Ganar el futuro educativo para todos
Espa?a tiene una tasa muy alta de repetici¨®n con consecuencias en el abandono escolar. La nueva ley se marca un objetivo de esfuerzo com¨²n para que todos puedan progresar hasta el m¨¢ximo de sus capacidades
En 1990, se estableci¨® en Espa?a, como en el resto de los pa¨ªses occidentales, la educaci¨®n obligatoria para todos hasta los 16 a?os. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales se a?adi¨® en esa d¨¦cada el objetivo de que ning¨²n alumno o alumna se quedara atr¨¢s. Por otra parte, a finales del siglo XX y a principios del actual, Unesco y OCDE propusieron los saberes fundamentales y las competencias b¨¢sicas que deber¨ªan proporcionarse a todos los ciudadanos, a fin de habilitarlos para el ¨¦xito personal. La UE traslad¨® estas propuestas de futuro a los ¡°objetivos educativos¡± para 2010 y para 2020, e incorporaron tambi¨¦n la reducci¨®n del abandono temprano de la educaci¨®n y la formaci¨®n por debajo del 10% o, dicho en positivo, que m¨¢s del 90% de los ciudadanos alcanzaran ese nivel de educaci¨®n secundaria superior. El resultado fue que en la mayor¨ªa de pa¨ªses occidentales esos objetivos se han transformado, en la pr¨¢ctica, no solo en educaci¨®n universal hasta los 16, sino hasta los 18 a?os.
En Espa?a se dedicaron enormes esfuerzos inversores ¡ªse pas¨® de menos del 2% de gasto en educaci¨®n con respecto al PIB en los a?os setenta al 5% en 2001¡ª. Ese impulso inversor desapareci¨® con la crisis de la segunda d¨¦cada de este siglo, de modo que en unos pocos a?os se perdi¨® casi un punto porcentual del gasto en educaci¨®n. Por otra parte, se form¨® mejor al profesorado (todos universitarios) y en 2006, con la LOE, se introdujeron los cambios legales en esa direcci¨®n: educaci¨®n para todos, competencias b¨¢sicas y su evaluaci¨®n colegiada, objetivos educativos europeos... Nos sumamos, por tanto, a esos objetivos, aunque no nos quitamos lastres hist¨®ricos: ense?ar y evaluar los contenidos (enciclop¨¦dicos) de las materias, en lugar de poner el ¨¦nfasis en las competencias b¨¢sicas y los aprendizajes imprescindibles, y se mantuvo la ¡°selecci¨®n¡± del alumnado a los 16 a?os.
La Lomce propuso en 2013 un camino inverso al sugerido por las instituciones internacionales en estas cuestiones: estableci¨® la evaluaci¨®n por materias y est¨¢ndares educativos, en lugar de evaluaciones colegiadas de competencias. Se recuperaron las evaluaciones finales de etapa anteriores a 1970 (rev¨¢lidas), es decir, m¨¢s selecci¨®n de alumnado. Se abandonaron las evaluaciones de diagn¨®stico, cuya finalidad es conocer y mejorar el conjunto de la educaci¨®n y apoyar al profesorado en la definici¨®n, trabajo y evaluaci¨®n de las competencias b¨¢sicas y los aprendizajes. Se exigi¨®, en una palabra, el ¡°esfuerzo¡± al alumnado, requisito para promocionar de curso y etapa, que ser¨ªa valorado con las evaluaciones se?aladas. Este esfuerzo fue y es defendido a ultranza, en especial por los detractores de la educaci¨®n para todo el alumnado hasta los 16, incluso hasta los 18 a?os.
El estudio comparado del Consejo Escolar del Estado (CEE) El ¨¦xito educativo en educaci¨®n primaria y secundaria ha puesto de manifiesto las muy elevadas cifras de la repetici¨®n en Espa?a, los efectos selectivos del t¨ªtulo de la ESO y las consecuencias de ambas circunstancias sobre el abandono temprano de la educaci¨®n y la formaci¨®n.
La repetici¨®n de curso en 7 de los 10 pa¨ªses analizados no llega al 4% al final de primaria, mientras que, en Espa?a, no baja del 12%-14% desde el a?o 2000. Al final de la ESO, la repetici¨®n sigue pr¨®xima al 30%. La comparaci¨®n internacional de dicho estudio pone de relieve que, para acabar con la repetici¨®n de curso del alumnado, ser¨ªa altamente recomendable adaptar los curr¨ªculos actuales, as¨ª como las metodolog¨ªas y los procesos educativos, y poner el ¨¦nfasis en los aprendizajes imprescindibles y en las competencias b¨¢sicas.
