El a?o de los europeos
El 2020 ha registrado el ¨¦xtasis de tres crisis brutales: la de la recesi¨®n pand¨¦mica, la de los populismos iliberales internos y asociados y el pulso para despu¨¦s del Brexit
Acaba 2020 como el a?o m¨¢s trascendental para los europeos en este siglo. Aunque a?o corto (empez¨® con la pandemia), ha sido intenso, porque ha registrado el ¨¦xtasis de tres crisis brutales: la de la recesi¨®n pand¨¦mica, resuelta con el salto federal de la deuda com¨²n (eurobonos); la de los populismos iliberales internos (polaco, h¨²ngaro) y asociados (EE UU), saldada de momento por su estrepitosa derrota; y el pulso para despu¨¦s del Brexit, canalizado por el nuevo tratado comercial. Resoluciones, todas ellas, contra pron¨®stico.
Cuando empez¨® la crisis del Brexit ¡ªla ¨²ltima en encauzarse, al filo de la Nochebuena¡ª, hace cuatro a?os y medio, todo eran pron¨®sticos de diluci¨®n, si no de disoluci¨®n. El ejemplo secesionista anglosaj¨®n ser¨ªa imitado. El club se fragmentar¨ªa. Era un paso gigantesco a lo desconocido.
Ocasion¨® la primera negociaci¨®n para reducir la n¨®mina del club, en vez de extenderla: un horizonte de mal ag¨¹ero, pues la din¨¢mica de profundizar en la Uni¨®n ¡ªcon nuevas pol¨ªticas, competencias e instituciones¡ª al comp¨¢s de cada una de las sucesivas ampliaciones es la que se hab¨ªa ido afianzando. A brit¨¢nicos, irlandeses y daneses, a mediterr¨¢neos, a escandinavos, a orientales. Si las hechuras de la casa com¨²n aguantaron esos envites, es porque se ensanchaban, a veces imperceptiblemente, sus costuras, para hacerla m¨¢s amplia y habitable.
Una l¨®gica cartesiana inversa auguraba que el primer adelgazamiento ¡ªy m¨¢s de un socio como el Reino Unido, el ¨²nico real vencedor de la Segunda Guerra Mundial¡ª implicar¨ªa la desarticulaci¨®n, deconstrucci¨®n o dispersi¨®n de lazos comunes. El Acuerdo de Retirada cost¨® sangre, sudor y l¨¢grimas. Y el doble retranqueo de la otra parte descontratante: primero, la renegociaci¨®n de la soluci¨®n irlandesa; a pelota pasada, su puesta en cuesti¨®n en Westminster. Pero alumbr¨® una unidad imprevista e ins¨®lita de los 27, fraguada en el poder de atracci¨®n de un invento en apariencia tan poco seductor como el mercado interior.
Y tras la separaci¨®n vino el calvario del estatuto del posdivorcio, la fase de dise?o m¨¢s enojoso, porque la magia de la relaci¨®n ya estaba quebrada: patria potestad, r¨¦gimen de visitas, uso de bienes a¨²n compartidos... Suele ocasionar la ruptura en astillas, porque el minipimer (la pesca) o el cuadro de la abuela (la gobernanza de los posibles litigios)... esas aparentes peque?eces son muy graves, afloran sentimentalismos y mezquindades. Nos los hemos ahorrado. Sobria haza?a.
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