Hablar de tu libro
En la promoci¨®n de una obra, uno tiene la sensaci¨®n de estar participando en una liturgia que tiene m¨¢s de apariencia que de verdadero sentido, m¨¢s de ritual comercial que de literaria l¨®gica

Poco pudo imaginar Francisco Umbral que 13 a?os despu¨¦s de su muerte se le recordar¨ªa no por sus libros y art¨ªculos, que fueron muchos, sino por una intervenci¨®n suya en la televisi¨®n en la que dej¨® una frase para la posteridad: ¡°?Yo he venido a hablar de mi libro!¡±. El escritor la dijo en medio de la indignaci¨®n (tambi¨¦n un poco bebido, me consta), harto de que le preguntaran cosas que nada ten¨ªan que ver con su inter¨¦s, que era hablar de su libro reci¨¦n publicado.
He recordado esa an¨¦cdota de Umbral numerosas veces cuando, tras cada publicaci¨®n de un libro, me veo obligado (nadie me obliga, me obligo yo) a participar en ese ritual que es el de la promoci¨®n, inevitable servidumbre a la que todos los autores nos prestamos de mejor o peor gana sabedores de que un libro, como un ni?o, necesita de ayuda para comenzar a andar y m¨¢s en este mundo actual en el que la profusi¨®n editorial hace que un libro se pierda en el bosque de las librer¨ªas si no se le publicita m¨ªnimamente. Uno trata de hacerlo dignamente, sin caer en banalidades ni protagonizar escenas de las que avergonzarse luego, pero tiene siempre la sensaci¨®n de estar participando en una liturgia que tiene m¨¢s de apariencia que de verdadero sentido, m¨¢s de ritual comercial que de literaria l¨®gica. En los ¨²ltimos tiempos, no obstante, la impresi¨®n de que eso es as¨ª ha ido aumentando exponencialmente, no s¨¦ si porque la sociedad lo demanda as¨ª o si porque mis circunstancias personales (manifestar mi opini¨®n en este espacio, por ejemplo, semanalmente) han hecho que mi imagen cambie a ojos de los entrevistadores. Lo cual, unido a la necesidad que estos y los medios, al menos muchos de ellos, principalmente los digitales, parecen tener de llamar la atenci¨®n desde la primera l¨ªnea para sobresalir en ese otro bosque de la informaci¨®n, que es ya tan denso como el editorial, lleva a que uno, despu¨¦s de hablar un rato largo de su libro como Umbral, se vea en titulares afirmando cosas tan estridentes y poco representativas de la entrevista en conjunto como (y son dos ejemplos reales recientes) que ¡°la RAE no se da cuenta de que a casi nadie le importa lo que diga¡± o que ¡°a Isabel Ayuso le queda grande el cargo y no se la puede tomar en serio ni para enfadarse¡±, nada que ver, ni siquiera indirectamente, con el libro objeto de las entrevistas. Normal que m¨¢s de un lector se enfadara conmigo, incluso interpretara que yo hice esas afirmaciones buscando el titular escandaloso para vender m¨¢s libros, cuando realmente no era esa mi intenci¨®n, ni mucho menos.
El que no quiera que le pisen que no vaya al baile, pensar¨¢ m¨¢s de uno al leer lo anterior y no le falta raz¨®n, pero tampoco es osado, pienso yo, exigir al periodista un m¨ªnimo criterio a la hora de ponderar y titular su entrevista, algo que quiz¨¢ es mucho pedir en alg¨²n caso, no tanto por el periodista en s¨ª, que vive de los clics en su entrevista muchas veces, como por el medio para el que trabaja. Que el papel del literato en estos tiempos se aproxime m¨¢s que nunca al que con acidez describi¨® hace ya a?os Rafael S¨¢nchez Ferlosio no significa que valga todo, ni que no se distinga entre escritores y escritores tanto por los entrevistadores como por los propios medios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.