El papa Francisco no es profeta en su tierra
La legalizaci¨®n del aborto en Argentina es el ¨²ltimo punto de una l¨ªnea impresionante que arranc¨® en 1983, con el regreso de la democracia
En agosto de 2018, el Parlamento argentino debati¨® por primera vez la legalizaci¨®n del aborto. En ese entonces, la senadora Gladys Gonz¨¢lez estaba embarazada de su cuarto hijo. ¡°Lo deseo con todo mi coraz¨®n¡±, dec¨ªa. Gonz¨¢lez es cat¨®lica practicante, pero, al mismo tiempo, hab¨ªa difundido su decisi¨®n de votar a favor de la propuesta. Recibi¨® entonces cientos de mensajes amenazantes. ¡°Vamos a rezar para que vayas al infierno¡±, le dec¨ªan. ¡°Dios te va a castigar¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s de votar, Gonz¨¢lez perdi¨® el embarazo.
¡°Cre¨ª que Dios me hab¨ªa castigado¡±, cont¨® la senadora el martes pasado, al fundamentar por qu¨¦ estaba a punto de votar otra vez a favor de la legalizaci¨®n. ¡°Me refugi¨¦ mucho en la oraci¨®n. Luego entend¨ª que ten¨ªa 45 a?os y que mis ¨®vulos eran demasiado d¨¦biles para concebir. Pero entend¨ª fundamentalmente que el Dios en el que creo no es un Dios que castiga, es un Dios que ama, que es amor, compasi¨®n, esperanza¡±.
A medida que avanzaba en su fundamentaci¨®n, quedaba claro que Gladys estaba decidida a debatir no solo sobre las razones que justifican que el aborto sea legal, sino tambi¨¦n sobre qu¨¦ significa ser cat¨®lica. ¡°?Ustedes realmente creen que es cristiano condenar a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo? Yo no lo creo y no quiero hacerlo. Hoy quiero preguntarle a mi Iglesia: ?No ser¨¢ hora de que hagamos una autocr¨ªtica, de que nos preguntemos por qu¨¦ tardamos tanto en entender la necesidad y la importancia de la educaci¨®n sexual? ?No ser¨¢ hora de preguntarnos por qu¨¦ nuestras mujeres cat¨®licas abortan, de mirarnos hacia adentro y preguntarnos qu¨¦ estamos haciendo mal que el mundo se aleja cada vez m¨¢s de nuestra fe y elige otras espiritualidades? ?Por qu¨¦ queremos imponer por ley algo que no pudimos hacer por nuestras propias ense?anzas religiosas? ?Por qu¨¦ queremos imponer castigo y criminalizar con la vara de nuestra religi¨®n, cuando no pudimos hacerlo con nuestra fe y nuestra oraci¨®n para nuestros propios fieles?¡±.
Gladys Gonz¨¢lez fue a un colegio religioso. ¡°Me bautizaron, tom¨¦ la comuni¨®n y la confirmaci¨®n, viv¨ª en pensionados de religiosas y sol¨ªa frecuentar un centro del Opus Dei. Crec¨ª con el precepto de que deb¨ªa llegar virgen al matrimonio y de que el sexo era fundamental para procrear¡±. Desde ese lugar, interpel¨® a la jerarqu¨ªa de la Iglesia, y se atrevi¨® a poner en cuesti¨®n cu¨¢l ser¨¢ el verdadero pensamiento de Dios sobre el asunto.
La Argentina es conocida en el mundo por Maradona, Messi, Evita, su econom¨ªa fallida, y por el papa Francisco, que acaba de recibir un golpe muy grande. Nadie es profeta en su tierra: nunca tan bien dicho.
La legalizaci¨®n del aborto es el ¨²ltimo punto de una l¨ªnea impresionante que arranc¨® en 1983, con el regreso de la democracia. Por entonces, dos personas que se dejaban de querer, no se pod¨ªan divorciar legalmente. Ahora, dos personas que se aman pueden casarse aun si son del mismo sexo.
En la Argentina de los ochenta, la madre no pod¨ªa decidir nada sobre sus hijos: la patria potestad le pertenec¨ªa enteramente al padre. Desde aqu¨ª, parece un hecho prehist¨®rico. En la Argentina actual una persona que nace con pene puede decidir que es mujer y elegir el nombre que llevar¨¢ su documento, y lo mismo con una persona que nace con vagina y decide ser var¨®n. Con la legalizaci¨®n del aborto, adem¨¢s, se coloca entre las democracias de avanzada del mundo y, junto con la vecina Uruguay, en el punto de partida de un debate que est¨¢ destinado a sacudir a todo el continente. Si uno mira solo esto, la Argentina ha dado un salto impresionante. Claro, el drama social que lo acompa?a refleja que adem¨¢s de estos ¨¦xitos, la democracia argentina tuvo fracasos dram¨¢ticos.
En todos estos a?os, la Iglesia de la que surgi¨® el papa Francisco se opuso tenazmente a cada uno de los avances: antes de la legalizaci¨®n del aborto, al divorcio legal, a la patria potestad compartida y al matrimonio igualitario. Cuando se discuti¨® esto ¨²ltimo, Francisco, que por entonces se llamaba Jorge Bergoglio y era el arzobispo de Buenos Aires, difundi¨® una carta donde lo defin¨ªa como el plan del demonio. A?os despu¨¦s, ya instalado en el Vaticano, empez¨® a girar y, como se sabe, respald¨® la uni¨®n civil entre homosexuales, un paso previo al matrimonio, y varias veces sostuvo que no se debe juzgar las preferencias sexuales ajenas.
Durante la discusi¨®n sobre el aborto, el Papa varias veces se refiri¨® como ¡°sicarios¡± a los m¨¦dicos que aceptaban participar de la interrupci¨®n de un embarazo. ¡°No se puede resolver un problema contratando a sicarios para que maten a alguien¡±, dec¨ªa. Pero qui¨¦n sabe. Dios ha cambiado de opini¨®n tantas veces ¨Csobre si la tierra gira alrededor del sol o todo lo contrario, por ejemplo¡ªque podr¨ªa ser que el Papa, en alg¨²n momento, entienda que encerrar en una c¨¢rcel a una mujer que decidi¨® interrumpir un embarazo no es un gesto precisamente muy sensible.
Gladys Gonz¨¢lez, entre millones de mujeres cat¨®licas, se lo han empezado a reclamar.
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