Provocador en jefe
El asesinato del f¨ªsico nuclear iran¨ª aprovecha a Trump, Netanyahu y Mohamed bin Salm¨¢n y enerva el peligro de guerra entre Ir¨¢n e Israel
Al fin dice que se va. Que abandonar¨¢ el Despacho Oval el 20 de enero si Joe Biden obtiene los votos necesarios del colegio electoral. Lo ha reconocido de mala manera ante la pregunta de Jeff Mason, un periodista de la agencia Reuters. Mason inquiri¨® educadamente a Trump por la cuesti¨®n que m¨¢s inquieta a todos, en Estados Unidos y en el mundo, como es saber si cumplir¨¢ con su obligaci¨®n constitucional de terminar la presidencia en la fecha se?alada.
Es la primera ocasi¨®n desde las elecciones en que Trump ha accedido a responder a las preguntas de los periodistas y la pregunta era buena, necesaria incluso, a la vista de las tergiversaciones trumpistas. Pero este presidente definitivamente perdedor no pudo reprimir sus malos instintos y afe¨® al periodista la forma en que le hab¨ªa preguntado.
No quedan m¨¢rgenes para las impugnaciones judiciales, la anulaci¨®n del sufragio por correo o el cambio del sentido del voto de los delegados. Solo queda la capacidad de Trump para enfangar el arranque de la siguiente presidencia. Y nada complicar¨ªa tanto las cosas como un ataque en toda regla a Ir¨¢n que desencadenara una nueva guerra en Oriente Pr¨®ximo. M¨¢s todav¨ªa si as¨ª dificulta a Biden la recuperaci¨®n del acuerdo de desarme nuclear con Ir¨¢n, firmado por Obama y anulado por Trump, que prometi¨® en las elecciones.
Hace apenas 10 d¨ªas, Trump propuso a la c¨²pula militar de la Casa Blanca un ataque a las instalaciones nucleares iran¨ªes. Este pasado fin de semana hubo una reuni¨®n secreta entre el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, y el pr¨ªncipe saud¨ª, Mohamed bin Salm¨¢n, en la que particip¨® el secretario de Estado, Mike Pompeo. Y el viernes un comando sin identificar asesin¨® al padre del programa nuclear iran¨ª Mohsen Fakhrizadeh. Nadie ha reivindicado el asesinato, pero tampoco nadie tiene muchas dudas sobre qui¨¦n lo ha perpetrado y qui¨¦n lo ha autorizado.
Netanyahu ya hab¨ªa hecho todo lo que estaba en su mano para boicotear el acuerdo nuclear. Contaba con el apoyo de Arabia Saud¨ª, enemigo jurado de los ayatol¨¢s en competencia por la hegemon¨ªa regional. Ambos Gobiernos quer¨ªan una soluci¨®n m¨¢s dr¨¢stica, como era el bombardeo de las instalaciones iran¨ªes. No es descabellado deducir que ahora, en sus ¨²ltimos d¨ªas en la Casa Blanca, Trump haya dado luz verde a este asesinato de Estado con la mala idea de dejar una nueva guerra en el Golfo como legado presidencial. El comandante en jefe es tambi¨¦n un provocador en jefe.
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