Tribunal de canguros
La indignaci¨®n de un pa¨ªs asolado por la pandemia y la crisis econ¨®mica no tard¨® en tomar las calles y precipitar la renuncia de Manuel Merino como presidente interino de Per¨²
Contemplo la suerte de Manuel Merino y de inmediato pienso en una afirmaci¨®n frecuente en nuestra Am¨¦rica desde que los populismos vienen haciendo de las suyas. Seg¨²n ella, el descr¨¦dito de nuestra clase pol¨ªtica es una supercher¨ªa echada a rodar insidiosamente por los enemigos de la democracia y la libertad.
De la vida y hechos de Merino nada sab¨ªamos fuera de Per¨² hasta que las agencias de noticias lo mostraron la semana pasada recibiendo la banda presidencial de manos de uno de sus pares en el Parlamento.
Con el audio desconectado, Merino ofrec¨ªa una estampa perfectamente intercambiable con la de centenares de sesentones parlamentarios latinoamericanos captados por las c¨¢maras en alguna ocasi¨®n solemne. La misma escapadiza aura de respetabilidad de un diputado de oposici¨®n venezolano, por ejemplo, candidato a la reelecci¨®n en las elecciones convocadas por Maduro para el pr¨®ximo 6 de diciembre.
Al subirle el volumen se not¨® claramente que la oratoria no es el fuerte de Merino aunque palabras de uso tan universal tampoco requieran de un N¨¦stor para proferirse maquinalmente, como casi todos los d¨ªas en nuestros parlamentos. Los mismos giros, las mismas f¨®rmulas, la misma ¡°crisis que agobia¡±, ¡°el reto que enfrentamos¡± y la ¡°ocasi¨®n hist¨®rica¡±. Ciento veintid¨®s horas m¨¢s tarde volvimos a verlo¡ªel mismo encuadre de c¨¢mara¡ª, ofreciendo a los peruanos su renuncia ¡°irrevocable¡±.
Esto ¨²ltimo vino dicho con grave tono de abnegaci¨®n, casi en plan de ¡°ya que insisten¡±, en plan de ¡°no vayan a matarse por mi causa¡±, como si la turbopresidencia de Merino no fuese fruto de un grotesco asalto en masa a toda norma de urbanidad parlamentaria y los miles de lime?os reprimidos salvajemente por la polic¨ªa estuviesen suplicando que, por favor, no los dejase en la orfandad con su renuncia.
El paso de Merino por la presidencia ha costado dos muertos y al menos nueve personas desaparecidas en las refriegas con la polic¨ªa durante la ola de protestas contra, lo que es visto por muchos, un intento de golpe de Estado.
La destituci¨®n de su antecesor, Mart¨ªn Vizcarra, asegurada por una aplastante mayor¨ªa de votos, sigui¨® al veredicto de ¡°permanente incapacidad moral¡± fallado por el pleno del Parlamento peruano en un juicio por corrupci¨®n. Una investigaci¨®n conducida por la Fiscal¨ªa brind¨® pretexto a los conjurados.
Los fiscales ven¨ªan atendiendo denuncias contra Vizcarra por hechos que habr¨ªan ocurrido en 2014, en tiempos en que el expresidente peruano fue gobernador provincial. Reporta la BBC que la llamada ¡°moci¨®n de vacancia¡± se impuso con 105 votos a favor, 19 en contra y cuatro abstenciones. Si bien es cierto que nadie se ha animado a exculpar a Vizcarra de lo que investiga la Fiscal¨ªa, tambi¨¦n lo es que 68 diputados que lo destituyeron son investigados por corrupci¨®n por la misma Fiscal¨ªa.
Tribunal de canguros llaman los gringos a toda corte irregular y arbitraria como las que forman los reclusos caciques de una prisi¨®n para juzgar y sentenciar al alg¨²n r¨¦probo. La indignaci¨®n de un pa¨ªs asolado por la pandemia y la crisis econ¨®mica no tard¨® en tomar las calles y precipitar la renuncia de Merino. Sin embargo, los canguros se han tomado tiempo para designar, de entre uno de ellos una vez m¨¢s, al nuevo presidente que debe conducir al pa¨ªs hasta las pr¨®ximas elecciones, fechadas para abril del a?o que viene.
La Fiscal¨ªa ya investiga al vertiginoso Merino y parte de su Gabinete por una lista de delitos que incluye el homicidio doloso, pero no por ello los canguros se dieron prisa alguna. Papeletas con listas de nombres fueron y vinieron durante dos d¨ªas, como boletas de quiniela, mientras Lima ard¨ªa. Al cabo, acordaron designar al se?or Francisco Sagasti, a quien Dios depare buena fortuna, como tercer presidente del Per¨² en una misma semana. Hubo clara mayor¨ªa, como el d¨ªa en que gan¨® Merino.
Cuando aparece el le¨®n rasurado y suspende la fiesta, los canguros de nuestra Am¨¦rica echan la culpa a la antipol¨ªtica y a los medios, siempre irresponsables.
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