Nunca es buen momento para el S¨¢hara
Duro futuro han tenido aquellos j¨®venes de mi infancia. Duro futuro tendr¨¢n los que vienen detr¨¢s
Hay lugares que forman parte de tu vida, aunque no hayas puesto el pie en ellos. Mi infancia est¨¢ llena de palabras que evocan el desierto, de la imagen de mi t¨ªo a lomos de un camello, de nombres de j¨®venes saharauis que aspiraban a un futuro mejor. Un futuro que, 45 a?os despu¨¦s de que Espa?a abandonara precipitadamente el S¨¢hara, no solo sigue sin llegar, sino que se ve cada d¨ªa m¨¢s lejos.
La reciente declaraci¨®n de guerra del Frente Polisario contra Marruecos es una huida hacia adelante. Una llamada de atenci¨®n a la comunidad internacional sobre un conflicto que lleva d¨¦cadas congelado, empezando por una misi¨®n de la ONU incapaz de llevar a cabo su cometido: la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Salvo una escalada imprevista, y dadas las enormes diferencias en capacidad b¨¦lica, no dejar¨¢ de ser un grito ahogado en el desierto. Mientras, Marruecos avanzar¨¢ en su pol¨ªtica de anexi¨®n.
El S¨¢hara se ha convertido en el epicentro involuntario del fuego cruzado en la geopol¨ªtica del Norte de ?frica. Para Espa?a, a¨²n sobre el papel potencia administradora, a la debilidad diplom¨¢tica de la retirada ¡ªen plena agon¨ªa de Franco¡ª se sum¨® la necesidad posterior de encontrar acomodos diversos con Marruecos, hoy socio preferente en temas tan cruciales como comercio o migraci¨®n. La generalmente asumida simpat¨ªa espa?ola por el pueblo saharaui se topa con la incomodidad pol¨ªtica que suscita el tema ¡ªaltamente ideologizado¡ª y con la cruda realidad de unos v¨ªnculos que se han ido aflojando con el tiempo. El viejo sentimiento de culpa por una descolonizaci¨®n fallida qued¨® enterrado en la arena. La postura oficial, como no puede ser de otra manera, es la defensa de la resoluci¨®n pac¨ªfica del conflicto en el marco de Naciones Unidas. En plena pandemia, negociaciones con Europa, nueva ola migratoria, Espa?a dif¨ªcilmente va a poner el foco en el antiguo territorio. Pese a ello, Marruecos sigue jugando con gestos pueriles, como plantear que el rey alau¨ª no podr¨¢ recibir a Pedro S¨¢nchez tras la reuni¨®n bilateral que tendr¨¢ lugar en unos d¨ªas.
Para la regi¨®n, el S¨¢hara sigue siendo arma arrojadiza entre Marruecos y Argelia en su disputa por la hegemon¨ªa del Magreb. En medio, un Frente Polisario atrincherado en su raz¨®n legal y moral, sin propuestas viables. La causa saharaui quedar¨¢ ahora aparcada, una vez m¨¢s, por otros conflictos cercanos con mayor poder desestabilizador, ya sea la situaci¨®n de Libia, la insurgencia en Mal¨ª o el conflicto en Etiop¨ªa. Parece que nunca es buen momento para el S¨¢hara, ni para su poblaci¨®n dividida, desesperanzada y cada vez con menos apoyos visibles. Duro futuro han tenido aquellos j¨®venes de mi infancia. Duro futuro tendr¨¢n los que vienen detr¨¢s.
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