢s que preocupante porque la democracia iliberal es en definitiva una democracia no democr¨¢tica.
La extensi¨®n de la pandemia y el pasmo oficial a la hora de combatirla han potenciado esas tendencias, que enlazan con el culto a la personalidad de gobernantes de discutible carisma. Es l¨®gico por eso que un Gabinete con escu¨¢lidos apoyos parlamentarios como el espa?ol se rinda a la tentaci¨®n de convertir su debilidad en virtud, y ceda aqu¨ª y all¨¢ competencias y reconocimientos que le permitan mantenerse en el poder. Pero en ese ejercicio de di¨¢logo y compromiso cualquier buen negociador sabe que no todo le es permitido si quiere ser fiel a sus promesas, en defensa del inter¨¦s general y de la lealtad que debe a quienes le eligieron en las urnas. Existen determinadas l¨ªneas rojas que no puede ni debe traspasar. De hacerlo estar¨¢ condenando al fracaso a su propio proyecto.
Viene esto a cuento de los pecados de leso socialismo democr¨¢tico a cuya tentaci¨®n parece haberse rendido el Gobierno. En tiempos recientes hemos sido testigos de repetidas agresiones por su parte a valores que afectan a derechos y libertades de la ciudadan¨ªa. Con ello se beneficiar¨¢ en el corto plazo el partido socialista, dada la aritm¨¦tica parlamentaria, pero su m¨²sculo moral se ver¨¢ seriamente debilitado. Las tentaciones que agitan al alma c¨¢ndida del Gobierno se encarnan en sendos proyectos o anteproyectos de ley que pretende impulsar a fin de afianzar su poder o a cambio de los apoyos necesarios para aprobar los Presupuestos del Estado.
El primero fue el intento de cambiar el sistema de elecci¨®n de magistrados para el Consejo General del Poder Judicial. A fin de hacer frente al bloqueo del PP, que desdice igualmente de su respeto a los valores constitucionales, el Gobierno propone (y que yo sepa todav¨ªa no lo acaba de retirar) un sistema de selecci¨®n que amenaza seriamente a la independencia judicial, en la l¨ªnea que la democracia iliberal polaca encabeza. Despu¨¦s lleg¨® el anuncio de que pretende luchar contra las falsedades en las redes sociales a base de que funcionarios de la seguridad nacional y la Secretar¨ªa de Comunicaci¨®n, prensa y propaganda de la presidencia, coarten, limiten, denuncien y persigan las noticias que ellos mismos establezcan como fake news. En una palabra: censuren. Nada nuevo sobre el suelo. Los principales enemigos de la libertad de expresi¨®n en las democracias liberales son los Gobiernos, cualquiera que sea su tendencia o filiaci¨®n.
Los dos casos citados encierran una secreta ambici¨®n, tan comprensiblemente humana como contraria al esp¨ªritu y la letra de la Constituci¨®n: premiar a los afines y castigar a los d¨ªscolos. Tambi¨¦n en ambas circunstancias se atribuyeron falazmente las decisiones a demandas e instancias de la Uni¨®n Europea. Pero en realidad solo responden a una enfermiza ambici¨®n de poder que, en vez de saciarse, se multiplica cuando ya se tiene.
La tercera de las tentaciones se encarna en la admisi¨®n de la enmienda a la ley de educaci¨®n que permite a las comunidades auton¨®micas eliminar la lengua oficial del Estado como vehicular en las aulas de ense?anza. Toda una agresi¨®n contra la igualdad de los ciudadanos y su derecho constitucional a educarse en su idioma materno. Adem¨¢s, se lleva a cabo en una nueva reforma educativa expr¨¦s para la que, emulando a lo que hizo en su d¨ªa la derechona, ni siquiera se ha intentado el consenso con la oposici¨®n. Por si fuera poco se abre as¨ª la puerta a la discriminaci¨®n y segregaci¨®n ling¨¹¨ªstica, y no solo en Catalu?a. Esperemos que la Real Academia y el Instituto Cervantes, dos insignes instituciones dedicadas a la defensa y promoci¨®n del espa?ol, el activo cultural m¨¢s importante de nuestro pa¨ªs y de muchos otros en Am¨¦rica, expresen su repulsa al significado y consecuencias de esta lamentable enmienda legislativa. Se trata de una aut¨¦ntica bajada de pantalones frente a la presi¨®n de Esquerra Republicana, solo comparable al blanqueamiento del historial de colaboraci¨®n con el terrorismo de los l¨ªderes de Bildu.
Por ¨²ltimo, merece la pena rese?ar dos pecados de omisi¨®n en los que el socialismo vigente incurre de forma reiterada. Uno, cuando no es capaz de eliminar de su Gabinete a ministros que empa?an el prestigio interno e internacional del propio Gobierno. No otra cosa hacen cuando incluso en los viajes oficiales, en los que representan al Estado, se permiten proferir soflamas contra la Jefatura del mismo. El otro, la falta de humildad, transparencia y reconocimiento de errores que ni siquiera permiten investigar, en la lucha contra la pandemia, de la que el presidente acab¨® por desentenderse para endilgarla a las comunidades aut¨®nomas.
Criticamos a los dirigentes republicanos de Estados Unidos su sumisi¨®n a las intemperancias, chorradas y comportamientos que denotan un talante iliberal de Donald Trump. Por lo mismo los dirigentes y militantes socialistas, y sobre todo sus electores, no deber¨ªan pasar por alto estas derivas antidemocr¨¢ticas del Gobierno de S¨¢nchez. Bustelo se?alaba hace ya m¨¢s de cuarenta a?os que todo partido socialista en el poder se encuentra siempre ¡°en dif¨ªcil equilibrio entre hacer demasiado y hacer demasiado poco¡±. Da la impresi¨®n de que el partido de Pedro S¨¢nchez, dolorosamente jibarizado en sus opciones electorales, est¨¢ haciendo demasiado en cuestiones que debilitan a nuestra democracia y demasiado poco en la defensa de las instituciones que la encarnan. Hay quien dice que todo se debe a su apego a la poltrona, aunque todav¨ªa est¨¢ a tiempo de demostrar que no es as¨ª. De lo contrario, y por m¨¢s protestas que haga de progresismo, este socialismo de madriguera, incapaz de dar la cara a los grandes temas que le competen, no har¨¢ sino alimentar a la Espa?a de la caverna.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.