Las empresas ante la nueva ola verde y digital
Los pa¨ªses del sur de Europa tienen que reforzar su capacidad de organizaci¨®n para aprovechar los efectos transformadores del programa Next Generation que ha puesto en marcha la Uni¨®n para combatir la crisis
Los proyectos del programa de la Uni¨®n Europea Next Generation EU asientan el bienestar de los ciudadanos sobre tres pilares, productividad, digitalizaci¨®n y sostenibilidad social y medioambiental, en cuya construcci¨®n las empresas tienen una gran responsabilidad a trav¨¦s de decisiones de producci¨®n, venta y reparto de salarios y beneficios. Conocer mejor el punto de partida del tejido empresarial espa?ol ante este impulso transformador aumentar¨¢ las posibilidades de ¨¦xito.
La pandemia de la covid-19 y el programa Next Generation EU, que surge en reacci¨®n a la misma, se solapan temporalmente con un movimiento empresarial, acad¨¦mico y pol¨ªtico que reclama unas decisiones empresariales sustentadas en un equilibrio entre, al menos, beneficio privado y reconocimiento de los efectos externos de las decisiones sobre el conjunto de la sociedad (Business Roundtable de EE UU, Foro de Davos, British Academy¡). Una de las corrientes principales de este movimiento insta a las empresas a comprometerse con un prop¨®sito donde se refleje su responsabilidad con la sociedad (contribuci¨®n a bienes p¨²blicos colectivos de salud, educaci¨®n, naturaleza, equidad, eliminaci¨®n de pobreza, cultivo de la vida en comunidad). Cada empresa elige su prop¨®sito de acuerdo con las caracter¨ªsticas de su negocio o las preferencias de sus propietarios, pero desde el inter¨¦s general resulta pertinente preguntarse si, en Espa?a, ante el reto transformador que plantea el programa Next Generation EU, existe alg¨²n prop¨®sito de car¨¢cter transversal que sirviera de gu¨ªa para dicha transformaci¨®n.
El programa Next Generation reconoce la diversidad de puntos de partida entre pa¨ªses en el camino hacia una UE m¨¢s pr¨®spera, inclusiva y sostenible. Los esfuerzos colectivos, y el efecto potenciador de los mismos que pueda tener el prop¨®sito compartido, requieren reconocer esa diversidad y adaptarse a las singularidades de cada pa¨ªs. En particular, un dato a tener muy en cuenta es que los pa¨ªses del centro y norte de Europa aventajan holgadamente a los del sur, incluida Espa?a, en productividad, digitalizaci¨®n, desigualdad y descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa. Por ejemplo, el PIB por hora trabajada (productividad) de pa¨ªses como Alemania, Suecia o Dinamarca est¨¢ entre un 25% y un 30% por encima del de Espa?a, y sin convergencia apreciable en los ¨²ltimos 20 a?os. El ?ndice Trilema 2020, sobre la sostenibilidad energ¨¦tica en el mundo, coloca a Espa?a en el lugar 15 de un ranking donde los primeros lugares corresponden nuevamente a pa¨ªses del centro y norte de Europa.
La convergencia dentro de la UE es un objetivo en s¨ª mismo, para cuya consecuci¨®n, adem¨¢s de conocer la distancia por recorrer, ser¨¢ necesario el diagn¨®stico sobre las razones de las diferencias de partida. Una informaci¨®n especialmente relevante en este sentido, teniendo en cuenta el protagonismo de la digitalizaci¨®n en el programa transformador de la UE, es la conclusi¨®n de un estudio publicado en la Revista de la Asociaci¨®n Europea de Econom¨ªa (octubre 2020) que atribuye la divergencia en productividad, entre norte y sur, a que las empresas del norte y centro de Europa han aprovechado mucho mejor que las empresas del sur las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y las comunicaciones (TIC) en la mejora de su productividad; siendo raz¨®n fundamental que las empresas del norte acompa?aran la inversi¨®n en capital TIC con formas de organizaci¨®n del trabajo y de direcci¨®n de personas adaptadas a las peculiaridades del nuevo capital tecnol¨®gico, mientras que las empresas del sur intentaron obtener partido de las nuevas tecnolog¨ªas sin cambiar la vieja organizaci¨®n. En t¨¦rminos cuantitativos, la falta de encaje entre organizaci¨®n y tecnolog¨ªa explica, seg¨²n el estudio, el 47% de la divergencia en productividad de Espa?a con Alemania entre 1995 y 2008.
