Concertar con China
Biden retomar¨¢ las alianzas estrat¨¦gicas multilaterales perdidas, mantendr¨¢ la firmeza frente a Pek¨ªn pero con otro tono, menos sonoro
¡°Mi idea de la pol¨ªtica de EE UU hacia la URSS es simple y algunos dir¨ªan que simplista: nosotros ganamos y ellos pierden¡±, explicaba Reagan, antes de llegar a la presidencia en 1980, a Richard Allen, que luego ser¨ªa su consejero de Seguridad Nacional. Reagan acertaba. Acab¨® con la Guerra Fr¨ªa, la gan¨® laminando a la Uni¨®n Sovi¨¦tica; estamos en un nuevo mundo donde la suma cero ya no funciona. Joe Biden, el 46 presidente de Estados Unidos, afronta un dilema similar, como responder al ascenso vertiginoso de China, evitando convertir a un adversario poderoso en un enemigo. Concertar y acomodar a China.
Lo que se llama ya una ¡°segunda guerra fr¨ªa¡± capaz de definir el rumbo del siglo XXI, no ser¨¢ nuclear sino por la hegemon¨ªa tecnol¨®gica y la inteligencia artificial. La pol¨ªtica exterior no ha contado en la elecci¨®n presidencial de EE UU, sumidos en una cat¨¢strofe sanitaria por la pandemia. La batalla contra la covid 19, desatendida y negada por Trump, es la primera prioridad del presidente dem¨®crata.
Pero el dosier de China, el principal reto estrat¨¦gico de EE UU, apremia a la nueva Administraci¨®n. C¨®mo el pa¨ªs acostumbrado a dirigir el mundo desde hace mucho tiempo, que sigue pensando que es una naci¨®n excepcional, digiere el ascenso de una superpotencia. Biden ya ha dicho que su equipo internacional ¡°est¨¢ listo para dirigir el mundo¡±. Viejo pensamiento que no admite el final del momento unipolar de EE UU; el presidente advierte de que ¡°no podemos afrontar los retos del nuevo mundo sin cambiar los h¨¢bitos del pasado.¡± El nuevo equipo de seguridad nacional ha sido copado por competentes hombres y mujeres de la presidencia Obama, dispuestos al regreso de EE UU al mundo, a las instituciones multilaterales abandonadas, y la vuelta de la diplomacia. Pero ser¨ªa un error edificar la nueva presidencia como un tercer mandato del primer presidente negro. La audacia debe de ser mayor.
Las guerras comerciales no son buenas y f¨¢ciles de ganar, ment¨ªa Trump. La desatada contra China la pagan los consumidores estadounidenses. El repliegue de EE UU de la escena mundial es un regalo estrat¨¦gico para China; da?a la imagen mundial de la democracia y de EE UU frente a la eficiencia del modelo autocr¨¢tico chino. Thomas Wright, analista de la Brookings Institution, escribe en The Atlantic la presidencia de Biden es la ¨²ltima oportunidad de demostrar que el internacionalismo liberal es superior al nacionalismo populista.
Desde la hist¨®rica apertura hacia China protagonizada por Nixon y Kissinger en 1972, ning¨²n presidente ha acertado en sus pol¨ªticas hacia el pa¨ªs m¨¢s poblado de la tierra. La ilusi¨®n de que el ascenso econ¨®mico chino dar¨ªa paso a una apertura democr¨¢tica y a la integraci¨®n respetuosa de China en el orden liberal mundial. China no puede ser llevada al colapso como lo fue la URSS de Gorbachov.
EE UU tendr¨¢ que competir razonable y eficazmente con su principal competidor mundial. Biden retomar¨¢ las alianzas estrat¨¦gicas multilaterales perdidas, mantendr¨¢ la firmeza frente a Pek¨ªn pero con otro tono, menos sonoro. Biden y Xi, condenados a entenderse.
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