El mal perder
La responsabilidad de los dem¨¢s es no permitir el chantaje. Ni el electoral, ni el emocional
![Trump sigue con su purga y ha despedido al jefe de ciberseguridad por no avalar las teor¨ªas de fraude electoral.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BEZQBV4AGRFUJBHRBCZKTJZ2SI.jpg?auth=78feb4461237b84f601853949226fe5a102c241ea64bdd07f09a2f18b57b7b4d&width=414)
Sin ninguna prueba de fraude sustancial, con 25 procesos jur¨ªdicos perdidos (y uno, menor, ganado), Trump sigue insistiendo en que ¨¦l gan¨® las elecciones. No hace sino mover piezas en el partido para dar la vuelta en los despachos al resultado de las urnas, amenazando a la ¨¦lite republicana con partir su electorado en dos si no legitima su empe?o antidemocr¨¢tico.
Es tentador leer a Trump como una rabieta de ego fr¨¢gil. Tanto, que algunos conservadores disculpan su actitud y la de sus votantes con el argumento de que tiene que procesar su p¨¦rdida. Pero el duelo populista es un mal perder que s¨ª, encaja con la personalidad de sus l¨ªderes, pero precisamente porque este tipo de movimientos atraen a personas incapaces de asumir su derrota. Si una propuesta pol¨ªtica se basa en la imposibilidad de estar equivocada, es natural que se sorprenda y sospeche cuando la realidad le quita la raz¨®n. Si hemos perdido es porque hay trampa. Si la gente no me quiere es porque no me conoce (los medios enga?an) o porque se lo proh¨ªben (el proceso est¨¢ manipulado). Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador a¨²n insiste en que le robaron la presidencia en 2006. Quiz¨¢s por eso le cuesta reconocer la victoria de Biden (el c¨¢lculo estrat¨¦gico de llevarse bien con el vecino carece de sentido si va a ser desahuciado). Tambi¨¦n a Bolsonaro, que anticipa no s¨®lo lo dif¨ªcil que se le pone el continente sin un aliado en la Casa Blanca, sino lo complicado que ser¨¢ para su movimiento aceptar derrotas tras a?os de arrogancia mesi¨¢nica.
Y qu¨¦ decir de Espa?a, donde las ¨²ltimas elecciones han venido acompa?adas de virales de fraude; primero del entorno de Podemos, despu¨¦s de Vox. Adem¨¢s, aqu¨ª hemos tenido al ejemplo paradigm¨¢tico de conjunci¨®n entre persona y movimiento populista. Carles Puigdemont no obtuvo la mayor¨ªa que esperaba en las urnas (me refiero a las reconocidas tanto por la ley como por la totalidad de los votantes catalanes) y busc¨® que la realidad le diera la raz¨®n por otros medios. Cuando el proceso desemboc¨® en derrota y exilio, ha seguido arrop¨¢ndose en la legitimidad que le otorgan los ac¨¦rrimos, condicionando de esta manera su movimiento mientras ciertos per¨ªmetros ideol¨®gicos hablan de la necesidad de ¡°comprender¡± frustraciones.
Tal es el camino inevitable del mal perder populista. La responsabilidad de los dem¨¢s es no permitir el chantaje. Ni el electoral, ni el emocional. @jorgegalindo
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