El pueblo saharaui no tiene miedo a la burla
La decisi¨®n de Trump y la estrategia de Marruecos incumplen las resoluciones adoptadas por la ONU
El pasado 10 de diciembre y como bomba f¨¦tida ca¨ªda del cielo, irrump¨ªa en la escena saharaui marroqu¨ª la declaraci¨®n irresponsable de Trump. En ella, ofrec¨ªa generoso y risue?o su reconocimiento de la soberan¨ªa marroqu¨ª sobre el S¨¢hara Occidental, uno de los 17 Territorios No Aut¨®nomos reconocidos por la ONU y, desde 1975, ocupado ilegal y militarmente por Marruecos. El hecho en s¨ª mismo y viniendo de donde ven¨ªa no pod¨ªa ser una sorpresa, pues el mundo ha sufrido a lo largo de los ¨²ltimos a?os no pocos insultos a la inteligencia proferidos y ordenados por el individuo en cuesti¨®n. Pi¨¦nsese, por ejemplo, en la verg¨¹enza ajena que todos sentimos al verle re¨ªrse de un reportero que padec¨ªa artrogriposis; en sus rabietas infantiles que dieron lugar al abandono unilateral del pacto nuclear con Ir¨¢n, o en la ignorancia supina expuesta con pelos y se?ales al ofrecernos, a los terr¨ªcolas, su ingeniosa cura de la covid-19 mediante una inyecci¨®n de lej¨ªa.
Desde el punto de vista de la legalidad internacional, el lamentable reconocimiento no es m¨¢s que una ocurrencia de mal gusto que, eso s¨ª, viola los fundamentos del derecho internacional e incumple las resoluciones de la ONU. Precisamente, esta flagrante violaci¨®n del derecho internacional es lo que ha sido destacado y deplorado un¨¢nimemente por muchas personalidades internacionales, pero tambi¨¦n estadounidenses como son John Bolton, exasesor de seguridad nacional de EE UU; James Baker, exsecretario de Estado y enviado especial de la ONU para el S¨¢hara Occidental (1997-2004); el ¨ªnclito Noam Chomsky, o James Inhofe, presidente del Comit¨¦ de Defensa del Senado de EE UU.
Por otra parte, es bien cierto que una vez abierta la veda por Trump, seguramente muchos pa¨ªses de dudosa val¨ªa democr¨¢tica y coherencia institucional aprovechar¨¢n la ocasi¨®n para apuntarse un tanto y repetir fielmente los ademanes de su perro ovejero, lo que de seguro ser¨¢ aprovechado por el reino alau¨ª para reforzar su discurso interno y mostrarse todav¨ªa m¨¢s, si cabe, desafiante y desde?oso con las resoluciones de la ONU y las leg¨ªtimas reivindicaciones del pueblo saharaui. Teniendo en cuenta todo esto, debemos recalcar algunas verdades que, aun siendo perogrulladas, conviene recordar de vez en cuando.
La cuesti¨®n del S¨¢hara Occidental es una cuesti¨®n clara e incuestionable desde el punto de vista del derecho y la justicia internacionales. Su descolonizaci¨®n no se llev¨® a cabo en su momento debido a que la potencia administradora del territorio, es decir, Espa?a, no cumpli¨® con su deber y sus compromisos con el pueblo saharaui y con la comunidad internacional. Ese incumplimiento, considerado por muchos una traici¨®n vergonzosa que Espa?a lleva arrastrando nueve lustros, es lo que engendr¨® una guerra fratricida durante 15 a?os, m¨¢s otros 30 de paz nominal supervisada por la ONU para celebrar, supuestamente, un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n.
Desde el alto el fuego de 1991, Marruecos, el pa¨ªs agresor, ha estado minando sistem¨¢ticamente todos los esfuerzos de la comunidad internacional para celebrar un refer¨¦ndum en el S¨¢hara Occidental. Tras a?os de maniobrar y marear la perdiz, con la aquiescencia de Naciones Unidas y la complicidad de algunos miembros del Consejo de Seguridad, logr¨® en 2007 convertir la raz¨®n de ser de la Minurso [Misi¨®n de Naciones Unidas para el Refer¨¦ndum del S¨¢hara Occidental] en agua de borrajas. Su intenci¨®n era imponer una autonom¨ªa para los saharauis dentro de Marruecos. Desafortunadamente, as¨ª se confirmaban las palabras pronunciadas en 1995 por Frank Ruddy, subdirector de Control del Censo de la ONU para el S¨¢hara: ¡°La influencia marroqu¨ª en la Minurso, est¨¢ demasiado arraigada para ser anulada. La Minurso (...) como instituci¨®n cre¨ªble no es salvable¡±. En los ¨²ltimos 13 a?os, el majz¨¦n marroqu¨ª ha usado todo tipo de malas artes con las que ha chantajeado y comprado a pol¨ªticos e intelectuales de muchos pa¨ªses. Incluso recicl¨® engendros anteriores para crear una formaci¨®n pseudopol¨ªtica llamada Movimiento Saharauis por la Paz que, curiosamente, est¨¢ respaldada por personalidades pol¨ªticas de Francia y Espa?a. Inesperadamente, Marruecos acab¨® rompiendo el alto el fuego en la brecha ilegal de Guerguerat, lo que oblig¨® a los saharauis a comenzar una segunda guerra de liberaci¨®n. Para algunos, esto es un suicidio. Otros, ya llevaban tiempo invitando a los saharauis a aplazar la utop¨ªa y defender la dignidad. Ignoraban que para los saharauis eso equival¨ªa a ¡°aplazar la dignidad de la independencia y defender la utop¨ªa de la integraci¨®n en Marruecos¡± y esto, para una mayor¨ªa aplastante de los saharauis, es algo rotundamente inaceptable.
Si al final se confirma la continuidad de la guerra, probablemente la fase inicial de duelos artilleros dar¨¢ paso a acciones b¨¦licas de gran envergadura. Con los avances tecnol¨®gicos y el gran salto de la industria militar de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, es obvio que este segundo enfrentamiento ser¨¢ muy diferente del primero, adem¨¢s de que siempre cabe la posibilidad de que nuevos actores participen en la contienda. Y a pocas horas de reunirse el Consejo de Seguridad sobre el S¨¢hara Occidental, lo que s¨ª es seguro es que David seguir¨¢ siendo David, y Goliat seguir¨¢ siendo Goliat.
Larosi Haidar es profesor de la Universidad de Granada. Miembro del Observatorio Universitario Internacional sobre el Sahara Occidental (OUISO).
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