Luces en Am¨¦rica Latina
Los nuevos movimientos que crecen en todo el continente auguran un cambio pol¨ªtico para 2021
La descripci¨®n de los problemas latinoamericanos se ha convertido en un t¨®pico inevitable cuando se analiza la regi¨®n. Todos comenzamos nuestras propuestas de futuro se?alando previamente media docena de claves estructurales que lastran a la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. La pandemia los ha agudizado casi todos, a?adiendo nuevas dificultades econ¨®mico-financieras para que los Estados reciban ayudas de las instituciones financieras internacionales y hagan frente a esta cat¨¢strofe, m¨¢s grave en Am¨¦rica Latina que en ning¨²n otro continente.
Hay, sin embargo, algunas luces que est¨¢n surgiendo en varios pa¨ªses y que est¨¢n generando movimientos pol¨ªticos esperanzadores. Chile, Per¨², Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Colombia, Cuba¡ est¨¢n protagonizando diferentes conflictos con un denominador com¨²n: juventud urbana, organizaciones sociales de distinto signo, l¨ªderes de opini¨®n, artistas, etc¨¦tera, empoderados todos ellos en las redes sociales y decididos a cambiar situaciones pol¨ªticas anquilosadas en injusticias estructurales o simplemente convocados a rechazar componendas partidarias o corrupciones insoportables.
Son muy leves todav¨ªa. No puede decirse que constituyan un movimiento imparable, pero denotan rasgos comunes. Se trata de universitarios concienciados por la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, hijos de nuevas clases medias surgidas en las ¨²ltimas d¨¦cadas, conectados con el mundo a trav¨¦s de Internet, y portadores de impulsos ¨¦ticos contra situaciones pol¨ªticas o socioecon¨®micas injustas. Dispuestos a cambiar las bases estructurales de sus pa¨ªses. Pueden protestar contra las limitaciones pol¨ªticas del pospinochetismo o contra el sistema partidario del Per¨² o contra la violencia en Colombia o contra la falta de libertades en Cuba y en Nicaragua. No los organizan los partidos pol¨ªticos. Su activismo es al margen de ellos o incluso en su contra. No tienen un fuerte soporte ideol¨®gico, salvo en Chile quiz¨¢s. Es m¨¢s, su protesta es antag¨®nica seg¨²n sea el perfil pol¨ªtico de sus Gobiernos: neoliberal en Colombia o comunista en Managua o La Habana. Pero sus ansias de libertad, democracia, Estado de derecho y justicia social son evidentes.
En Chile han sido capaces de acabar con un sistema democr¨¢tico tutelado y limitado, forzando al Gobierno a un complejo mecanismo de refundaci¨®n constitucional. La chispa la encendi¨® una circunstancia colateral, el precio del billete de metro de Santiago, pero, finalmente, han ganado por mayor¨ªa abrumadora el refer¨¦ndum para la elaboraci¨®n de una nueva Ley Fundamental. En Per¨², obligaron a dimitir a un presidente interino fruto de intereses espurios de los partidos que dominan la C¨¢mara, y est¨¢ por ver si de las elecciones de abril de 2021 no surge con fuerza la renovaci¨®n del marco constitucional que ide¨® Fujimori. En Ecuador, quiz¨¢s una protesta m¨¢s sectorial, los transportistas aut¨®nomos obligaron al Gobierno a retirar la subida del precio del combustible. En Bogot¨¢ las protestas afectan al proceso de paz y a los reiterados asesinatos de l¨ªderes sociales o defensores de los derechos humanos. Las protestas en las tres grandes ciudades del pa¨ªs, Bogot¨¢, Medell¨ªn y Cali, han agrupado a gran parte de la sociedad colombiana. En Nicaragua los j¨®venes quieren simplemente democracia. ?Y en Cuba? Cuba es otra cosa, lo sabemos, pero las protestas del Movimiento San Isidro (MSI) acabaron en una negociaci¨®n con el Gobierno cuando cientos de personas se concentraron frente al Ministerio de Cultura en reivindicaci¨®n de libertad de expresi¨®n, derecho al disenso y cese de la represi¨®n. Tambi¨¦n aqu¨ª es un impulso c¨ªvico surgido de un pensamiento cr¨ªtico en esferas art¨ªsticas y j¨®venes que se extiende en Internet y que clama contra circunstancias bien conocidas.
Los pr¨®ximos a?os ser¨¢n duros, una vez m¨¢s, para Am¨¦rica Latina. El deterioro de sus econom¨ªas aumentar¨¢ la pobreza y la desigualdad. El malestar con la precariedad de su protecci¨®n social y la desconfianza ciudadana hacia partidos e instituciones impulsar¨¢n protestas y movimientos sociales alternativos. Todo ello en un contexto de enormes fracturas pol¨ªticas en el interior de los pa¨ªses y tendencias polarizantes muy peligrosas. Parece como si la pol¨ªtica latinoamericana estuviera condenada a moverse sobre los extremos del tablero ideol¨®gico y experiencias ya fracasadas. Muchos pa¨ªses necesitan un viaje a la centralidad social, abandonando populismos a derecha e izquierda, consolidando sus democracias y reforzando el Estado de derecho como condici¨®n previa para el crecimiento, la cohesi¨®n y el bienestar social.
Muchos partidos pol¨ªticos en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina necesitan ser renovados por estos impulsos c¨ªvicos que est¨¢n surgiendo en la nueva sociedad latinoamericana. Muchos dirigentes pol¨ªticos necesitan conectar y escuchar a esta sociedad din¨¢mica y exigente, e integrar a sus l¨ªderes en los puestos de representaci¨®n y en sus estructuras org¨¢nicas. La clave de estos fen¨®menos ser¨¢ que los sistemas pol¨ªticos sean capaces de asumir e integrar estos impulsos cr¨ªticos. El ejemplo chileno es el m¨¢s paradigm¨¢tico porque ha dado lugar a una transformaci¨®n del marco jur¨ªdico-pol¨ªtico, pero en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina su influencia puede ser determinante en las elecciones del periodo 2021-2022 en el que cambiar¨¢n casi todos los Gobiernos de Am¨¦rica Latina.
Ram¨®n J¨¢uregui es presidente de la Fundaci¨®n Euroam¨¦rica.
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