Es preciso impulsar y generalizar el trabajo en equipo de los docentes, de modo que puedan adoptar colegiadamente las concreciones de los curr¨ªculos y las decisiones de promoci¨®n de curso, que deber¨ªan basarse en la adquisici¨®n de las competencias y el dominio de los aprendizajes esenciales. Y es inaplazable ofrecer al profesorado los recursos y el tiempo semanal necesario para reflexionar y proponer medidas para conseguir el ¨¦xito educativo de todo su alumnado, medidas encaminadas a convertir la repetici¨®n en un recurso realmente excepcional, como se?alan las leyes educativas espa?olas y ocurre en los pa¨ªses estudiados.
Por otra parte, algo m¨¢s del 25% del alumnado espa?ol no logra todav¨ªa hoy el t¨ªtulo de la ESO, y ese alumnado procede, en su inmensa mayor¨ªa, de las clases menos favorecidas. Esto significa que, como pa¨ªs, estamos negando a estos j¨®venes el derecho a una educaci¨®n universal y al futuro formativo despu¨¦s de los 16 a?os. Es un problema educativo y de segregaci¨®n por razones socioecon¨®micas y culturales de impacto duradero. Este fen¨®meno es el denominado ¡°fracaso escolar¡±, que se atribuye casi en exclusiva al alumnado; pero conviene insistir en la responsabilidad de una parte importante de la sociedad, que asume con indolencia, y sin rigor, que hay j¨®venes ¡°que no quieren¡± estudiar, o ¡°no valen¡± para el estudio, y que es aceptable que se enfrenten a la vida adulta sin ninguna cualificaci¨®n, ni acad¨¦mica ni laboral.
En los otros pa¨ªses analizados por el CEE no existen a los 16 a?os barreras o selecciones. En ellos se otorgan diplomas o se realizan certificaciones que recibe todo el alumnado, que incluyen sus respectivas calificaciones (todas), junto con un informe de orientaci¨®n y recomendaci¨®n sobre sus posibilidades educativas y formativas en el que participan los equipos docentes y las familias. Este tratamiento del final de la educaci¨®n secundaria b¨¢sica permite el paso a la inmensa mayor¨ªa del alumnado a distintas v¨ªas formativas: las acad¨¦micas, las de formaci¨®n profesional y las de aprendizaje profesional, v¨ªas de aprendizaje estas ¨²ltimas, recientes en algunos pa¨ªses y consolidadas en otros, que facilitan la obtenci¨®n de una cualificaci¨®n profesional de primer grado. Estas diversas soluciones ¡°educativas¡± han permitido constatar que, en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses europeos estudiados por el Consejo, el abandono temprano de la educaci¨®n y la formaci¨®n est¨¦ ya en el objetivo europeo o por debajo del 10% (m¨¢s del 17% en Espa?a), y que, en el resto de los pa¨ªses m¨¢s del 90% del alumnado termine alcanzando una certificaci¨®n y cualificaci¨®n de nivel 3.
Entre los objetivos que propone la nueva ley me permito destacar los que requieren poner todos los esfuerzos y recursos sociales, econ¨®micos y educativos (esfuerzos colectivos, s¨ª) para que todo el alumnado pueda progresar hasta el m¨¢ximo de sus capacidades, no solo hasta los 16 a?os, sino con futuro y oportunidades formativas hasta los 18. La nueva Ley pretende, a mi modo de ver, impulsar, particularmente en las etapas obligatorias, los aprendizajes y competencias b¨¢sicas (nuevo curr¨ªculo) y su valoraci¨®n, con el objetivo de mejorarlos (evaluaciones de diagn¨®stico), en beneficio de todos y cada uno de los alumnos y alumnas. Propone tambi¨¦n el trabajo en equipo del profesorado y la toma de decisiones colegiada sobre qu¨¦ y c¨®mo ense?ar y sobre c¨®mo evaluar y orientar al alumnado en el paso de curso y de etapa.
Una educaci¨®n para todos, sin ninguna exclusi¨®n durante los cursos y etapas, es la llave que permitir¨¢ mejorar la formaci¨®n individual de todos y cada uno de los ciudadanos, es decir, la riqueza del pa¨ªs. Esa riqueza individual y social que proporciona la educaci¨®n no puede ser enajenada, sustra¨ªda o aprovechada con otros fines distintos de la prosperidad de los individuos que la disfrutan y de las sociedades que la ofrecen.
Enrique Roca es presidente del Consejo Escolar del Estado.
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