Balance at¨ªpico
El Gobierno sortea el Parlamento, que es el lugar para rendir cuentas
La comparecencia que el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, realiz¨® ayer despu¨¦s del ¨²ltimo Consejo de Ministros del a?o 2020 aport¨® la novedad de contar con un informe de rendici¨®n de cuentas sobre el grado de cumplimiento de los compromisos adquiridos en la investidura que refuerza la voluntad de transparencia del Ejecutivo. Aunque este primer intento ha dejado mucho que desear, tanto por carencias metodol¨®gicas (que los expertos han propuesto pero se han dejado para otra ocasi¨®n) como por su contenido concreto, poner a disposici¨®n informaciones y revelar los datos con los que el Gobierno trabaja ayuda a fortalecer la confianza ciudadana en las instituciones. La rendici¨®n de cuentas no solo contribuye a fiscalizar la labor realizada por el Ejecutivo, tambi¨¦n ejerce un control de tipo preventivo sobre el mismo.
La mejor transparencia, sin embargo, tiene que darse en las relaciones del Ejecutivo con el Legislativo, y de ah¨ª trasladarse a la opini¨®n p¨²blica. Una rueda de prensa no es, por tanto, el lugar m¨¢s adecuado para realizarla; deber¨ªa hacerse en el Congreso de los Diputados en tanto que es sede de la soberan¨ªa nacional. Tampoco el examen que se ha hecho el Gobierno a s¨ª mismo puede soslayar el ejercicio de control al Ejecutivo que en democracia se realiza en sede parlamentaria y se ejerce fundamentalmente por la oposici¨®n.
La austeridad y limitaci¨®n num¨¦rica en las comparecencias realizadas en el marco de las instituciones para expresar balances tangibles ha sido la norma en las democracias m¨¢s avanzadas de nuestro entorno. Por el contrario, una sobreexposici¨®n medi¨¢tica entendida como remedio m¨¢gico a todos los problemas pol¨ªticos corre el riesgo de banalizar un ejercicio fundamental en democracia como es la rendici¨®n de cuentas, que no es otra cosa que mostrar lo que el poder hace y tiene previsto hacer.
Ese ejercicio implica autocr¨ªtica ¡ªy la cr¨ªtica de la oposici¨®n¡ª, algo que falt¨® en un balance del a?o que ni jerarquiza las medidas adoptadas, ni mide su eficacia ni est¨¢ sujeto a verificaci¨®n independiente, con lo que pierde gran parte de su valor y se convierte en una generosa autoevaluaci¨®n. La excepcionalidad del momento la da el n¨²mero de v¨ªctimas provocadas por el coronavirus, y el presidente obvi¨® que Espa?a ha sido uno de los pa¨ªses del mundo donde la pandemia ha sido m¨¢s dura. El Gobierno espa?ol, como muchos otros, se vio desbordado. La covid-19 ha puesto de manifiesto una gran cantidad de elementos que necesitan mejorar.
Merece un balance positivo el escudo social activado para frenar los efectos devastadores de la crisis econ¨®mica y social, aunque siga sin delimitarse una hoja de ruta de pol¨ªticas activas para la recuperaci¨®n. El Ejecutivo ha acertado en medidas clave para proteger el empleo y el tejido empresarial, pero esto en gran medida fue posible gracias a que la Uni¨®n Europea y el Banco Central Europeo han sido un sost¨¦n fundamental ante la crisis.
En cuestiones pol¨ªticas, la oposici¨®n parece no haber entendido la gravedad de la situaci¨®n, pero el Ejecutivo tampoco se ha esforzado por tender puentes. La deslealtad de Pablo Casado en la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial no justifica la torpeza con la que el Gobierno ha abordado esta materia. La din¨¢mica de enfrentamiento entre el Gobierno y la oposici¨®n parece haberse llevado al interior del Ejecutivo con las indisimuladas discrepancias y tensiones escenificadas por el socio minoritario de la coalici¨®n.
El a?o que ahora llega a su fin ha terminado por ser uno de los m¨¢s divisivos de la historia de nuestra democracia. Corresponde al Gobierno generar un clima de consenso para afrontar los dif¨ªciles retos que quedan por delante y a la oposici¨®n facilitarle el camino para tal fin. Para eso es necesario llegar a acuerdos transversales y salir de estrategias pol¨ªticas cortoplacistas ancladas en la situaci¨®n anterior a la pandemia. En ese sentido, es motivo de celebraci¨®n que el Gobierno pretenda sacar adelante una ley que regule la Corona para evitar las situaciones vividas con el rey em¨¦rito durante este a?o y que el PP haya tendido la mano para ello. Espa?a ha pasado de pantalla y es momento de aunar fuerzas.
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