La investigaci¨®n corrobora, con un an¨¢lisis macroecon¨®mico, evidencias repetidas en estudios micro que ponen de manifiesto la complementariedad entre tecnolog¨ªa y organizaci¨®n, y c¨®mo la necesidad de adaptarse mutuamente es condici¨®n necesaria para que la tecnolog¨ªa produzca las esperadas ganancias de productividad. En un momento en el que se quiere apostar por una nueva ola verde y digitalizadora es necesario preguntarse si la organizaci¨®n dominante en las empresas espa?olas est¨¢ preparada para aprovechar el mencionado cambio tecnol¨®gico; y la perspectiva no es muy favorable. La Encuesta Empresarial Europea (ECS) para el a?o 2019, con informaci¨®n armonizada sobre pr¨¢cticas de organizaci¨®n del trabajo, de gesti¨®n de personas y de participaci¨®n de los trabajadores, confirma la comparativamente baja dotaci¨®n de ¡°capital organizacional¡± (aplanamiento de la jerarqu¨ªa, autonom¨ªa de los equipos de trabajo, formaci¨®n espec¨ªfica, voz de los trabajadores en la organizaci¨®n general del trabajo, compromiso y confianza mutua) de las empresas espa?olas y del sur de Europa en general, en comparaci¨®n con las empresas del norte y centro. La dotaci¨®n de capital organizacional, a su vez, correlaciona positivamente, seg¨²n la Encuesta, con buenos resultados empresariales y con m¨¢s satisfacci¨®n de los trabajadores, as¨ª como con intensidad digital, innovaci¨®n y ventaja competitiva en el valor de los productos y servicios.
El capital organizacional apenas se menciona en los debates colectivos en Espa?a, a pesar de su demostrada relevancia para hacer realidad los objetivos de productividad y prosperidad que promete el proyecto transformador de la UE. Aumentar el capital organizacional es una prioridad para la econom¨ªa espa?ola y desde esa convicci¨®n se deben aprovechar todos los mecanismos que ayuden a conseguir el objetivo. El movimiento a favor del prop¨®sito empresarial puede ser una de las palancas para aumentar el capital organizacional en la medida en que, en la elecci¨®n del prop¨®sito, las empresas valoran la rentabilidad social, no solo la privada, de la elecci¨®n.
El capital organizacional focaliza la atenci¨®n en los mercados internos de trabajo en lugar de los externos, que suelen ser el foco de atenci¨®n principal de la llamadas reformas estructurales en general, y del mercado de trabajo en particular. Tambi¨¦n sirve de enlace entre las pr¨¢cticas de gesti¨®n de personas y de organizaci¨®n del trabajo, con la gobernanza y propiedad de la empresa. El prop¨®sito lleva a que las empresas reconozcan los efectos externos de las decisiones ordinarias de gesti¨®n y adopten una o varias de estas externalidades como elemento esencial de su modelo de negocio, al mismo nivel que los resultados financieros. El prop¨®sito es incompatible con el cortoplacismo en las decisiones de gesti¨®n y por ello debe reforzarse con formas de propiedad y gobierno que sostengan visiones de largo plazo. El prop¨®sito obliga, dentro de la atenci¨®n a las externalidades, a valorar las consecuencias de las decisiones para todos los grupos de inter¨¦s, por lo cual los ¨®rganos de gobierno de la empresa act¨²an como ¡°fidecomisos¡±, con la misi¨®n de proteger el valor de todos los activos de la empresa, tangibles e intangibles, en lugar de como ¡°agentes¡± de la propiedad del capital. El prop¨®sito, en suma, crea la confianza necesaria para construir las relaciones, muchas veces informales y basadas en promesas y acuerdos impl¨ªcitos, que facilitan la colaboraci¨®n dentro de la empresa, bajo f¨®rmulas organizativas m¨¢s descentralizadas y participativas entre personas formadas y comprometidas.
Objetivos nacionales concertados entre los sectores p¨²blico y privado, alrededor de prop¨®sitos compartidos, mejorar¨¢n la eficacia de los recursos movilizados a trav¨¦s del programa Next Generation EU. El prop¨®sito dar¨¢ credibilidad al compromiso de la empresa con la sociedad y alinear¨¢ intereses particulares y sociales, lo que seguro pesar¨¢ entre las autoridades p¨²blicas al priorizar unos proyectos/empresas sobre otros.
Diego L¨®pez Garrido es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas, Francisco Ros es ingeniero de telecomunicaci¨®n, Vicente Salas es profesor en la Universidad de Zaragoza e Ignacio Santillana es economista.
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